Adiós.

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Llanto y delirio, muchos sentimientos encontrados.
Confrontaciones y reproches. Desde allí mis padres y yo no volvimos a hablarnos.
Sólo mi tía me apoyaba y yo sólo me sumergía en los estudios. Mi carrera me consumía y me perdí.
Entre libros, bares y mujeres me perdí, tenía las mejores calificaciones y mi tía me apoyaba mensualmente o bimestralmente, estaba sola. Completamente sola, no supe más de la hija de perra que me rompió el corazón.
Concentrada en mi vida bohemia conocí a muchas mujeres adineradas que gracias a su nivel económico podía vivir una vida estable y sin necesidades.
Sus nombres los he olvidado con la llegada de otra, no recuerdo el número exacto de las mujeres que han pasado por mi cama y no recuerdo la cantidad de camas en las que he dormido después de tener sexo con una mujer.

-Cariño ¿Quieres desayunar?

Me pregunta la mujer de esta noche, me da una taza de café americano. No recuerdo su nombre, ni siquiera recuerdo que día es hoy.
-Toma, es un poco de dinero para que no tengas problemas el resto del mes.

Me entrega el recibo de un depósito en mi cuenta, me da un beso en los labios y sigue preparando panqueques y jugo de naranja.
Me he convertido en una especie de dama de compañía con las mujeres más atractivas y exitosas, me pagan por acompañarles a eventos donde la presencia de una mujer atractiva e inteligente es fundamental para nuevos contratos y autoridad. Con la humildad aparte, son dos virtudes que poseo en mi sangre, en mis glóbulos rojos más que el oxígeno.
-cielo ¿Qué harás esta noche?
Me vuelve a preguntar la mujer que tiene talento nato para el sexo, una habilidad magnífica para el sexo oral.
-Estudiar, mañana presento un examen final.

Le digo sin verla a los ojos.
-Gracias por el apoyo de anoche, y gracias por la noche.

Me dice volviendo a besarme.
-Gracias a ti por lo mismo.

Le digo yo lo más cariñosa posible.
-Me vas a llamar por cualquier cosa ¿Verdad? Cualquier problema. Llamame.

Me dice mientras se vestía.
-Claro, claro. Gracias...
¿Marina, Mónica, Minerva, Melena?
-Clara. Entiendo que no recuerdes mi nombre. Tienes mucha confidencialidad con tus amigas.
Mis amigas son como mis clientes.
-Gracias Clara, lamento no recordar tu nombre. Pero ahora tengo que estudiar. Mi examen final se acerca y si no lo apruebo no me graduare y me preocupa mucho.

Le digo cuando ya está de salida.
-Cualquier cosa llámame.
Ahora le digo yo a ella. Me da un último beso en los labios y se va.
Mi apartamento se vuelve a quedar vacío. Mi vida se vuelve a quedar vacía.
Yo vuelvo a estar vacía.

Hago lo posible por concentrarme y estudiar el genocidio judío en la Segunda Guerra Mundial. Mi tesis abarca todo el sufrimiento de Sobibor el campo de exterminio más letal que Auschwitz.
Llega el día esperado y cumplo con todo y me califican con un excelente. Me dan mi certificado de historiadora y ya soy libre.
Por primera vez soy feliz, por primera vez en mucho tiempo.
Le llame a Daniel para darle la noticia.
El igual de feliz que yo me dice que tenemos que celebrarlo y quedamos para ir a un bar.
Me cambie de vestimenta y salí para ir con Daniel. Eran las 11:30 p.m. Y el pasa por mi en su Ford fiesta.
-Licenciada en historia universal Caliope Ciges Bailach.

Dice dándome un abrazo fortísimo, cálido y lleno de cariño.
-Hola Daniel.
-Hoy es día de fiesta, hoy es un día de celebración enorme.
-Jajajaja basta. ¿Cómo estas Rebeca?

Le pregunto a su prometida.
-Muy bien Cal, que gusto verte y felicidades.

Le agradezco con una sonrisa y partimos a nuestro bar preferido.
Uno donde hay karaoke y tarima.
Llegamos y el guardia me saluda con total normalidad, entramos y pedimos nuestras bebidas en la barra y fuimos a nuestra mesa.
-¿ya miraste a tu próxima presa Cal?
Me pregunta Daniel con una sonrisa enorme en sus labios.
-Todavía no, aún no. Pero ¿Ya te dije que Clara quiere algo más serio conmigo?

No sabia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora