I

66 7 8
                                    

Harry

Cuando el joven de diecisiete años pulsó el botón del Giratiempo pensó que lo llevaría a una época donde Tom Riddle fuera apenas un niño. Pero, si hacía bien el cálculo, el joven Tom debería tener más o menos su edad. Harry calculaba que al menos sería un año mayor que Voldemort.
Sabía que llegaría a Hogwarts.
Dumbledore había hecho excelentes modificaciones al Giratiempo para que pudiera viajar no solo en el tiempo, sino también en el espacio.
Para Harry solo importaba que ahora estaba en el pasado para asesinar a Tom Riddle.
Era verano, podía saberlo por el clima cálido. Caminó en dirección al castillo, pensando en lo que le diría a Dumbledore.
No estaba seguro de cómo reaccionaría el profesor, pero tenía confianza en la carta que tenía en sus manos.
Tuvo que escabullirse, oculto bajo una capa de invisibilidad. No había llevado la suya que le heredó su padre, tal y como le dijo Dumbledore. Pero, antes de viajar compró una. No le duraría mucho a diferencia de la reliquia de la muerte. Pero, para su propósito en el pasado le serviría.
Llegó a la oficina del profesor de Transformaciones, decidió no tocar la puerta. Al entrar se encontró con el profesor Dumbledore, mucho más joven, pero con la misma autoridad.
—Espero que esto no sea una especie de emboscada, porque eres terrible—le dijo Dumbledore con una sonrisa.
Harry se quitó la capa y le devolvió la sonrisa.
—Discúlpeme, profesor. No quería que nadie me viera llegar. Tengo que hablar con usted.
—Será mejor que se explique, jovencito.
—Mi nombre es Harry. Yo... bueno... vengo del futuro.
Dumbledore enarcó una de sus cejas, se vio tentado a usar Legeremancia, pero en eso, el chico se acercó y le entregó una carta.
—Ahí le explica todo. Usted me dijo que se la entregara.
Dumbledore, entre divertido y confundido, tomó la carta y comenzó a leer. En ella, le relata sobre el joven Harry, cómo sobrevivió a Lord Voldemort y todo lo que hizo para vencerlo. Así como la desesperada opción de viajar en el tiempo para detener al mago más poderoso y temido, antes de que se convierta en un verdadero monstruo. Para convencerlo, su yo futuro le contó cosas que solo él conocía. Además, su letra era exactamente igual a la suya.
Dumbledore no dudó. Lo supo en cuando vio llegar al chico. Pero la carta se lo confirmaba.
—Has venido a hacer una tarea muy difícil. ¿Sabes lo que significa acabar con una vida?
—Ya lo he matado. En mi tiempo, quiero decir. No me será difícil.
—Lo has matado; sin embargo, Tom no es aún el hombre que conoces.
—No hay diferencia. Además, incluso siendo joven, Riddle ya ha matado. Creo que ya ha matado a su padre y abuelos. Si no me equivoco, fue antes de entrar a su sexto año escolar.
—Es decir, en este verano.
—Exactamente.
Dumbledore no se mostró sorprendido.
—Si te soy sincero, Harry. Ya lo sospechaba.
—No se atormente, profesor. He venido a detenerlo—dijo Harry, con determinación.
—Bien. Me imagino que vendrás a Hogwarts para este año escolar, ¿no es así?
—Así es, profesor.
—En la carta explica que tienes todo listo. Como tu nueva identidad.
—Si. En esta época, mi nombre es Harry James Evans. No puedo usar mi apellido. Y seré alumno de sexto año.
—Para compartir clases con Tom.
—Si.
—Bien—Dumbledore suspiró—. Entonces, tal y como dice la carta, ya has hecho los TIMOS, pero me temo que en esta época no serán válidos unos exámenes realizados en el futuro. Si vas a quedarte en esta época, tendrás que hacer los TIMOS.
—¿Quiere que haga los TIMOS? —preguntó Harry, horrorizado.
—Si, Harry. No solo tendrás que eliminar a Tom, también tendrás que pensar en lo que pasará contigo al quedarte en esta época. Ya no puedes regresar a tu época.
Harry suspiró, no podía creerlo. Nunca se imaginó que tendría que hacer unos exámenes en cuanto llegara al pasado.
—De acuerdo.
—Bien, tienes una semana antes de que comience el curso.
—Muchas gracias, profesor—dijo Harry, apesadumbrado.
Dicho esto, Harry se despidió de Dumbledore, tomó su capa y se marchó. Después de su semana infernal con los TIMOS tenía que hacer otra cosa.

•••

Tom

La lluvia caía ligeramente, como si no se decidiera el clima si ser frío o caluroso. Un joven Tom observaba por la ventana, se aburría. Deseaba volver a Hogwarts, su único hogar. No podía tolerarlo más, quería marcharse. Se consoló al pensar que solo faltaban dos días para ir a Hogwarts.
Tomó el anillo que se llevó de la casa de los Gaunt y sonrió. Ese anillo era la prueba que necesitaba, ahora podía decir con certeza que era descendiente de Salazar Slytherin.
Se preguntaba si lo había hecho bien, el libro decía como hacer Horrocruxes, pero no se sentía diferente. Se dijo que le preguntaría al profesor Slughorn sobre ellos. Aunque solo quería perturbar al pobre profesor.
Sonrió divertido.
Sin embargo, su sonrisa se esfumó cuando vio a un joven acercarse al orfanato. Nunca lo había visto. Sus gafas lo hacían resaltar. Parecía pequeño, pero cuando pudo verlo mejor se dio cuenta que debía ser de su edad. El chico tocó la puerta del orfanato y esperó.
Tom no lo consideraba importante, pensó que era un chico estúpido pidiendo indicaciones. Así que volvió a sus ensoñaciones, rememorando su visita con su tío, su padre y sus abuelos. Le resultaba espléndido. Mientras recordaba, un brillo rojo asomó por sus ojos, pero se desvaneció casi al instante.
Después de unos minutos, escuchó pasos acercándose a su habitación. Tenía el privilegio de tener una habitación para él solo debido al temor que le tenían los demás y porque lo consideraban un bicho raro. Sin embargo, jamás se imaginó lo que vería a continuación.
La directora del orfanato y el chico de las gafas entraron a su habitación. Tom, confundido, los observó como si fuera una especie de broma.
—Tom, a partir de hoy este chico será tu compañero de cuarto. Y, por lo que me dijo, asistirá al mismo colegio que tú—dicho esto, la señora Cole se marchó, no sin antes observarlos con desdén.
—¿Al mismo colegio? —preguntó Tom, incrédulo.
—Si, así es. También iré a Hogwarts—respondió Harry, evitando la mirada de Tom.
—¿Eres un mago?
—Eso es obvio.
Tom lo escudriñó con la mirada. Aún no era lo suficientemente bueno en Legeremancia, desconfiaba del chico.
—¿Por qué estás aquí?
—Haces preguntas obvias. Soy huérfano—respondió tajante.
Tom se sorprendió por la actitud del chico. Un creciente odio lo inundó; sin embargo, si era un mago, tenía que hacer una última pregunta.
—¿Eres hijo de muggles?
Por primera vez, Harry lo miró. Tom pudo ver el desprecio en sus ojos y eso le sorprendió.
—Eso no es de tu incumbencia.

•••

Harry

Pasó los siguientes dos días ignorando a Tom. Aunque el chico de ojos castaños había intentado entablar una conversación, Harry se mostraba irritable.
Sabía que era una buena manera acercarse a Tom, pero le era terriblemente difícil. Cada vez que lo veía, a pesar de su atractivo, le recordaba todo lo que le había causado.
Incluso paso por su mente matarlo en el orfanato para terminar de una vez por todas. Pero, si quería vivir con libertad en aquella época no podía arriesgarse a ser sospechoso de un asesinato.
Tenía que planear muy bien cómo iba a asesinarlo.
Durante la semana que pasó en Hogwarts con Dumbledore, este le enseñó Oclumancia. Ninguno de los dos sabía qué tan bueno era Tom con la Legeremancia, así que no querían correr riesgos. A pesar de que le resultó difícil al estudiarla con Snape, con Dumbledore fue relativamente más fácil. Aunque aún se le dificultaba.
Sin embargo, algo le decía que Tom no usaría Legeremancia, al menos, no por ahora.
Ambos estaban en silencio en la habitación, escuchando el repiqueteo de la lluvia. Tom leía y Harry fingía dormir.
—Si vamos a estar en el mismo curso, al menos deberíamos llevarnos bien—dijo Tom, de repente.
Harry puso los ojos en blanco. Le irritaba.
—No te preocupes. No tienes que ser amable conmigo, no me interesa ser tu amigo—espetó Harry, dándole la espalda.
—Podrías quedar en Slytherin, entonces querrás que sea bueno contigo.
Harry soltó una risotada.
—Dudo quedar en Slytherin. Pero, aunque estuviera ahí no me relacionaría contigo.
—No sabes en qué casa estarás.
—Créeme, no estaré en Slytherin.
Soy un Gryffindor de pies a cabeza pensó Harry, cerrando los ojos con fuerza.

•••

Harry

El joven de ojos verdes tuvo que esperar a que los de primer año fueran seleccionados. Moría de vergüenza cuando todas las miradas se posaron en él cuando el director Dippet anunció que Harry se uniría al curso de sexto año. Estaba acostumbrado a las miradas como aquellas, pero nunca podría tolerarlas.
Cuando se sentó en el taburete y el sobrero se posó en su cabeza, Harry pudo escuchar su voz.
Mmm interesante. Ya te había seleccionado antes, aunque es difícil saber cuándo fue. Te coloqué en Gryffindor.
Si, así es. Apresúrate y ponme en Gryffindor. Es ahí donde pertenezco.
No, creo que está vez podrías hacer grandes cosas en Slytherin.
No, por favor, no.
¡Slytherin!
No, no puede ser, no puede estar pasando esto pensó Harry, desesperado.
Se giró para ver a Dumbledore, pero lo único que recibió fue su mirada preocupada y los aplausos de Slytherin.
Harry se dirigió hasta la mesa que le correspondía sintiéndose pesado con cada paso que daba.
Se encontró con la mirada divertida y arrogante de Tom y lo odió aún más.

■■■■

Hola!! Cómo están?
Qué les parece el capítulo?
Espero les haya gustado.
Parece que a nuestro Harry siempre le pasa de todo.

Un Pasado InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora