La fiesta de máscaras III

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¿Hablar?
¿Pero de que voy a hablar con Victoria?
¿Le voy a decir que he sido una puta, una egoísta, una infiel, una infeliz desgraciada, una idiota que sólo sabe engañar y lastimar?

Victoria me toma de la mano y me lleva lejos de allí, dejando a Eva anonadada por mi manera de contestarle y sorprendida por mi hostilidad.
Pero antes de salir, Eva se acerca al escenario y toma el micrófono para hablar.
-Damas y caballeros, hoy es una fecha muy especial para nosotros. No sólo compartimos la alegría de luchar en contra de la homofobia sino que también, hoy de la forma más romántica que conozco y de la forma más sincera, les comparto mi felicidad al darles la noticia más sorprendente de mi vida. Hoy, disculpen. Necesito de mi novia aquí para que me ayude a decirles. Victoria, ven aquí cariño.

Dice Eva animada. Victoria se me queda viendo en forma de disculpa, y ahí es donde entendí lo que realmente pasa.
Tina tenía razón, toda aquella mujer que pretenda amarme, que crea amarme de ira huyendo de mi lado al ver mi verdadero rostro. Al ver que no valgo nada y que no merezco ni una pizca de su amor.
¿victoria o derrota?
No se cómo sacarme esta infelicidad, abarca todo de mi, desde mis pies hasta mi cabeza. Renunciar a lo que quiero por el bienestar de otros es lo único filántropo que puedo hacer por este planeta.
-Gracias por venir a mi lado, ya esta completó el cuadro. La noticia que los tiene es suspenso es que ¡Nos vamos a casar en seis meses!

Una ola de aplausos y gritos de escuchaban de norte a sur de esta casa.
Estar demás en algún sitio se siente, como sí Dios te dijera que ya no hay esperanzas y no hay más verdad.
Como sí cayeras en lo más profundo del abismo y ahí te des cuenta que los monstruos no son tan malos como parecen.
Como sí después de tanto huir de la oscuridad, ella te cubra por completo y no sientas deseos de salir.
Derrota absoluta, he perdido y los perdedores siempre lloran. Temer por lo que hay en la oscuridad sin saber que yo soy la oscuridad, sin sabe que soy parte de ella como las sombras que desaparecen al apagarse la luz.
Y que al encenderlas, sólo las apariencias de sonrisas y de lágrimas contenidas. De dolor castrado y de llanto en llamas puede tomar esa imagen que tanto habías resguardado.

Decido irme de allí, corriendo... Sin importar nada y sin importarme lo que dejo atrás.
No soy capaz de girarme y ver la felicidad de ellas, verlas unidas y felices aunque sea sólo por apariencia.
Se ve tan real que duele como sí el Armageddon sucediera y se abriera todos los suelos de mundo para escuchar las almas en pena del infierno.
Es al separarse cuando se entiende la fuerza con la que se ama. Justo ahí es donde acepto que en todas las mujeres que han pasado por mis brazos, sólo la buscaba a ella. A ella... Victoria.
Ella me destruyo de la forma más bella, haciéndome comprender por que las tormentas tienen nombres de personas. 
Corro, huyo y lloro, la felicidad tiene fecha de vencimiento y quizá yo, sólo la disfrute en una noche.
Cualquiera enamora a un corazón joven, pero cuando es un corazón hecho de ceniza ahí está el reto. Por que ese corazón se desmorona ante cualquier temblor.
¿Quién me lastimo tanto que hizo que me empezara odiar a mi misma?
Mis pensamientos me destruyen y yo trato de no pensar pero el silencio es un asesino también.
Me miro en el reflejo de un lago que desconozco y desconozco a la persona que hay en él. ¿Quién es esa chica que está dentro de mi?
Estoy tan cansada y no puedo ver ni dormir.
Nadie me quiere, quizá por que mi mente está llena de demonios. Y es ahí donde acepto que nada puede matarte de la manera más certera que tu propia mente.

Desconozco el lugar en donde estoy.
Sólo veo oscuridad y un lago enorme... Veo árboles y pinos gigantes que no me dejan ver más halla de lo visible.
Veo luces del otro lado del lago.
Ahí fue la fiesta, me siento cuenca de un árbol y me oculto allí, de mi misma.
Y del agujero que tiene mi alma, aquel agujero que hace que sea incapaz de sentir algo.
Camine tan rápido que se me olvidó el miedo.
Algunas veces las palabras no son suficientes para expresarse.
Llega el momento en que no siento nada. Y se siente como dolor, dolor todos los días. Tu cerebro sabe que tu eres nada y esto te causa dolor. El dolor crece en cada célula de mi cuerpo, como una enfermedad que se come desde dentro hacia afuera. Pronto acaba de consumirte por que ahí no hay nada en el interior. No hay corazón, no hay pensamientos, no hay emociones. Sólo hay piel que camina durante el día lastimándose.
Así es como se siente nada.
Veo autos acercarse y yo estoy sumergida en el lago. Sintiendo como el agua llega a mi alma para inundarla con esperanza ya perdida. Reconfortando mi ya destrozada vida. Apenas 22 años y no hay nada que pueda ayudarme a regresar a ser la de antes.
Iluminan esas luces todo el valle, veo como Eva sale de uno de esos autos y corre hacia mi al igual que Victoria y creo que Clara, no la veo bien.
Perdí mis lentes de contacto.
¡Carajo!
Un hombre se me acerca y me toma en sus brazos para subirme en una de esas camionetas.
Aturdida y asustada grito
-¡No me toques!
Clara acaricia mi frente acongojada al verme tan afectada.
-Estoy bien, hágame el favor de bajarme ahora. Estoy bien, de verdad. Puedo andar por mi propio pie. Sólo déjeme tranquila.

No sabia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora