No sabia.

¡Ay amor!

-te quiero más que a mi...

Me quiere como a nadie y yo a ella. Pero ¿puedo renunciar a mi trabajo, y arriesgarme a ir a prisión?

No se que hacer, mi vida solo da giros inesperados que me llevan a tormentas aterradoras. No puedo seguir con esta contradicción de sentimientos.  Con ese impedimento de si o no.
Me agota y destruye en segundos. Mierda, ahora me mira con esos benditos ojos hermosos. Si supiera el efecto que provoca en mi, sabría aprovecharse de ello. Es tan hermosa, tan bella.
¿Qué le digo?

Suspiro y la miro a los ojos directamente..
-Cal, se que es algo muy fuerte y te entiendo. Es algo que igual yo siento. Es increíble, pero debemos tomar las riendas de ello y esforzarnos por contrarrestarlo. En cualquier momento eso nos puede afectar a ambas. Solo esperemos un año, no es mucho tiempo, podemos ser fuertes.

Trato de sonar convincente, pero se que no fue así. Lo bueno es que ella no se da cuenta de mi nerviosismo, y sólo sigue con lo suyo.

-Claro, claro... es, es lógica. Debemos protegernos de todo eso. Claro...

Lo dice midiendo cada una de sus palabras, su voz se escuchaba apagada y triste.

Regresamos a la habitación y preparamos todo para hacer las visitas a los museos y el Coliseo, su mirada se perdía en cada retrato en cada piedra. Era como ver a una niña en una tienda de muñecas.

Caliope tomaba notas y fotografías de todo, escribía citas detrás de ella y enueraba todo. Tan bien organizado que aterraba.

La semana paso y no volvimos a hablar de nuestros entimientos. Creo que al final se dio cuenta que es lo correcto y de que hay mucha inseguridad de mi parte.
Ibamos en el avion directo a Atenas y la miraba escribir en su iPad, tenia como titulo "Roma y Atenas, los terribles encantos de la sociedad"
Se miraba inspirada y yo era incapaz de hablarle. Me intimidaba verla de esa manera tan concentrada, sus ojos estaban tan profundos y totalmente centellantes de la pasión y el empeño que brindaba en cada palabra.

Con los segundos pasando y kilometros avanzando, una aeromosa se nos acerco y pregunto.
-¿Desean algo?
Pregunta interesada en Caliope que se encuentra en el asiento del pasillo, detesta ir en la ventana.
Caliope la ignoro y la sobrecargo le intereso aun mas. Me senti a rabiar con esa actitud con Caliope.
-¿Desea algo señorita?
Ahora le pregunta mucho mas cerca de su oido. Calipe levanta la vista y la mira de una forma interesante.

-Agua mineral por favor.

Solo dice eso Caliope y vuelve a lo suyo. La sobrecargo se quedo asombrada y fue por ello.

-Señorita, puedo decirle de la manera mas respetuosa que me parece encantadora.

Le dice la aeromosa a mi niña, y Caliope solo sonrie y con una conducta bastante cortante hace huir de ella a la pobre chica del aire.
Llegamos a Atenas y su rostro se ilumino por completo, sabia que esa vista la habia cautivado por completo. Alli supe que ella haria todo lo posible por mantenerme segura y comoda, sacrificando su felicidad por mi comodidad.

Pasaron 3 dias y ella seguia concentrada, hablabamos lo necesario y solo nos mirabamos a los ojos hasta que cenabamos. Lo demas, lo evitabamos para no buscar dos pares en tres botas. Escribia dia y noche, tomaba mas fotografias y tomaba notas todo el tiempo. Parecia una historiadora profesional, su cuerpo se tensaba por momentos cuando yo pasaba cerca, sentia sus musculos contraerse tan solo con que me escuchara caminar. Sentia lo que ella sentia, como si ambas estuvieramos conectadas. ¿Es tan fuerte esto?

Llego la ultima noche en Atenas, y no resultaron nuestros planes para ir al crucero de Corinto, cenamos un festin y ella mas alegre que de costumbre empezo a hacerme platica. Justo despues de dos semanas hablamos como antes de nuestro beso accidentado.

-¿Quién te rompió el corazón?

Me pregunta ella con una mirada llena de amor y ternura.
-Fue hace mucho tiempo Caliope, no recuerdo.

-Quiza no quieres recordarlo. Es claro que no, pero yo quisiera comenzar.

-Pues adelante.
-Fue hace poco, cuando di mi primer beso. Ella me dijo cosas terribles que me hicieron llorar por primera vez, por primera vez en mi vida. Claro al comenzar mi independencia natural de mis padres.