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La vida nunca va a decirte las cosas que tiene planeadas para ti, ni a las personas que irás conociendo en el trayecto porque; claramente, es algo que todo individuo debe experimentar a su manera. Noeul lo entendió de muchas formas pero sin duda no le gustaba la idea de perder a dos personas que se habían vuelto especiales para él en tan poco tiempo.

Miró hacia el exterior gracias a la ventana del aula y, mientras esperaba que sus alumnos hicieran el ensayo que les había pedido, empezó a cuestionarse, ¿qué habría pasado si le decía a Boss que no tuvieran aquella primera cita "fuera de lo normal"? Como aceptó, ¿qué habría pasado si él le hubiera dicho que se vieran en otro lugar que no fuera el orfanato?

No hubiera conocido a Win y Way, por supuesto.

No se había encariñado con ellos y, posiblemente, hasta la fecha él sería un desconocido para ambos infantes pero también estaba seguro que su vida; a partir del momento en que los conoció, no habría sido igual sin ellos.

Porque; por más que se hiciera esas interrogantes, debía admitir que Win y Way le habían dado más color a su existencia. La forma en la que Win cuidaba a Way, la ternura que Way desbordaba cada vez que hacía un dibujo y lo incluía ahí, las risas de ambos niños cuando veían películas con Boss y él..., iba a extrañarlos.

Mucho.

El sonido del timbre lo hizo reaccionar. Sentía que había pasado poco tiempo mirando el exterior pero posiblemente habían pasado más de cinco minutos en los que estuvo en su propio mundo.

Pensando solamente en Win y Way.

En nadie más.

No había hablado con Boss desde que ambos habían recibido la noticia, no quería que el azabache lo viera mal porque; si debía ser sincero, no había estado comiendo bien desde entonces, no tenía ganas de salir de su cama pero lo hacía para cumplir con sus horas de trabajo y, en especial, Sunny le recordaba casi todos los días —en todo momento que lo veía y no estaba en su habitación haciendo su tarea o jugando— que si cuando volverían a ir los dos niños porque le habían caído muy bien.

—Dejen las hojas sobre el escritorio hasta donde hayan avanzado —habló por fin en cuanto su mirada se puso sobre los estudiantes que empezaban a levantarse de sus asientos mientras guardaban sus cosas en las mochilas. Noeul trató de mostrar una sonrisa pero terminó haciendo una mueca. Había intentado mantener la mente distraída mientras se encontrara trabajando pero nada, sin duda se le era demasiado complicado.

Los estudiantes hicieron lo que él les había dicho y empezaron a dejar las hojas sobre el escritorio para después retirarse del aula. Una vez que estuvo completamente solo, se aseguró de guardar todas sus cosas, tomó el montón de hojas y trató de acomodarlas antes de meterlas a su mochila.

Suspiró con algo de pesadez. Estaba pensando seriamente en llegar a casa y darse una larga y relajante ducha antes de tirarse dormir por horas.

Salió del salón e inesperadamente vio como Jirapat se plantaba frente a él segundos después, lo que le dio a entender que el más joven había estado buscándolo desde hace un rato.

—¿Te han estado molestando? —Preguntó con cierto tono de preocupación y el de finas facciones negó—. ¿Extrañas a Minor? —Se atrevió a preguntar y el otro asintió—. ¿Es por eso que quieres hablarme? —Ahora la interrogante fue en un tono de duda pero Jirapat volvió a negar. Tal parecía que se negaba a hablar y, si este seguía así, era claro que tarde o temprano terminaría molestándose al respecto—. ¿Entonces qué sucede, Jirapat? —intentó sonar lo más tranquilo posible.

—¿Puede venir conmigo? —La manera de aquella pregunta podría interpretarse de muchas maneras y Jirapat notó que su profesor había mal interpretado aquella duda al ver que el mayor abría sus ojos con sorpresa—. Es el cumpleaños de mi tío Boss y..., bueno. Sé que ustedes no han hablado en unos días, por lo tanto yo quería que se vieran un rato —aclaró.

El chico perfecto para mi ex // Bossnoeul - FortNoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora