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Mi intención era visitar a Pete y hacerlo confesar. Posteriormente, llevarlo a la reunión.
Pero sabía que para estas personas, él iba a ser el responsable de darle la lista y la escopeta a Michael. Lista que, y hay que reconocer, no cumplió en su totalidad. Sobrevivieron siete de los doce.
Tampoco quería comentarle a los sobrevivientes que estaban en esa lista. No es algo que les apetecería saber, ya que muchos buscan hacer que los demás lo olviden pese a estar presente y resonando en sus mentes.
Llegando a la casa de Pete y como es una mala costumbre de él, tiene la ventana abierta. Normalmente su madre lo regaña por hacerlo, pero pareciera que no están hoy. Todas las luces están prendidas a excepción de la de su habitación.
Y toco el timbre. Sale Firkle, otra vez me sorprendo de verlo ahí.
— ¿No te volverás a casa, Firkle?
— No, Henrietta. — explicó el niño — me voy a quedar un rato más aquí.
— Tengo que hablar con él de un tema serio y no te incumbe, Firkle. ¿Podrías retirarte un momento para dejarnos hablar?
Firkle asintió y caminó hacia la cocina de la casa. Yo lo seguí hasta estar cerca de la escalera.
— ¿Los papás de Pete?
— Fueron al funeral de un conocido, y lo dejaron solo. ¿Por qué?
— ¿Y por qué siempre estás aquí con él, Firkle? — le consulté. Firkle levantó los hombros.
— Me está invitando con constancia. La ausencia de Michael se hace evidente.
Y yo me pregunto el porqué no me invitan a mí. En cierta parte me molestaba, como si Michael fuera el único que me aceptaba y el resto parecía solo tolerarme.
— ¿Cómo se ha comportado Pete estos días?
— Igual que en los últimos meses, Henrietta. Distante. Te invita pero no te hace mucho caso. Estoy en su casa por estar.
— ¡Entonces vuélvete a casa, Firkle! No estás obligado a estar en una casa en la que no te gusta estar.
Firkle es un chico de trece años, por lo que no tiene las mismas libertades que nosotros. Me hizo aumentar mi sospecha pensar en que Pete puede contener a su amigo durante horas en su casa, como si lo tuviese secuestrado. Finalmente, Firkle cogió su cartera y se retiró de la casa sin más. Caminé hacia la habitación de Pete y le toco la puerta, pero no escuché nada por su parte. Me dí fuerzas para abrir y así, confrontarlo.
Pero el contenido de esa habitación en la que tantas veces había estado, y ahora resultaba tan desconocida, me dejó fría.
Papeles.
Hay papeles en todos lados.
Mientras camino y observo a mis alrededores, proceso lo que estoy viendo y leo el contenido de los papeles pegados en la ventana. Mi torpeza natural me lleva a tumbar una de las velas con las que tropiezo y, cuando siento olor a humo, es que me doy cuenta que hay papeles en el piso y se han prendido fuego. Procedo a agacharme, e intentar apagarlos soplándolos; incendio que por fortuna logro controlar. Suspiro con alivio.
Y del piso recojo el papel que está rodeado por las otras velas. Noto que debajo de estas hay muchos más papeles y los voy corriendo. Así, finalmente, logro ver el pentagrama dibujado con tiza en el suelo y bajo mis pies. Vuelvo a quedar desconcertada, esta vez esa sensación es mayor. Y miro, todavía agachada, el papel en mis manos que recogí con anterioridad.

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Síndrome del sobreviviente ▸South Park Fanfic◂
FanfictionFanfic sobre Henrietta Biggle. Henrietta sufre de prejuicio social por el acto cometido por su mejor amigo, Michael, hace un año. ▸ Probabilidad de shipps. ▸ Puede diferir un poco del canon original. ▸ También escribo novelas originales, por lo tan...