No sabia.

Final II parte.

Tus labios y los míos entonando la misma canción de cariño y dolor, la misma canción de amor y sufrimiento. Esa canción que hemos cantado con la mirada cada vez que nos vemos.
Dices que me amas, ¿lo sentirás en verdad?
Dices que me necesitas, ¿lo sentirás de verdad?
Las mentiras, aunque sólo sea una, hace ver lo demás como tal. Como una falacia.
Y es que no puedo evitar besarte y aunque quisiera no lo haría, te amo tanto y te odio tanto al mismo tiempo.
¿Cómo me haces sentir tanto? Tu qué eres mortal igual que yo, que tu divinidad se esfumó al romperme el corazón.
Y es que no puedo evitar nada, te he echado tanto de menos, que mi soledad ahora me parece simpática cuando tu estas con nosotras.
Mis manos buscan entrelazar las tuyas y tu al instante las coges con fuerza. Sigo sumergida en mi cuando notó el sabor salado de tus lágrimas.
Me aparto y te miro directamente a los ojos...
Y veo en ellos lo mismo que veo e los míos... Desesperación y hambre, hambre de amor.
No puedo articular palabra o sonido, por que también eso me quitaste la noción del habla.
Te llevaste mis más bellas palabras al igual que las más horrendas. Te adueñaste de mi sin ni siquiera darte cuenta. Siempre he sido tuya, aunque te odie, aunque te desprecie de una manera que ni Lucifer podría odiar.
Pero te amo, te amo más que a mi misma, te amo más vivir, te amo más que a la vida aunque no cuenta la vida, por que mi vida eras, eres y serás tu.
Te odio por hacerme sentir esto y te amo por hacerme sentir esto.

Los sentimientos que mueven al mundo se unen en ti, yo me uno a ti. Eres lo más bello que pudo pasarme y eres la agonía de mi existir. Aunque no existo si no estás aquí.

Sigo mirando tus ojos, sigo mirando cada lágrima perderse en tus mejillas. Miro tus labios que me llaman y me gritan que vuelva a probarlos. Pero me contengo para poder decir una oración completa.
-¿Eva?

Imposible, digo casi en susurro y tantamudeando.
Tus ojos me miran fijamente y dices.
-No se... No le amo y no me casare con ella. Siempre has sido tu, siempre Caliope, siempre y para mi no hay vida sin ti. Para mi no hay felicidad de ti. Siento que sí no estás cerca muero y no muero al instante, lo comprobé, estaba muriendo sin ti, estaba muriendo lento y con tortura al saberte lejos.

No la deje continuar. No podía seguir escuchando su dolor, por que me sigue doliendo más que a ella.
-Victoria, yo... Yo... No se que decirte.
Te me quedas mirando sin comprende lo que dije, al igual que yo... Sin comprender.
¿Qué estoy haciendo?
¡Es la mujer por la que sigues llorando cada noche!
¡Reacciona ya!
-Victoria, vámonos. Ven conmigo, ven. No viviremos con tantos lujos como te los puede ofrecer Eva, pero juró solemnemente amarte, amarte como hasta ahora lo he hecho. Te juro que haré hasta lo imposible por hacerte feliz... Ven conmigo por favor...

Me pusiste tu dedo índice en los labios para callarme.
Me respondiste con un sí efusivo y un susurro en los labios.
-Si...
Para volver a besarme con la intensidad y con la promesa de amarnos por siempre.
-¿y si esto no funciona? ¿Qué pasara al siguiente año o al siguiente mes cuando despertemos de este sueño? ¿Qué pasara si no somos la una para la otra? ¿Qué pasara si en realidad fue obsesión y no amor? ¿Qué pas...a?

Me callaste, de nuevo con la misma insistencia de siempre. Me callaste leyéndome la mente. Me callaste como nadie y me devolviste la palabra en ese beso. Me devolviste la poesía y el canto que se quedo contigo, regresaste a mi, mis enormes ganas de vivir.
Y vivir sólo para ti.

-¿cuándo nos vamos?
Me preguntaste después de besarnos arduamente.
Y yo aún intoxicada dije.
-Mañana.
Me vuelves a besar y me dices.
Le he dejado una nota en mi habitación a Eva, diciéndole que es imposible que yo me case con ella. Que no podía condenarnos a una vida llena de traición e infelicidad. Le deje en claro que tu eres la mujer de mi vida y que tu eres mi vida, y que ahora que te había vuelto a ver no iba a perderte. No mi amor, no de nuevo, que sería capaz de matar por defender nuestro amor y defenderte a ti mi corazón.