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──Ya podemos irnos

──No te olvides que tenemos que pasar por mis cosas

──Esta bien Mei── respondo y nos dirigimos rumbo a su antiguo departamento. Una vez que ella saco todas sus cosas y le dejo la llave al portero nos fuimos a la casa de mi madre.

──Ya estamos aquí

──Me alegra que hayan podido venir

──Solo Mei se quedará, yo tengo cosas que hacer

──Pero-

──¡Mei tengo trabajo, no todo el jodido día me la pasaré contigo!

──¡Katsuki no le vuelvas a gritar así a la madre de tu hijo!

──Ya me voy── respondo y salgo de la casa, una vez dentro del auto suelto un fuerte suspiro y enciendo el radio para escuchar un poco de música en lo que controlo mi ira, solo entonces recuerdo en como trate a Mei y espero que no se moleste conmigo en la tarde.

🍃🍃🍃

──Lo siento

──No se preocupe. Bakugō trajo esto── respondo extendiendo la bolsa con el postre.

──Muchas gracias linda, quieres una rebanada

──Claro

──Bien, vayamos al patio a conversar── respondió y yo la seguí hasta el patio, donde una empleada nos llevó té y las rebanadas del postre. Todo el día nos la pasamos riendo y conversando sobre los cuidados que debía tener en mi embarazo y en el como era Katsuki cuando era un niño. Cuando estaba comenzando a anochecer entramos a la casa y le ayude a preparar la cena.

──¡Estoy en casa!

──Buenas tardes Masaru-san

──Oh, hola Mei. Me alegra verte por aquí ¿Katsuki vino contigo?

──No, tuvo que ir al trabajo

──Bueno. ¿Cómo te sientes?

──Bien, se siente raro pero dentro de lo que cabe estoy bien

──Me alegra

──¡Ya llegué!── gritó Katsuki desde la entrada y se metió a la casa. ──Mei ya es hora de irnos

──Aún no se pueden ir

──Bruja no empieces, estuviste todo el día con ella

──Se van a quedar a cenar

──Tengo comida en mi casa── Katsuki me tomo del brazo y estaba por sacarme de la casa cuando fue detenido por su madre.

──He dicho que se quedarán a cenar, o me veré obligada a atarte a la silla y darte en la boca

──No puedo creer que me hagas esto── respondió soltando mi muñeca y se sentó en la silla. ──Más vale que tú comida esté buena

──Vamos Katsuki relajate. Mei ya puedes sentarte── hice lo que me pidió y espere a que nos sirvieran la comida. Una vez que terminamos le ayude a Mitsuki a recoger la cocina y después nos despedimos.

──Nos vemos luego

──Adiós, cuidense mucho

Katsuki me llevo hasta el auto y una vez dentro solté un suspiro y baje un poco el vidrio.

──Lamento lo de hoy, necesito tenía porque desquitarme contigo

──Tranquilo, te sentías frustrado y entiendo que a veces suelo ser irritante e insoportable

──Oye no digas eso, es sólo que no estoy acostumbrado a tener a alguien mas conmigo

──Si quieres puedo irme a vivir con Miko

──No, no ya te lleve a mi casa. Sería de mala educación sacarte solo porque si

──¿Qué es lo que te preocupa?

──¿A mí? Nada, cómo sea vayamos a casa── asentí y dirigí mi vista al frente, viendo las luces de la ciudad iluminando la oscuridad. Una vez que llegamos me senté en el sofá y el perro se acostó en mis piernas.

──Hola lindo, ¿Cómo te portaste? Espero que muy bien, eres una cosita linda y hermosa── me puse a jugar con el perro y a los pocos minutos volví a sentir las ganas de vomitar, así que me pare y fui corriendo al baño.

──¿Mei estás bien?── escuche que gritó Katsuki una vez que estuve dentro del baño. Me hinque y comencé a vomitar, Katsuki abrió la puerta y se quedó parado. ──¿Estás bien? ¿Te hizo daño la cena?

──Estoy bien, tu madre dice que las náuseas son normales. Por lo que me dijo es que se me quitarán hasta el cuarto mes

──Está bien, date una ducha

──A sus órdenes── respondí y subí las escaleras hasta nuestra habitación, una vez dentro busque la ropa que use como pijama y me metí al baño. Saliendo encontré a Katsuki hablando por teléfono y dando vueltas a toda la habitación solo con un short y nada arriba. Me le quede viendo unos minutos y después reaccione haciendo que el calor se me subiera hasta las mejillas y me tape la cara chocando con el mueble.

──Mierda. ¿Mei estás bien?

──Si, creo que sí

──Debes de tener más cuidado o puedes lastimarte

──Si── respondí y sentí como quito la toalla de mi cara.

──Ve a acostarte── asentí y me ayudó a pararme, una vez acostada encendió el televisor y salió del cuarto para continuar con su llamada.

𝗠𝗮𝗱𝗿𝗲 𝗱𝗲 𝗮𝗹𝗾𝘂𝗶𝗹𝗲𝗿 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora