13. Amarte

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Se suponía que nadie debía enterarse del golpe en su mejilla, pero no era como que el color ayudara.

Ya era de mañana, lo único que lo podían despertar eran los rayos del sol falso y los regaños de su amigo felino por haber tomado. Todos tenían resaca y el único que sabía cocinar era el locutor.

Solo pudo bajar las orejas esperando a que acabara de hablar, no obstante sintió como lo agarraban del rostro. Y ahí estaba, Husk con una cara de preocupación moviendo su cabeza de diferente manera para ver el daño en su rostro.

Pero que mierda Al.... No quería responder, tampoco salir, ya que al verse al espejo su lado izquierdo tenia una tonalidad verdosa, ¿tanta fuerza tenia el gobernante del infierno? Olvídenlo, claro que la tenía, era una creación de Dios, el ángel favorito.

—Estoy indispuesto en estos momentos mi estimado amigo -hablo sacando las manos de sus mejillas- en verdad, créeme, no quieres saber lo que paso.

El felino no dijo nada.

—Que esta vez Lucifer se encargue necesito descansar, por favor -volvió a suplicar sin esfuerzo-.

El bar tender solo pudo suspirar, mientras el ciervo le sobaba la cabeza. Se dirigió a la puerta y se fue, al poco tiempo volvió con unos panqueques en mano para que comiera, pero no era como si el apetito estuviera a la vuelta de la esquina.

Lo dejo de lado, solo quería dormir.

Al menos hasta escuchar su puerta abrirse y tener que ver a dos personitas que claramente no quería. Su querida socia Charlie y el miserable del gobernante.

Pero bueno, que se podía hacer si fácilmente pudo irse a otro lugar.

Maldición dijo para sus adentros.

Solo pudo darles una sonrisa a su estimada para ignorar por completo a su rey. Ya estaba bien que le debería respeto al ser solo un súbdito más de ese lugar, pero digamos que no quería dársela.

—¿Qué los trae por aquí? -hablo un poco enojado sin dejar su sonrisa- que yo recuerde le deje muy en claro a Husk que no quería que nadie entrará.

La princesa solo pudo sonreírle, para que al final esa curvatura de sus labios se difuminada con la observación de un golpe en el rostro de su socio.

¡¿Pero qué te pasó Alastor?! !¿Quién te hizo eso?! Pregunto dándole la bandeja a su padre que tenia en sus manos, acercándose a toda prisa al mayor, agarrándolo de los hombros y cuestionando que aconteció a lo sucedido.

Alastor ahora mismo estaba debatiendo si decirle o no. Pero luego pensó que tal vez Lucifer pudo haber sido una mala pareja pero como padre nunca le fallo a Charlie.

Tuvo que negar con la cabeza, quitando las manos de su socia de sus hombros.

—No es nada querida, solo un pequeño desacuerdo con un conocido -dijo con su respectiva sonrisa- uno del cual claramente prefiero que no sepas.

Primero dudo.

—¿Fue el pecador que bailo contigo? -Lucifer trago saliva-

—No mi estimada, es sería incapaz de eso -respondió con una sonrisa en sus labios recordando la noche anterior-  fue otra persona -la menor tenia cara de decepción-

En esos momentos solo pasaba por su cabeza de señorita que tal vez Alastor pasaba lo mismo que Ángel, pero... ¿Quién seria capaz de dañar al demonio de la Radio?

Claramente la respuesta estaba a su lado, pero estaba ciega, si no pudo ver las claras señales de que su novia era una caída menos eso.

Cariño podrías dejarme intentar algo hablo su padre para decirle que saliera de la habitación y que no se preocupara más.

Se miraba confundida pero acepto.

La princesa cerró la puerta y solo quedaron dos amantes en la habitación. Claro que antes de que hablara Alastor le mando uno de sus tentáculos para darle un golpe.

Asmael no se movió, mejor dicho los recibió. Se reincorporó y se sentó en la esquina de la cama, el era el único a parte de Adam que sabía que esas bellas orejas de cervatillo cuando se movían eran signos de molestia.

Lo agarro de la mano, el más alto se tenso.

Primero vería que intentaba hacer, si no recurrirá al método dos, escapar como sombra.

Porque pedirle ayuda a la hija del mismo era ponerse en contra de su orgullo, y eso nunca pasaría.

—Ese golpe es mío ¿verdad? -dijo sin intentar mirarlo a los ojos-

—Fíjate que no, es de Adam -el más bajo lo miro, el solo pudo arrebatar sus manos- Lucifer por favor... ¿Acaso los patos te comieron la cabeza?

Se paro de la cama aún un poco adolorido en la parte de la espalda, pero eso era por otra cosa.

—¿Quién fue el que me levanto la mano? -Lucifer solo lo miraba- Tu! Cabeza de mosca, ¡¿eres acaso tontín de blanca nieves?!

Olvídalo, yo me voy de aquí no quería tener nada que ver con aquel tipo, ahora mismo tenía a alguien que lo amaba, solo podía esperar su próxima visita al infierno y la información que le proporcionaría de Lilith.

—He calmado, vine a arreglar las cosas -hablo parándose de igual manera-

—Arreglar ¡¿qué?! -cada vez su mínima calma que le quedaba empezaba a tomarse vacaciones- Mira tu y yo no-

No termino.

Lo estaban besando, jalado de su prenda superior para estar a la altura.

Volvamos a estar juntos, te lo ruego Al, me matan los celos cuando pienso en que estarás con Adam dijo en su oído.

¿Es enserió? ¿Solo me ves como una pertenencia? Respondió indignado.

Que se podía hacer, lo aparto por los hombros y le beso la frente.

Es el final Lucifer, adiós.. ya solo quedaba el rey del infierno en el lugar.

Ahora tenía que ir con Rossie para quitarse el mal sabor de boca, no era tan malo, pero no estaba en su cabeza la más remota idea de serle infiel a su pareja.

El lo iba a respetar y si no volvió aún así lo iba a esperar, como siempre lo hizo.

¿Pero qué pasó? Sus orejas estaban temblando, sus mejillas de una tonalidad rosa, sentado en un rincón desolado que sólo el conocía.

Donde nadie encantaría al overlord en su punto más débil para hacer de la suyas.

¿Por qué era tan difícil seguir? El sabía que amaba a Adam, pero aún así ¿esperaba a Lucifer? Malditos amores, solo traen sufrimiento, solo esperaba que allá tomado una buena decisión, si no...

Sería el primer humano solo una herramienta más para acabar su contrato.

Amores Prohibidos Pero No ImposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora