charlie massó

194 11 1
                                    

Charlie siempre había sido el tipo de chico del cual me sentía plenamente interesada. Pero en la época que estoy, las clases sociales son muy pronunciadas.

Charlie es hijo de la señora que se encarga de la limpieza de la casa,y yo soy la hija de los señores que le pagan por ello.

Siempre se me ha prohibido tener algún tipo de relación con las personas que trabajan para mis padres, pero mi personalidad extrovertida me niega ser así. Él y yo somos muy amigos, él es el callado, tímido y reservado, y yo soy más liberal, digo lo que pienso y lo saco de sus casillas.

Mi madre me ayuda a cerrarme el vestido, está noche tenemos una fiesta importante donde vendrán personas importantes que podrían potenciar aún más la empresa de mis progenitores, de la cuál yo serr dueña algún día debido a que soy hija única.

- Eres todo un niña linda -halago mi mamá mientras me veía por el reflejo del espejo.

Dentro de poco cumpliré 18, y he notado que últimamente mi madre se ha aferrado a la idea de llamarme "niña" para olvidar que faltan pocas semanas para cumplir mi mayoría de edad.

Ella salió de la habitación, dejándome sola y pensativa frente a aquel espejo. Oí la puerta abrirse nuevamente, no giré a mirarla porque pensé que sería mi padre para darme órdenes de como debía comportarme esta noche.

- Wow... -escuche detrás, me di la vuelta encontrándome con el rizado vistiendo aquel traje de mesero.

- Pensé que era mi papá -dije acercandome a él- ¿Y? ¿Qué tal estoy? ¿Ya parezco toda una señora? -le pregunte, dándome la vuelta para que viera todo el vestido.

- Estás preciosa... -dijo, sentí mis mejillas ruborizarse al verlo tan embobado conmigo

- Tú tampoco te ves mal -dije intento disimular mi nerviosismo.

Él subió su mirada hacía mis ojos, correspondí junto a mi sonrisa nerviosa. Charlie dio unos pasos hacia mí, quedamos bastante cerca, sentí mi piel erizarse cuando tomo mi mano derecha entre las suyas, la llevo lentamente hasta sus labios y dejo un beso sencillo en ella.

- Te ves como una princesa -dijo mientras ladeaba ligeramente su cabeza

Él sonido de la puerta nos hizo separarnos, era mi padre, quien al mirar a Charlie allí frunció el ceño de inmediato

- Dile a tu madre que por favor me avise si los ve, ¿sí? -hable fuerte para disimular, por suerte, el rizado lo entendió

- Ahora mismo se lo informo, señorita -respondió de inmediato- Con permiso. -

- ¿Qué fue eso? -pregunto mi padre cuando el rizado ya se había ido.

- Nada, vino a traerme las sábanas limpias y le conté que no encuentro los aretes que Julia me regaló hace unos días, se me perdieron el día de la piscina -respondí tratando de no darle importancia.

Las hora pasaron, y la casa ya estaba llena de señores con sus esposas tomando champagne y escuchando música clásica.

Yo estaba varada en una esquina sin ganas de hablar con nadie, pero al otro lado de la habitación pude diferenciar a Charlie, quién me miraba con cierta complicidad.

El chico camino fuera de la habitación y pensé que sería buena idea seguirlo, entre risas, llegamos al gran cuarto de limpieza, que por la hora, ya estaba vacío y lo único que se escuchaba era la lavadora con sábanas de mis padres dentro.

Me subí arriba del aparato y solté un gran suspiro.

- Ya no aguanto estos zapatos -dije mientras me quitaba los tacones.

Los lance lejos de mí y miré al chico con una sonrisa, él la correspondió fugazmente

- Lo de hoy...

- Fue lindo, gracias a tu cumplido me sentí más confiada rodeada de todas esas mujeres -le dije, jugando con mis dedos por el repentino nerviosismo.

Charlie se acercó a mi en silencio, inconsciente, separe mis piernas, dándole paso a estar aún más cerca de lo que ya estaba. Paso su mano por mi mejilla y acercó mi rostro al suyo, y posteriormente nuestros labios.

No sé con exactitud en que momento había pasado de hablar de él como un amigo ha estar sintiendo un millón de mariposas en este momento. Era raro, pues aquel beso tan tierno se sentía como algo que siempre había necesitado y yo era la única que no lo sabía.

Pasé la noche allí, hablando sobre nosotros y dándonos uno que otro beso, ni siquiera me preocupo los que mis padres dirían cuando se dieran cuenta que me desapareci toda la noche.


















menudo boys one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora