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Cuando pasó y por fin cayó en lo que ocurrió, Tweek tuvo que adaptarse a ese nuevo estilo de vida y, como un balde de agua fría, a su primer cumpleaños sin sus amigos.
Cuatro días después de lo que ocurrió, Tweek cumplió dieciséis años y chocó con la triste realidad de que siete de sus compañeros del colegio no le iban a enviar las felicidades. Quiénes más le dolieron fueron Wendy y Tolkien, pero había otra persona más la cual, por el estrés, no recordaba siquiera su nombre.
Amigos quiénes nunca iba a olvidar. Tweek pasó todo su cumpleaños pensando que nada de esto era real y que en cualquier momento se despertaría en una fiesta rodeada de sus amigos y de su ahora "novio oficial". No obstante, todo era tan real que daba escalofríos. Y no hablamos del sueño, hablamos de esa realidad donde Tweek está sentado en esa molesta silla. Siquiera sus padres, que lo llevaron a Tweek Bros Coffeehouse para celebrar su cumpleaños y le regalaron una cafetera, lograron alejar las ganas de morirse que tenía.
Tweek, y casi como si el cielo le hubiera enviado algo para que sonriera, se sintió cómodo en aquel colchón suave que tanto contrastaba con la mierda de su habitación. Sintió unas manos recogerlo del suelo y acariciarlo entero, eran cálidas y largas como esas que una vez llegó a sentir.
— Feliz cumpleaños, mi solecito. — escuchó él, en un susurro. Tweek sintió, y fue lo que lo obligó a abrir los ojos, unos besos que se sintieron calurosos y reales. Cuando los entreabrió, se encontró unos ojos rasgados; brillosos y oscuros como él los recordaba.
— Craig... — susurró Tweek. Craig lo abrazó con aún más fuerza y Tweek se relajó en él. Para todos era un sueño del que pronto despertarían, pero para Tweek ese despertar lo quería muy lejano, kilométrico — perdón por no haberte podido defender ese día, Craig.
Aún sintiendo los besos de su amado, sus caricias y sus susurros con palabras bonitas, Tweek sabía que este escenario estaba lejos de ser real. Quizá lo sería en un mundo donde Craig no hubiera salido del escritorio para confrontar a Michael, o hubiera sido real en un escenario hipotético donde ambos hubieran fallecido.
Y quizá así estarían por la eternidad, siendo uno solo y sabiendo que no tuvieron que esperar nada para volverse a ver en el otro lado.
Pero la realidad es otra.
— No me beses tanto, mi amor. Que después voy a necesitar tus besos y no voy a poder pedírtelos. — le pidió Tweek, intentando no hiperventilar para así no llorar. Las manos de Craig continuaron acariciando el cuerpo de su amado y sus labios cálidos besándolo entre la mejilla y la comisura, como habituaba a hacer en un intento por mantener la privacidad de los labios de él. Labios que, el día donde lo perdió para siempre, se volvieron dueños de alguien que no los iba a poder disfrutar.
— ¿Qué pasa, mi estrella? — preguntó Craig, tras la petición de su novio. Tweek lo miró y analizó esa cara; igual de precioso que el día en que lo dejó.
— Nada. — logró decir, por más que luego iba a extrañar esos besos como nunca e iba a comenzar a desear estar muerto — te amo. Le diste significado a mi vida, pero ahora que no te tengo siento que lo perdí. — y Tweek, apenas pudiendo entender lo que está pasando, lloró — perdóname por no ser lo que tú hubieras querido que sea, Craig.
El chico volvió a enredarlo con sus brazos y besarlo de nuevo. Esta vez, Tweek esperó a que quedase frente a frente para hacer algo que necesitaba.
Con suavidad tomó sus mejillas y lo besó. Craig correspondió y cerró sus ojos de manera que, por un instante, ambos se sintieron en un mismo plano.
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Síndrome del sobreviviente ▸South Park Fanfic◂
Fiksi PenggemarFanfic sobre Henrietta Biggle. Henrietta sufre de prejuicio social por el acto cometido por su mejor amigo, Michael, hace un año. ▸ Probabilidad de shipps. ▸ Puede diferir un poco del canon original. ▸ También escribo novelas originales, por lo tan...