El reencuentro II

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Dos día antes de la boda.
Con la tensión en el ambiente...

Vancouver 13:55 horas.

-Lic. Ciges, tiene una llamada desde Seattle.

Me interrumpe mi asistente.
-¿Quién es?
Pregunto yo.
-No me lo ha dicho, sólo ha pedido comunicarse urgentemente con usted. Está en la línea uno.

No me dejo contestarle, así que tome el teléfono y aplaste la tecla del número uno.
-¿Diga?

Hablo de manera desinteresada.
-¿con Caliope Ciges?
-Si...
-¡Hola Cal! Habla Daniel.

¡Uf! Daniel..
-¿Cómo estas?

Pregunto intrigada.
-Bien Cal, muy bien. ¿Oye te parece darte una vuelta por Seattle?

¿Qué? No, esta distancia me ha servido de mucho para olvidarle... No pienso volver a pisar ese suelo hasta que te hayas salido de mi mente Victoria Boné.
-No lo creo Daniel...
Digo cortante.
Unos segundos en silencio para que el volviera a hablar.
-es que necesito que estés aquí Cal. De verdad. Es urgente...

¿Urgente?
-no me asustes Daniel ¿qué pasa?

Volvemos a quedar en silencio y el dice.
-Voy a casarme, bueno voy a pedir la mano de mi novia. Y sabes que tu eres mi única familia. Tu eres la representación más grande y más responsable que tengo. Por favor, ven...

¡CARAJO!
Con ese argumento.... Maldito Daniel, si no fuéramos tan unidos ya le habría olvidado.
-Esta bien Daniel, iré...
Contesto resignada.

-Muy bien Cal, te amo más que nunca.
-Ya idiota. ¿Cuándo pedirás su mano?
-Mañana, antes de que sea la boda de su hermana.
-¡oh vaya! Eres un hijo de puta Daniel, ahora tengo que salir de la ciudad y ver como la chula de tu novio irá llora porque no se esperaba que el mujeriego de su novio sentara cabeza. Volver a la ciudad que me marco y casi me mata sólo para que seas feliz. Hasta dónde no te quiero imbécil.

Digo bromeando y preparando los trámites que me enviaran para trabajar allá en Seattle.
-¿Cuanto tiempo me quedare allá?
Le pregunto a un emocionado Daniel.
-El necesario, tu luego lo sabrás...
Me intriga el maldito.
-Bueno, saldré hoy mismo para allá y si no te veo en el aeropuerto me regreso y no iré ni a tu boda.

Digo bromeando.
-Ya Cal, ahí estaré esperándote. Te amo, nos vemos pronto.
-Hasta luego.

Y colgamos.
Mierda, puta vida, maldita suerte, carajo, maldito Daniel.
¿Cuantas maldiciones más tengo que decir para dejar de sentir ese agujero en el estómago?

Voy a volver, al mismo lugar donde te conocí y donde me enamore de ti. Voy a volver a recordar todas las noches en vela que te dedique y voy a recordar todas esas caricias que no concreté. Voy a recordar todas esas lágrimas que me hiciste derramar y todas esas sonrisas que no supe brindar.
Te detesto, te repudio y te odio tanto Victoria Boné, eres lo más horriblemente bello que me ha pasado en la vida.
Supiste herirme y supiste destrozarme, mi alma siempre ha sido tuya pero tu la consumiste y la tiraste a tus llamas infernales de deseo y desecho.

Organizo todo antes de mi salida y pongo a cargo a mi asistente, ella me enviara todos lo documentos importantes y yo los examinare para ver que se expondrá en la revista y que no.

Ahora estoy en el aeropuerto esperando mi vuelo, sale a las 20:30 horas con destino directo a Seattle.
Horas de vuelo y de un poco de sueño.
¿Te habrás casado ya?
¿Seguirás amándome como decías?
¿Amarás a Eva?
¿Son felices?

Pregunta tras pregunta y con eso una nota suicida más a la lista más depresiva de la historia.
Abordó el avión y horas en el aire me hacen querer asesinarme y dejar que Satanás decida cual será mi penitencia o quizá sólo por este sufrimiento terrenal me vaya al cielo y decidan darme las alas de Arcángel.
No se cuánto tiempo se tarda mi cabeza en llegar a la misma conclusión de huir y alejarme de todo y de todos.

No sabia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora