Jeongin caminaba junto a una mucama que le hablaba y le mostraba las habitaciones.
Ya habían pasado 2 días desde su primer desayuno con el Changbin. No mentiría que seguía un poco asustada pero el mayor la hacía sentir bien y de cierta manera mejor que pensar que está encerrada en esa gran mansión. Además, le había comprado unos lentes nuevos, no supo cómo es que sabía que grado de aumento necesitaba, pero no le importó mucho.
-... Este es el cuarto de empleados. Aquí dejamos todos los uniformes y, por ejemplo, las cosas del aseo. Oh, también... -y siguió, siendo escuchada atentamente por Jeongin, quien asentía y hacía notas mentales para no perderse.
Llegaron al jardín trasero. La menor se sorprendió. ¡Era muy grande! Parece que sólo eso media su casa entera.
Estaba de hecho muy bien cuidado. Tenía bastantes cosas que parecían nuevas, y la realidad era esa, porque Changbin nunca usó nada de eso en realidad.
-¡Wow! ¡Una piscin-a, mire! ¡E-es bastante grande! ¡¿P-puedo meterme a ju-jugar?! -Preguntó Jeongin en cuanto vio aquella gran alberca. Le brillaron los ojos, quería meterse a jugar en ella, realmente quería divertirse un rato.
-Yo... -Balbuceó la sirvienta. -No lo sé, señorita. Creo que tendría que pedirle permiso a Changbin... -Realmente no quería ser grosera, pero tenía miedo. Changbin de verdad las despedía si había algo mal, por cualquier mínimo que sea.
-¡N-no se lo diré! P-por favor, déjame jugar un rati-to. -suplicó. La mayor finalmente asintió con pesar.
-Bien, pero salte antes de que el jefe llegue, ¿ok? Recuerda que dijo que te quería en la habitación cuando llegara.
-¡Sí, sí!
Jeongin comenzó a desvestirse ahí mismo. Dejó sus lentes a un lado. Quedó solo en ropa interior y se echó al agua de una.
Chillaba divertida y entretenida, nadando de un lado a otro en la piscina. Reía juguetona, ¡que linda era el agua de ese lugar! Se sentía muy tranquilo aquello de estar ahí.
Pasó ahí un buen rato, hasta que la mucama se retiró a su hora del almuerzo, dejándola ahí.
Estaba tan entretenida que apenas y prestó atención a lo que dijo antes de irse.
Unos 20 minutos después, oyó un par de pasos hacía ella. Siguió en su juego hasta que una voz habló:
-Vaya, vaya, cariño. Parece que me desobedeciste y no estás en el cuarto... Y, ¿Quién te dio permiso de entrar a la piscina, mmh?
Jeongin se asustó y volteó lentamente su cabeza hacia donde provino la voz.
-P-papi, yo... -trató de decir, pero el mayor la interrumpió.
-Sal ahora. -Ordenó firme.
Jeongin bajó la cabeza algo triste y asintió. Fue hasta las escaleras de la piscina y las subió mientras Changbin veía atentamente su culo respingón que resaltaba más con aquellas braguitas blancas que llevaba. Se mordió el labio inferior ante la vista. Sólo tomó sus gafas, dejando su ropa ahí.
Llegó hasta él, completamente empapada y temblando, en parte por el frío al salir de la alberca y la otra parte por la intensa mirada del mayor en ella.
-P-papi, y-yo... quería entrar a l-la piscina a jugar un r-ratito. N-no sabía que debía p-pedir permiso. ¿M-e perdona, papi? -Dijo casi en un susurro la menor bastante nerviosa por lo que diría el otro.
Más sin embargo no dijo nada. Lo vio quitarse el saco y ponérselo a ella.
-Cúbrete. Vamos a la habitación. -Dijo serio. Jeongin asintió y comenzó a caminar mientras el otro iba atrás de ella, deleitándose con la vista de su trasero ya que no alcanzaba a cubrirlo del todo.
Créditos de la historia a Stephen_Kats
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𝔻𝕒𝕕𝕕𝕪! - ℂ𝕙𝕒𝕟𝕘𝕚𝕟
FanfictionDonde para saldar una deuda con un mafioso importante, los señores Yang deciden entregar a su hija de 16 años, Jeongin, a el gran y sanguinario señor Seo Changbin. • Adaptación. • La historia pertenece a @Stephen_Kats. • Historia corta. • Changbin...