El regreso de Lexa fue inesperado y sorpresivo para Clarke; provocando el resurgiendo del enfado y la tristeza que dejo su partida y distanciamiento. Se vio atrapada por aquellos sentimientos y fue difícil salir de su estupor, sin embargo, ante la voluntad, la resolución y la paciencia de Lexa, su sentir fue decantando poco a poco.
Han pasado tres meses de su regreso a Rimbaud, pero desde hace solo un mes, que las cosas entre ellas comenzaron a fluir sin el peso que dejo su partida; aunque, todavía, no se ha dado el momento para abrir temas demasiados sensibles.
Todo lo cambió aquella invitación que le hizo para quedarse almorzar en su casa, que nació espontáneamente e impulsivamente, después de una noche algo borrosa; pero con claridad que le dio el nuevo día de ser consciente que le quería de regreso en su vida y estaba cansada de seguir negándoselo.
Hasta entonces, solo se permitía aquellos encuentros que nacieron en la seguridad de su lugar habitual, que, a pesar de comenzar a disfrutarlo, seguía siendo cautelosa y no era capaz dar otro paso; sin embargo, aquello fue lo que le comenzó a empujar a su corazón en la dirección correcta paulatinamente para llegar a donde hoy están.
—¿Me dirás dónde vamos? —pregunta Lexa, mirando con curiosidad a través de las ventanillas del coche.
—Te lo dije antes... ya lo descubrirás —responde crípticamente, mientras conduce un poco ansiosa y nerviosa, porque no está segura de estar haciendo lo correcto.
>>¿Estás libre?
Lexa lee el mensaje de texto con sorpresa y una sonrisa tonta se dibuja en su rostro, porque es la primera vez, desde que regresó, que el contacto de Clarke hace parpadear la pantalla de su teléfono móvil.
>>¿Para ti? ¡Siempre!
Escribe la respuesta rápidamente y se queda esperando con impaciencia. No está segura, si está bien expresarse tan relajadamente y con tanta libertad todavía, pero no lo puede evitar.
>>¿Me acompañas?
Lee y se muerde el labio con curiosidad, mientras sonríe nerviosa.
>>¿Puedo preguntar a dónde?
>>¿Y si mejor lo dejamos en una sorpresa?
Lexa sonríe y su corazón se emociona, porque poco a poco va sintiendo como Clarke se vuelve, cada vez, más cómoda con su persona.
>>¿Me gustará?
>>Habrá que descubrirlo... paso por ti al hotel en una hora...
Lexa frunce el ceño cuando pasan por las afueras de la casa de Clarke y de su antigua propiedad, para continuar avenida abajo, hasta llegar al paseo marítimo.
Por un momento cree que harán su recorrido habitual, pero no entiende porque el misterio; sin embargo, cuando doblan hacía la derecha, alejándose de su lugar y se encuentran con un conjunto pequeño de casas, lo descarta.
Clarke detiene el coche, suspira nerviosa y mira a Lexa con una sonrisa tímida.
—¿Qué hacemos aquí? —pregunta Lexa, confundida.
—Quiero mostrarte algo... —explica Clarke, rápidamente—. Vamos, acompáñame... —agrega y bajan del coche.
—¿Quién vive aquí? —pregunta Lexa impaciente.
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Un viaje inesperado
RomanceLexa y un viaje inesperado. ¿A quién conocerá y cómo terminará? Advertencia: Esta historia contiene temas que pueden afectar la sensibilidad de algunas personas, generar disparadores o herir susceptibilidades.