6. Malestar

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Fue verdad o solo otra mentira, se preguntaba el locutor.

Movió su cabeza de un lado al otro, ya faltaba poco para que los ángeles hicieran su aparición y el tuviera que pelear con el líder. El primer humano y justo su ex-pareja tenía el mismo nombre, al parecer se iba a desahogar.

Primero tuvo que resolver los problemas amorosos de su querida socia pero gracias a Rossie fue fácil de lograr y Carmilla pues... se dividieron la ganacia de la apuesta.

Ya estaba claro que Vaggie era un ángel, y el todavía no entendía como nadie se dio cuenta hasta ahora.

No voy a lamentar esto río para esperar con ansias que el de mayor rango rompiera su barrera y viniera a por el.

Y lo logró, preguntando quien era, dando el primer golpe para seguir por el segundo.

Nunca te haría daño esas palabras le vinieron a la cabeza, su voz se le hacia tan familiar.

No, no podía bajar la guardia.

Aunque no era el único que estaba inquieto, Adam lo empezó a observar de pies a cabeza intentando buscar la razón de porque se le hacia tan familiar.

Hey Adam, ¿por qué tan distraido? Se te subieron los celos recordo por un instante a su pareja, esa voz era igual al de su amado locutor, solo que con la estática de radio, el lo espero siempre en la entrada del cielo donde aparecían las nuevas almas pero aquel joven de Nueva Orleans nunca llegó por esas puertas.

Adam, cariño, estas muy distraido hoy, deberías ir a descansar ¿por qué justo ahora empezaba a escuchar? Parecía estar cerca pero a la vez tan lejos.

Y ahí estaban, dos conocidos en vida peleando por diferente razón. Claramente no se reconocían pero en su interior algo les decía que pararan pero se negaron a ceder.

Te falta disciplina, control y lo peor, eres distraido dijo para burlarse y dar otro golpe al ángel, de alguna forma logró romper un pedazo de la máscara del mismo, logrando ver la mitad de su rostro.

Adam... su tono salió entrecortado. Su voz no tenía la estática de siempre era la misma de cuando estaba en vida.

El exorcista quizo responderle, tal vez lo hizo pero los pequeños demonios del locutor lo tenían ocupado.

¿Alastor? El contrario solo le mostró una sonrisa con pequeñas gotas de agua acumuladas en sus ojos.

—No es verdad, dime que no es verdad -le preguntaba-

No podía crer que su último amor estuviera en el infierno, lo miro fijamente pero el cervatillo a parto su mirada del mismo para dar otro golpe.

—Sigues siendo el mismo distraido de siempre -hablo con un poco de risa aun cuando las lágrimas caían por sus ojos-

El sabía que el maldito de Vox los estaba viendo, no se iba a lamentar y causó interferencia para que no los pudieran ver más. El televisor andante maldijo para sus adentros mientras Velvet tenía ganas de hecharle una cubeta de agua encima para que se calmara.

—No deberías estar en infierno, se como eres, no... -fue interrumpido-

—¿Sabes como soy? Adam... tu me abandonaste, te fuiste sin darme una razón del porqué -sus expresiones cambiaron- Me dejaste cuando más te necesitaba, tranquilo te protegeré, no dejare que te suceda nada, estaré siempre contigo.

Alastor empezó a repetir cada palabra que le dijo el humano antes de irse.

El lugar se quedó callado.

—Olvidalo, si tengo que ver tu cara preferiría morirme, enserio pensé que tu estabas en el cielo -el mayor lo miro- pero no de ese modo.

Todavía salían lágrimas de sus mejillas, sabía el porque y no quería entender, y Adam solo lo miraba.

El era culpable de su dolor y se odiaba por eso. Pero querer limpiar esas lagrimas y cambiarlas por unas de felicidad, por su padre que le entregaría su alma al diablo para que eso pasara.

Y las manos de la primera persona que amo se posaron en sus mejillas, el se recostó a gusto del contacto y el calor que le proporcionaba. Sus manos se pusieron encima de las del que vino del cielo para matarlo y las bajo.

Gracias... fue lo último que pronuncio.

No se dijo más y se fue como sombra a otro lugar, creo otra barrera para contraatacar a los ángeles que recién empezaban a llegar y poder matarlos con sus tentáculos. Su corazón se estaba haciendo trizas, tal vez el dolor le estaba ayudando demasiado en ello.

Viendo desde la parte más alta del hotel como el mismo se desmoronaba no le hizo gracia, su sombra lo miraba preocupado para mostrarle una sonrisa cocida.

Maldita sea el amor que me toco vivir hablo para pararse y acabar con el exterminador que llegaba por la espalda de Charlie.

—Alastor -pronuncio sorprendida-

—Querida no es momento de distracciones -hablo para decapitar a otro- donde esta el maldito de tu padre que no se aparece -pregunto con enojo, ya le valía si hablaba con formalidades-

Los demás del hotel lo vieron con sorpresa, uno de los overlord más temidos maldiciendo al rey del infierno.
Husk solo pudo enorgullecerse sabiendo que el fue el que le enseñó las groserías.

No duró mucho la felicidad, el locutor se arrodillo en el suelo no podría mantener el escudo por mucho tiempo y eso le estaba costando.

Ahg... se quejo por el dolor que empezaba a sentir en su abdomen.

La menor se sorprendió y todos voltearon a mirarlo sin bajar la guardia.

Ignoren esto y sigan con lo suyo el dolor aumentaba de intensidad.

Charlie juro que si el infeliz de tu padre no llega lo iré a buscar por mi mismo una gota de sudor cayó por la mejilla de la contraria, nunca había escuchado la voz enojada de su socio y si que daba miedo.

La barrera se rompió, Lute estaba pelando justamente con Vaggie, Lucifer había llegado y Adam todavía estaba en shock por lo que acababa de pasar. La persona que amo en el mundo de los vivos ahora mismo estaba en el infierno, escucho a lo lejos un quejido.

Sus ojos se abrieron de par en par al ver al overlord arrodillado con una mano en el abdomen, el estaba sufriendo por su culpa.

Amores Prohibidos Pero No ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora