XIV

114 12 28
                                        

Harry

—Despierta, Harry.

A pesar de la voz melodiosa, Harry no se movió ni un poco. Escuchó la risita traviesa de Tom, mientras este se colocaba encima suyo.

—Si no despiertas, voy a atacarte—profirió Tom, coqueto.

Harry, con una sonrisa, negó con la cabeza. Aún se sentía somnoliento; pero al sentir las manos de Tom acariciando su espalda, tuvo que darse la vuelta y encararlo.

—Espero que sea de vida o muerte—profirió Harry, conteniendo un bostezo.

Tom sonrió ampliamente y lo besó con ternura. Ambos se sentaron y durante un instante sus ojos ardieron en deseo. Pero, Tom le pidió que cerrara los ojos; con un puchero que a Tom le pareció adorable, Harry cerró los ojos. Casi esperaba que Tom se le abalanzara, pero fue todo lo contrario. Sintió una caricia en su mano y después la textura de una caja de madera.

—Ya puedes abrir los ojos—le dijo Tom, y Harry pudo ver la emoción y nerviosismo reflejado en el semblante de Tom.

La caja era larga y con un pequeño listón verde. Harry sonrió y pudo sentir un pequeño nudo en la garganta.

—Feliz cumpleaños—susurró Tom, sonrojado hasta las orejas.

—¿Cómo...?

—Le pregunté a Dumbledore.

Harry lo miró sorprendido.

—¿Tom Riddle pidiendo ayuda a Dumbledore? Eso sí es inaudito.

Tom sonrió y se sonrojó aún más.

—Tenía que preguntarle a alguien. A tus amigos de Gryffindor no pensaba preguntarles.

—¿Por qué no? —preguntó Harry, riéndose.

—Así sabrían que te preparaba un regalo—profirió Tom, evitando la mirada de Harry, y este no pudo más, soltó grandes carcajadas. Tom se le unió segundos después, era una risa nerviosa que les impedía detenerse.

—Eres tan adorable—dijo Harry, cuando logró dejar de reír—. ¿Puedo abrirlo?

—Por supuesto—dijo Tom, repentinamente nervioso.

Harry abrió con sumo cuidado la caja de madera y se encontró con una hermosa pluma de águila, dorada y suave. Harry recordó la pluma que le obsequió Hermione, también en su cumpleaños, y nuevamente el nudo en la garganta apareció.

—Tom, es... es muy bella.

—Quería darte algo hecho a mano, como la bufanda que me diste. Pero, no soy bueno tejiendo, ni con magia.

—Si. Es bastante difícil—dijo Harry, sonriendo.

—Es de las mejores plumas; además, es una herramienta muy útil—explicó Tom.

—Es perfecta. Muchas gracias, Tom—profirió Harry, dándole un fuerte abrazo.

No podía creer que aquél chico que creía odiaría para toda su vida, fuera ahora una de las personas más especiales para él.

—De...deberíamos alistarnos. Tenemos que ir al Callejón Diagon—tartamudeó Tom, desviando la mirada. Harry sonrió, enternecido por la timidez de su novio. Quería molestarlo más, pero prefirió quedarse con ese semblante nervioso y adorable.

Lo quiero tanto, pensó Harry, sintiendo una enorme calidez en su pecho.

•••

Tom

Sabía que no sería el único regalo que recibiría Harry, pero realmente deseaba que desaparecieran todos sus amigos; de esa forma, Harry sería solo suyo.

Un Pasado InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora