miguel cancel

201 11 2
                                    

Miguel y yo habíamos estudiado juntos desde que había entrado a la primaria, éramos los únicos a los que no cambiaban de paralelo y si lo hacían, siempre nos tocaba en el mismo. Sin embargo, muy pocas veces nos habíamos dirigido la palabra.

Nuestro curso siempre estaba compuesto por 20 niñas y 20 niños, de los cuales se formaban grupos muy marcados e inseparables, y como supondrán, Miguel y yo no pertenecemos al mismo círculo social.

Pero, a pesar de eso, lo conozco bastante bien. Se que sus ojos están rojos porque se desvelo haciendo la tarea de matemáticas, o que su sonrisa en el cambio de hora significa que toca inglés, su materia preferida, y también que cuando no hace una tarea finje buscarla en su mochila para luego decir que la olvidó.

Los pupitres son compartidos, es decir, siempre van dos estudiantes sentados en el, mi compañera es Laura, pero hace una semana que no viene por lo que me he estado sentando sola.

En el pupitre de atrás se sienta Jhonny y Charlie, quienes son los mejores amigos de Miguel, y como el asiento a mi lado esta desocupado, Miguel aprovecha para sentarse allí y hablar con ellos mientras los profesores estan distraídos o simplemente se ausentan, está es una de esas ocasiones.

Termino de escribir lo que está en el pizarrón y dejo mi lapicera a un lado para arreglar los materiales que hay encima de la mesa, pero el trío de amigos empieza a reírse por algo que Jhonny acaba de decir y Miguel golpea el pupitre, ocasionando que mis lapiceros caigan al suelo.

No digo nada e intento recogerlos mientras ellos siguen riendo, pero el castaño me da un codazo en la cabeza, rápidamente lo miro furiosa y los tres se callan.

- ¿Puedes dejar de reírte como animal? -pido mientras termino de recoger mis cosas.

- Perdóname... no te ví -dice, pero mi rostro sigue serio y él lo nota- No fue a propósito, de verdad... -

- Solo, -lo interrumpo- no me hables, y moderen sus voces -pedi centrándome nuevamente en mi libreta.

Ninguno dijo nada y siguieron conversando, al parecer, me habían hecho caso y ya no hablaban tan fuerte.

La campana sonó, era hora del receso y salí junto con mis amigas al patio.
Lo único que hacíamos era comer la merienda que nos mandaban a cada una, hablar sobre películas, revistas y chicos, era inevitable.

Estábamos riéndonos porque Luisa nos había hecho acordar de una anécdota vergonzosa que nos había pasado el semestre pasado con un chico de último año cuando sentí a alguien tocar mi hombro. Me giré, encontrandome con Miguel quien tenía un vaso de mangos en la mano, lo mire de arriba hacia abajo.

- Toma, para que no sigas enojada conmigo por lo que paso en la hora de Química -me dijo mientras me extendía los mangos.

Tragué en seco, extrañada y con las mejillas sonrojadas por la situación.

- Gracias -le dije mientras aceptaba la fruta.

Intenté mirarlo mientras colocaba mi mano en mi entrecejo debido a los rayos del Sol y pude ver una pequeña sonrisa en sus labios. Lo miré irse y me giré hacía mi grupo de amigas las cuales me miraban de manera pícara.

- Ay no... -me quejé, sabiendo lo que se venía.

















menudo boys one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora