𝟚𝟛. ℂ𝕒𝕝𝕝 𝕒𝕟𝕕 𝔸𝕥𝕥𝕖𝕞𝕡𝕥

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-P-por favor, Sana... Pré-préstamelo... -Suplicó como por cuarta vez a la otra que ya estaba por ceder.

-S-señorita, y-yo no sé si deba... -Dijo insegura. Jeongin estaba tratando de convencerla de prestarle su teléfono.

No le había dicho por qué y eso le daba menos razones para cederle. Pero estaba considerando toda la situación, sabía que estaba dolida por lo de Changbin que ni siquiera comió (o eso pensó), pero si estaba tan triste, si le prestaba su teléfono no podría ser por algo bueno.

-¡Cinco m-minutos, ¿sí?! -Pidió. La mayor se rindió y por fin cedió.

-De acuerdo. Pero no lo va a usar si yo no estoy supervisándola. Y- -Fue interrumpida de repente cuando llegó otra mucama a la habitación y le susurró algo al oído. Luego se retiró.

-Ay, mierda... -Susurró. -Señorita me tengo que ir. El jefe Changbin acaba de despertar. ¡Ni se le ocurra usar el teléfono mientras no esté! -Y con esa advertencia se fue dejándole el aparato en sus manos.

En cuanto se fue, Jeongin aprovechó para desobedecerla. Se sentía un poco mal por ello, pero si le dijera lo que quería hacer desde un principio, nunca se lo hubiera dado.

Se metió a la app de llamadas para comenzar a anotar un número. Marcó y esperó escuchando los tonos y esperando desesperada a que contestara.

-¿Hola? -De repente preguntaron al otro lado de la línea.

-¡Hyunjin! ¡S-soy yo, Jeongin! -Saltó emocionada, pero al darse cuenta de que casi gritaba, bajo su tono de voz.

-¿J-jeongin? Por Dios... ¡¿C-cómo estás?! -No sabía porque le estaba hablando, pero estaba muy emocionado. Pues desde que la menor le haya dicho que no volverían a saber nada el uno del otro realmente se puso triste.

-Y-yo estoy bi-bien... M-mira, n-no tengo mucho tiempo, pero n-necesi-to pedirte algo...

-Ah, yo... Claro, ¿qué... qué sucede? -Preguntó.

-N-necesito que m-me busques... -Dijo mucho más bajo.

-¿Qué? -Preguntó con aún más sorpresa.

-¡Ha-hazlo! ¡Te lo suplico! No l-lo sé... ¿puedes rastrear la llamada... o algo así? -Le rogó.

Jeongin quería irse. No pudo soportarlo. En cuanto cayó en cuenta de que Changbin ya no la quería, que se quedaría con la otra mujer, destruyó los pequeños pedazos ya rotos de su corazón en añicos. Así que sólo quería marcharse. Pero sabía que Changbin no la dejaría así como así, por eso tenía que idear un plan ella misma.

No se le ocurrió ninguno más que pedir ayuda a Hyunjin, sin tomar en cuenta los riesgos que corrían ambos, y más Hwang.

-Innie... -Usó ese apodo que siempre le decía, y se sintió mal por llamarlo sólo para usarlo para escapar. -Yo... -se escuchó un suspiro. -Está bien, rastrearé la llamada.

Sintió un alivio.

-M-muchas gracias, Hyun. Te lo e-explicaré todo, ¿s-sí? -No esperó respuesta y colgó.

Jeongin esperó, y esperó. Unos 10 minutos de pura incertidumbre esperando la llamada de su amigo, hasta que finalmente le marcó.

-Jeongin, ya tengo tu ubicación. Vaya que estás lejos, Incheon. -La fémina suspiró.

-Tardaría en llegar hasta allá casi una hora, estoy en Seúl. Además, la zona en la que vives es demasiado complicado acceder a ella.

-Oh... Su plan de escape se había arruinado y tan pronto.

-Lo siento, Innie...

-N-no, está bien... yo... -Quería llorar de nuevo y se quedó viendo fijamente al balcón de la habitación. En ese momento una idea se le vino a la mente.

-¡Espera, no! V-ven por mí ha-hasta el aeropuerto... Yo s-saldré de aquí y allá nos vere-veremos, ¿de acuerdo? -Estaba totalmente decidida.

-¿Qué? ¿Cómo? Innie- -Colgó de nuevo. Sabía que igual Hyunjin lo haría por ella.

Escaparía por el balcón. Sabía que había guardias abajo, pero se arriesgaría. Ellos ya la conocían, y confiaba en que seguramente no le dispararían, sabiendo que todos le tienen gran cariño por lo amable que es con ellos.

Pero no podía saltar desde el balcón hasta abajo, era una caída bastante alta que probablemente le lastimaría algún hueso, ¡Era una caída desde un tercer piso! Así que con las sábanas se puso a hacerles nudos para así hacer una especie de cuerda para poder bajar bien.

En pocos minutos ya estaba lista. Así que la amarró a uno de los barandales del balcón y echó la otra parte hacia abajo. No esperaría más, lo haría de una vez.

No sabía que su plan de aquello fue escuchado por Sana, quien alertó a su jefe y ahora Changbin se encontraba subiendo las escaleras con rapidez y desespero.

No sabía que su plan de aquello fue escuchado por Sana, quien alertó a su jefe y ahora Changbin se encontraba subiendo las escaleras con rapidez y desespero

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Créditos de la historia a Stephen_Kats

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