Un Pasado Incierto

II

Harry

Apresurado, llegó hasta la oficina del profesor de Transformaciones. Ahí se encontró con Dumbledore quien le sonrió con ternura.

—Es un error. Yo no debería estar en Slytherin—dijo Harry, airado.

Dumbledore no le dijo nada, se limitó a caminar por la oficina hasta situarse frente a Harry.

—El sombrero nunca se equivoca.

—Pues ahora lo hizo. Yo soy de Gryffindor. Siempre lo he sido.

—No puedo hacer nada, Harry. No soy el director, no en esta época. Aquí es el directo Dippet quien manda.

Harry suspiró, después de la cena de bienvenida caminó, no, corrió hasta la oficina de Dumbledore. Esperando que, con suerte, pudiera hacer algo para cambiarlo de casa. No quería quedarse en Slytherin. Él no pertenecía ahí.

—Yo... no puedo... es imposible que esté en Slytherin.

—Tómalo como una ventaja, Harry. Estarás más cerca de Tom. Así podrás lograr tu cometido.

—¡No quiero relacionarme con él! ¡No quiero ni acercarme a él! ¡Lo odio!

—Odiar es un sentimiento terrible. Capaz de causar daño a ambas partes. No creo que lo odies, Harry. Solo estás resentido.

—Él mató a mis padres—dijo Harry, intentado infructuosamente contener la rabia.

—Voldemort mató a tus padres. Tom aún no lo ha hecho.

—¿Cómo... cómo puede creer que son dos personas diferentes?

—Por lo que me has dicho, Tom creará Horrocruxes, eso fragmentará su alma. Dejará de ser humano, dejará de ser Tom.

Harry estaba demasiado enfadado para replicar. La bilis le subía por la garganta impidiéndole hablar. Solo se limitó a asentir y se marchó.

Sin notarlo, llegó a la entrada para la sala común de Gryffindor, la pintura de la Señora Gorda lo observaba con curiosidad.

—Tú no eres de Gryffindor—le dijo la Señora Gorda.

Harry dio un giró y se dirigió a la sala común de Slytherin sintiendo un gran peso en su pecho. Antes de llegar a la entrada, se estrelló contra el pecho de alguien, trastabiló y estuvo a punto de caer. Pero, una mano firme lo sujetó con fuerza.

—Lo siento, yo no vi...

—Estaba buscándote—le dijo una voz suave. Harry elevó la mirada y se encontró con unos ojos marrones y sonrientes.

—Riddle.

—Me alegro que me recuerdes, Evans.

—¿Por qué me buscabas? —preguntó Harry.

—Soy prefecto, tengo que mostrarte la entrada a la sala común a Slytherin. Pero, desapareciste después de la cena.

Harry estuvo a punto de decirle que sabía dónde estaba la entrada, pero se contuvo justo a tiempo. Se supone que no sabía.

—Fui con Dumbledore—dijo, distraído.

—¿Dumbledore? —preguntó Riddle, frunciendo el ceño.

—Ah, si. Con el profesor Dumbledore.

—¿Por qué fuiste con él? —preguntó Riddle, sin apartar la mirada de Harry.

—Eso... eso no te importa.

Riddle sonrió, aunque Harry notó que su sonrisa no llegó a los ojos de Tom.

—Vamos, Evans—dijo Tom, sujetando el brazo de Harry.