Las confrontaciones.

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Victoria POV
¿Qué?
Daniel es su novio. ¿Verdad?

¿Qué está pasando?
No lo entiendo. Algo esta mal, algo no esta bien.
La dejo dormir para que descanse de todo el viaje y de todo lo que nos hemos dicho. Dejaré que procese lo que nos dijimos y dejaré que reflexione sobre lo vivido.
Sólo no entiendo qué es lo que pasa.

Han pasado dos horas y ella se mueve mucho en su cama. La observo dormir mientras leo Macbeth, la escucho quejarse de algo. Susurros bastante irritantes y lloriqueos infantiles.
¡Por Dios! Ella es sólo una niña que necesita de mi protección y amor.
Me levanto de mi cama y arrojó el libro a un sitio, no le puse atención. Corro a su lado y ella ve el techo de una manera espiritual y llena de un miedo irreparable. Le tomó la mano y ella la sujeta con fuerza.
Tose y aspira aire de una manera sobresaltada.
-No me gusta mentir.

Me dice ella casi en susurro.
La observo detenidamente y ella se gira hacia mi despacio y temerosa.
-no lo hagas.

Le contesto yo de la misma forma.

-Te mentí y no puedo evitar sentirme así. Mi enfermedad me prohíbe mentir, no soy capaz de entenderlo y tampoco soy capaz de entender la ironía. Todo lo tomo enserio. Y cuando tu me dijiste que buscara alguien de mi edad, que me asegurara de no estar confundida y que me faltaba madurar y que me asegurara de que no fuera algún capricho mío.

Hace una pausa y carraspea para aclarar la garganta. Sigue sujetando mi mano con mucha fuerza. Quizá para tomar valor.
Vuelve aspirar aire.
-Daniel es un gran amigo mío. Me comprende, es apuesto, divertido, joven... pero acorde con el un convenio que nos beneficiara a ambos. Y consistía por mi parte, comprobar si tu sentías algo por mi. Quería ver que estuvieras celosa, quería ver si podía seguir alimentando este amor que crece y crece sin mi aprobación. Y el quería quitarse de encima a sus seguidoras
Y fanáticas obsesivas.

Espera un momento... ¿Qué me estas diciendo?
No lo puedo creer, y ahora supongo que mi cara es un completo misterio porque no yo misma se como reaccionar.

Ella tiene las lágrimas apunto de estallar y sus ojos, sus hermosos ojos están cristalinos y rojos, sus párpados hinchados y su nariz respirando de manera acelerada.
Intenta hablar pero se contiene al ver mis ojos. Lo único que atino para hacer es alejarme.

Me levanto y quitó su mano de la mía. Camino al otro lado de la habitación y me vuelvo a acostar en mi cama. Tapando todo mi cuerpo con la frazada.
Me dolía, me dolía de una manera desconocida para mi. Nunca antes había sentido esto. Ni lo dulce ni lo amargo, era un mar de sensaciones nuevas. Siempre fui fría y distante, pero con ella me fue imposible.
Y justo ahora, ahora que nos hemos hablado con la verdad, me lástima de esta forma.
Pero, también ha sido culpa mía, yo misma le dije que buscara algo cuando ella estaba segura. Y claro fue por mi, porque yo era la que no estaba segura en ese momento y porque mi carrera lo demanda. Y ella simplemente se negó y quiso comprobar si había algo en mi que la necesitara.
No la puedo dejar así, ella misma me dijo, todo se lo toma enserio y puede hacer algo que no sea bueno.

Así qué lejos dejo de actuar como una niña y la cuido. Ella necesita eso de mi y yo la necesito proteger. Caliope es lo mejor que me ha pasado y no la dejaré escapar de mi tan fácil.
Me levanto de la cama y miro hacia su parte de la habitación ¿cuánto tiempo he estado pensando eso?
Miro y hay un poco de luz en la recámara, rayos del sol entran por las ventanas dando calidez y esperanza a todo el lugar. Miro el reloj de la pared y son las 6:30 a.m. Giro hacia su pieza y la cama está desarreglada y con las frazadas hechas bola en algún lado de la cama.
No hay ruido y la puerta del sanitario está abierta, lo que indica que ya se duchó. No está en la habitación.
¡No está en la habitación!
¿Dónde carajo esta?

Mi desesperación aumenta como mi pulso cardíaco. ¿Dónde estas Caliope?
No han pasado ni diez minutos y ya estoy duchada y arreglada. Bajo a la recepción y le pregunto a la recepcionista si no ha visto a Caliope y me dice que esta tomando café en la terraza del hotel.

Busco la terraza y la busco a ella con la mirada. Entrando al sito hay muchas mesas con manteles de colores claros y neutros y sillas color café oscuro. El sol resplandece y le da un brillo celestial a esta ciudad. Si tan sólo Caliope estuviera aquí para presenciar esto. Si tan sólo la encontrara.

En medio de ese torbellino de pensamientos la veo, con un vestido color blanco perla y un suéter abierto color rosa. Su cabello Rubio y desordenado pero perfecto. Con esas gafas típicas de ella y sin maquillaje. Su rostro angelical brilla precioso con esta luz romana. La observo con cuidado y esta viendo algún punto muerto en el cielo.
Llama mucho la atención y es que ella no sabe todo lo que provoca y eso es mucho más atractivo. Su inocencia e ingenuidad combinada con esa apariencia celestial y ese intelecto sobrenatural. Ella es la mezcla de lo que siempre soñé y de lo que más desee .
Sigo observando y una chica trae dos cafés. Le da uno a Caliope y le sonríe de una manera conquistadora. Caliope sólo le sonríe con agradecimiento y vuelve a fijar su vista en lo que estaba viendo. La chica comienza a hacerle plática de algo y Caliope le presta atención. Comienza a reír de una manera que nunca había visto en ella y mi corazón siente una grita que lo desgarra.
Tengo la sangre apunto de estallar como un volcán en erupción. Siento mi piel arder del coraje. La chica le sujeta la mano a Caliope y ella no la aparta.
Pero ¿QUÉ CARAJO?
Ya estoy caminando hacia ellas y no reacciono. Mi rostro está enfurecido y mi alma aún más. Mi corazón está apunto de estallar como un fuego Artificial. Me planto delante de su mesa y ella me mira con sorpresa. Abre sus ojos como platos y sonríe de medio lado. Esa maldita sonrisa que me nubla hasta la razón. Pero no, hoy no mi amor. Hoy no.
-me tenías muy preocupada Caliope.

Le hablo severamente. Ella sólo asiente y me dice.
-lo siento, pero no podía dormir. No pensé que fuera tan grave salir a tomar un café.

Me dice muy arrepentida.
-pues si. Sí es grave cuando no me avisas. Puedo pensar que te paso algo.

Le digo reprendiendo su acción.
-Disculpa. De verdad no era mi intención que se preocupara. Pero con lo de ayer no sabía si le importaría o no.

¡Auch!
Eso fue duro pero es lo mismo que hizo con Daniel.
-si me importa y mucho. Sólo que tu no lo ves y por lo de ayer, lo aclararemos. Pero ahora lo que necesito es ver tu avance. ¿Cómo vas con el ensayo?

Trato de cambiar de tema porque aquí sigue la chica coqueta con mi niña. Ella me mira de pies a cabeza y con expresiones bastante estúpidas le habla a Caliope.
-no sabía que venías acompañada cariño.

¿Cariño?
Caliope levanta la vista y comienza a reír de una manera contagiosa y supongo que es por mi cara de ofendida e indiganada.
Así qué comienzo a hablar.
-¿Le has dicho cariño a ella?

Caliope se tapa la boca con ambas manos en forma de sorpresa y sus ojos me miran con una intensidad impresionante.

-Mmm si. He intentado por más de una hora hacerla sentir mejor, pero ella sólo habla de una tal Victoria. Yo podría ser mejor que esa tan Victoria. Yo le puedo quitar esa sensación de pesar. Pero no lo puede entender.

Caliope ahora se cubre los oídos para no escuchar y yo hecha un demonio recién salido del infierno la miro repulsivamente.
-Señorita, déjeme decirle de la manera más cordial posible que se aleje de aquí. Y déjeme aclarar que ella no es su cariño. No intente propasarse con ella, estoy yo aquí para hacerla entender de una manera y otra lo que es el respeto. Y esa tal Victoria soy yo. Así que aleje sé y no vuelva a acercase a mi chica o me veré obligada a romperle algún hueso. Ni siquiera quiero que la mires o estés a menos de diez metros de ella o me conocerás de una manera que no querrás.

La chica pálida y enojada se va de la cafetería. Me siento ante Caliope que me mira con unos ojos muy abiertos y expectantes a respuestas. Pero aún digo enojada, por el susto y la mentira. Se lo haré saber.
-ni creas que esto cambia mi humor.

Le digo tajante. Ella sólo baja la mirada y grita sus manos con mucha energía.
-lo entiendo, por eso te pido perdón. Pero necesitaba saber muchas cosas de ti y de lo que sentías por mi. Nunca fueron con intención de hacerte daño. Es lo último que haría. Hacerte daño a ti es hacerme daño a mi. Es que...

Carraspea y sigue mirando sus manos.

-te quiero más que a mi.

No sabia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora