Capitulo 24

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El tiempo en el cuatro estaba cambiando a comparación de otros Distritos donde seguramente ya está nevando a ellos solo les toca sufrir por la temperatura alta de frío que ocasiona al estar cerca de la costa.

Sujeta su termo con café en ambas manos,  aunque el calor del café  se perdió hace un rato en el aire helado.
Finnick no se consideraba adicto al café pero después de volver a los juegos se volvió una droga para el lo ayuda a no dormir durante las noches y tener que revivir esas pesadillas. Su madre lo había obligado a hablar por teléfono con el doctor Aurelios que se encarga de los vencedores pero el nunca va los Distritos solo les aconseja que hacer para distraer su mente. En una de sus secciones le pregunto que es lo que más le gustaba hacer a parte de ir a caminar a la playa y el contesto escribir, el doctor Aurelios le dijo que escribiera para distraerse pero eso no funciona no sueña con ello pero lo escribe.

Tengo los músculos tensos de frío. Si apareciese una jauría de perros salvajes ahora mismo, no tendría muchas posibilidades de trepar a un árbol antes de que me atacasen. Tendría que levantarme, moverme y dejar que la sangre volviese a circularme por las extremidades, pero, en vez de hacerlo, me quedo sentada, tan inmóvil como la roca que tengo debajo, mientras el alba empieza a iluminar el bosque. No puedo luchar contra el sol, sólo puedo observar con impotencia cómo me arrastra a un día que llevo meses temiendo.

A mediodía estarán todos en mi nueva casa de la Aldea de los
Vencedores: los periodistas, los equipos de televisión, incluso Delancy,
mi antigua acompañante, recién llegados al Distrito 4 desde el Capitolio. Me pregunto si Delancy seguirá llevando aquella ridícula peluca dorada o si habrá elegido otro color antinatural que lucir en la Gira de la Victoria.

Habrá más gente esperando, varias personas listas para atender todas mis
necesidades en el largo viaje en tren. Un equipo de preparación que me
pondrá guapo para mis apariciones públicas. Mi estilista y amigo, Galatea
que diseñó los maravillosos trajes que hicieron que la audiencia se fijase
en mí por primera vez en los Juegos del Hambre.  

Si estuviese en mis manos, intentaría olvidar los Juegos del Hambre por
completo, no hablaría nunca de ellos, fingiría que no han sido más que un
mal sueño a pesar que siempre fue mi sueño presentarme voluntario. Pero no fue tan lindo como esperaba que lo hacen ver o pensar. Sin embargo, la Gira de la Victoria hace que mi deseo resulte imposible. La organizan en un momento estratégico, entre unos juegos y los siguientes, como si el Capitolio pretendiese mantener el horror vivo y cercano.

En los distritos no sólo nos vemos obligados a recordar la mano
de acero del poder del Capitolio una vez al año, sino que, además, nos
obligan a celebrarlo. Este año yo soy una de las estrellas del espectáculo.
Tendré que viajar de distrito en distrito, ponerme delante de la multitud para que me vitoree, aunque, en realidad, me odie; mirar a la cara a los familiares de los chicos a los que he matado y tener que ir a los otros Distritos profesionales a ver la cara de las familias de las que fueron su alianza aunque no los soportará ni un poco.

El sol sigue empeñándose en salir, así que hago un esfuerzo por
levantarme. Me duelen todas las articulaciones, y la pierna izquierda lleva tanto tiempo dormida que necesito pasarme unos minutos caminando para devolverla a la vida. He estado tres horas en la playa, disfrutando un último momento tranquilo antes de no volver a verla por meses.

Espere a Annie un momento pero ella no apareció y el no piensa en meterla en problemas por lo que sabe en casa de los Cresca hay un ambiente tenso por culpa del señor Cresca que odia todo lo relacionado a los juegos, los vencedores y el Capítolio había prohibido a James seguir con nuestra amistad pero el se fue de su casa y se mudó con su abuela Mags a la mujer mayor no le importaba le agrada la visita de sus nietos, en cambio Annie se quedó en su casa con su madre ya que no quiso dejarla sola.
 
Camino hacia el pueblo el sol ya está en lo más alto, mientras camino la gente solo me miraba mientras susurraban y yo los ignore mientras me dirija al molino para reunirme con mis amigos a desayunar una última vez en el puesto que tanto les gusta. Tomo nota de llamar luego a Anastasia para saber que harán en el doce. Recuerda de pronto que ya no podrá acercarse a Annie porque a partir de mañana que empiece la gira de la victoria el y la Duquesa serán novios oficiales, noto un nudo en el pecho.

Ocaso la historia de Finnick Odiar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora