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Noeul a veces se sorprendía de la rapidez con la que llegaban los fines de semana. Ya eran mediados de mes y, aunque apenas se trataba del segundo mes del año, no dudaba que febrero iba a terminar en un abrir y cerrar de ojos. En cuanto despertó, el alto se paró de la cama, la arregló y bajó a la sala para encender la televisión. Bajando casi todo el volumen del aparato eléctrico una vez lo prendió.

—De acuerdo, ¿qué puedo ver? —Se preguntó, cambiando los canales uno por uno. Apenas iban a ser las ocho en punto de la mañana y, aunque normalmente acostumbraba a dormir hasta tarde los fines de semana, últimamente se la había pasado despertando temprano. Como si tuviera algo que hacer, cuando realmente terminaba todos sus pendientes entre semana. Siguió cambiando los canales, hasta que empezó a sentirse fastidiado de no encontrar algo agradable e interesante—. Genial, ¿ahora qué se supone que haga?

—¿Por qué no vas a comprar la despensa? —Noeul se sobresaltó al escuchar la voz de su madre. No la había escuchado bajar, ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba la mujer cerca de donde él se encontraba, así que su reacción había sido completamente normal.— Así me doy cuenta que tan atento estás de lo que pasa a tu alrededor, ¿sabes? —La mujer entrecerró los ojos y el alto empezó a jugar con sus dedos avergonzadamente.— Entonces, ¿irás?

—No tengo nada que hacer, así que... sí. Está bien —apagó la televisión y se puso de pie para mirar a su madre—. ¿Harás el desayuno? —Preguntó alegremente.

—Sí, por eso te estoy pidiendo el favor a ti de ir a comprar —le mostró una leve sonrisa y tomó las manos de su hijo mayor—. Me alegra que hayas regresado, Noeulie —y lo abrazo fuertemente, tratando de demostrar que sus palabras eran realmente sinceras—. Realmente lamento no haber... aceptado tu relación con Fort en su momento, yo... realmente actúe como una tonta en ese entonces —lágrimas habían empezado a salir de sus ojos. Noeul se dio cuenta que su madre había empezado a llorar debido a que su voz se había quebrado y, aprovechando que la mujer lo había abrazado, el alto correspondió el gesto. Posiblemente un poco más fuerte y dejando uno que otro beso en el rostro de su progenitora.

—Ya hemos hablado de esto —empezó a decir tranquilamente. Se separó un poco de la otra y, alzando levemente su quijada, hizo que ella lo mirará directamente a los ojos. Le mostró una leve sonrisa—. En este mundo nadie es perfecto, ¿recuerdas?

—Pero... lo trate muy mal.

—Y estás reconociendo tu error, no todos hacen eso —al escuchar sus propias palabras, Noeul se dio cuenta que todavía no era del todo sincero con su madre—, te diré la verdad. Yo... llegué a pensar que tú habías sido la asesina de Fort.

—¿Qué?

—Un amigo y yo nos hemos puesto a investigar sobre el caso, él descubrió como iba vestida la persona que lo hizo —humedeció sus labios—. Fue una mujer y, bueno, tú eras la única; que yo conozco, que no trató bien a Fort. Pero sé que no fuiste tú, lo siento —Noeul llevó una de las manos de su madre a su pecho, justamente donde se podía sentir su corazón—, aquí. Mi corazón sabe que ni tú, ni James, ni mi padre... podrían ser capaces de hacer eso —sus ojos ya estaban llorosos y una lágrima salió al escuchar a su madre.

—Perdóname.

—Tú perdóname a mí.

(...)

Noeul miró nuevamente la lista que su madre le había dado; con las cosas que hacían falta en casa, y entró en el pasillo donde se encontraban las cajas de harina para hacer hot cakes, pasteles, cup cakes o galletas. Buscó tranquilamente la marca que su madre siempre compraba para hacer las galletas que tanto le gustan a Sunny y, una vez la encontró y la dejó en el carrito del supermercado, un alboroto en el pasillo de al lado empezó a llamar su atención. Mayormente se escuchaban voces de chicas y, en cuanto escuchó una voz masculina, Noeul dedujo a que se debía el escándalo.

El chico perfecto para mi ex // Bossnoeul - FortNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora