-¡Les doy la más cordial bienvenida al palacio, princesa Maddie - la princesa regalo una sonrisa a quien le daba la bienvenida, ni más ni menos que el emperador
-Es un honor poder visitarlos - menciono realizando una pequeña reverencia con la cabeza
Emma estaba detrás de su padre, tenía un mal presentimiento, había escuchado los diferentes rumores que se había creado con respecto hacia aquella omega, todos sabían que ella no tenía alguna clase de lazo del destino, todo debido a sus actos, además de su actitud tan mala hacia los demás, pero está vez se veía como la omega más feliz del mundo.
-Permítame presentarle a mi hijaz la princesa Emma Myers - la Omega dirigió su vista hacia aquella princesa, la contraria de inmediato le dedico una sonrisa débil
-Un honor conocerla princesa
-El honor es todo mío - aunque claro para Emma no lo era del todo
-Permitanme darles unos regalos, he escuchado que ha reclutado a una nueva guardia - la princesa le habían brillado los ojos al decir aquello, Emma no paso desapercibido el total interés de la princesa
-Por supuesto - respondió su padre
-Eso es más que fantástico, he traído unos obsequios para ellos
De inmediato el rey mando a llamar a la guardia, los tres alfa junto a el beta se acercaron esperando que hubiera alguna clase de mandato, pero en cambio a sus manos llegaron los obsequios todo eras distintos. Percy recibió una daba con empuñadora a besa de madera de caoba, Hunter había recibido un arco de lo más resistente, Georgie había recibido un libro de pasta dura gruesa, mientras que Jenna había recibido unas galletas caseras.
Todos quedaron en gratitud al recibir tales obsequios.
La princesa se había quedado allí por un par de horas, de vez en cuando miraba hacia la alfa líder, quién aún no había probado bocado alguno de las galletas y en verdad que quería que lo hiciera, debía admitir que la hechicera Christiana tenía total razón de haber mencionado que esa alfa es apuesta y perfecta para ella.
Ni siquiera podía imaginarse que una princesa como Emma pudiera estar enlazada a una alfa tan poderosa como aquella, la alfa líder, la más fuerte, la mejor.
Cuando por fin habían terminado de tomar algo de té mientras disfrutaban de la plática entre ellos, la princesa se retiró, Emma por fin se sentía aliviada de ver qué ella se fue, había notado como miraba a Jenna, pero por supuesto la alfa no le prestaba nada de atención, lo que la hacía sentirse incluso más aliviada.
-¿Gusta que la escolte a su habitación princesa? - la Omega miro hacía la alfa líder quién se mantenía en un semblante serio
-Me encantaría que lo hagas, Jenna
Ambas siguieron su camino por el pasillo que conducía hacia la respectiva habitación de la princesa, Jenna había notado que Emma estaba más concentrada en sus pensamientos, y eso le preocupaba.
-¿Pasa algo, princesa?
-Nada - pero claro que estaba pasando algo, estaba asustada, como si algo dentro de ella le estuviera diciendo que no debía alejarse de Jenna ahora mismo, que no debían de estar separadas está vez que debía de ver todo lo que hace, no entendía porque se sentía de aquella manera, pero tal vez solo eran imaginaciones suyas, debía dejar de preocuparse - No te preocupes, solo estoy algo cansada
-¿Quiere que pida un té de hierbas para que se relaje, princesa?
-No, descuida, estoy bien - Emma diviso su habitación - Será mejor que duerma un poco
-Esta bien, princesa, si necesita algo, no dude en decirmelo
-Gracias, alfa - Emma le regaló una sonrisa a la alfa líder, y por primera vez había sido correspondida, haciendo a la Omega sentirse tan cálida en aquel momento
-Descanse
Jenna se retiró
Su camino siguió hasta dar con su habitación, y cuando entro se percató del regalo que la princesa le había dado, suspiro, se preguntaba porque a ella le había dado galletas, no es que sintiera envidia por los regalados de sus compañeros, pero se sentía algo extraña, pero lo agradecerio, apenas y había probado un bocado en todo el día, así que unas cuantas de esas galletas no le harían nada mal.
Jenna dio un mordisco a una de ella cuando por fin la trago, una tos inminente la atacó de repente, haciendo que se inclinará ha ia adelante, no lo entendía no siquiera se había atragantado, con cuidado se sentó en el suelo, se sentía mareada, demasiado, coloco su mano sobre su frente, no se percató que sus ojos brillaron en un rosa brillante, y cuando estos dejaron de iluminarse, se desmayo en el suelo.
El lazo del destino había sido completamente destruido y enlazado hacia alguien más.
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La Omega Que Rechazo A Su Predestinada (Jenma O Jemma)
Romansa-¡No soy tu Omega!, deja de pensar esas cosas, no eres más que un fastidio para mí, además ¡tu! No serías digna para una omega como yo. En ese momento, Jenna había sentido como la opresión en su pecho se había hecho cada vez más grande, escuchar aqu...