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Los padres de Craig fueron muy considerados. Con cuidado lo ayudaron a subir al vehículo, y le propusieron pasarlo a buscar en cuanto salieran de la casa de los Black. No obstante, Tweek se negó rotundo. Después de tanto tiempo, necesitaba tomar algo de aire e ir por su cuenta por todo el pueblo.

— Quizá alguien me quiera llevar a otro lado de la ciudad, no sé. — dijo Tweek — no he salido en el último tiempo.

— Me alegra tanto que estés intentando vencer tu depresión, Tweek. Verte a tí es ver parte de mi hijo. — comentó Laura. Tweek le sonrió tierno — no puedo evitar ver a otros chicos de tu edad y pensar... en que él no va a poder crecer con ustedes.

A pesar del triste comentario de su suegra, Tweek habló.

— Pues... hoy soñé con él. — Thomas no volteó, pero miró por la ventanilla a Tweek — en mi cumpleaños anterior siquiera logré dormir. El hecho de que Craig no iba a estar ahí me quitó el sueño totalmente. Pero, hoy, increíblemente pude dormir y verlo una vez más. — Tweek tragó saliva — de seguro es un mecanismo que mi cerebro desarrolló para tenerlo siempre presente. Guardo todos los momentos que viví con él en mi corazón.

Los padres de Tweek sonrieron por el comentario de Tweek. Les parecía tierno que Tweek, hasta hoy, no tenga un día donde no piense en él.

— Feliz cumpleaños, Tweek. — dijo Laura — sabes que las puertas de nuestra casa siempre están abiertas para tí.

— Gracias, señora Tucker.

— Lo mismo, chiquitín. — añadió Thomas. Y, con cuidado, estacionó en la puerta del cementerio — bueno... llegamos.

Tweek abrió la puerta y Thomas bajó para sacar la silla de ruedas del cajón. Luego lo ayudó a sentarse.

— ¿No quieres ir a visitar a Craig, Thomas? — preguntó Tweek. Thomas negó.

— Voy cada dos semanas, porque es el día que le corresponde mi atención. — y Thomas rió — fue la semana pasada.

— Me muero de ansias de visitarlo. — se emocionó el chico, a pesar de que su amor solo era un pedazo de mármol y, debajo, un sencillo cajón blanco.

Eso es algo de lo que se arrepiente. No haberse curado lo suficientemente rápido para poder irlo a ver siendo enterrado. Aún así, en parte agradece no recordarlo en un ataúd, totalmente maquillado y pareciendo un muñeco. Prefiere ese Craig con tanta vida que le tocó vivir, y olvidar esa última versión de él que tuvo unos segundos, esa versión que su cerebro quiere censurar por lo explícita que fue.

El cajón fue blanco (como con todas las víctimas) porque a Thomas le parecía una buena idea que todos pudieran escribir mensajes sobre él, pero al momento en que le tocó a él, sintió una amargura en la boca. Primero, porque su hijo no los iba a poder leer. Segundo, porque Tweek tampoco le podría dejar un mensaje.

Entonces tan solo le dijo unas palabras y le dió un último beso antes de que se lo lleven de la morgue. Y esa sensación de que fue el último beso. Para, finalmente, "cerrar" esto en el funeral y que le digan esas palabras que tan insípidas sonaron para algunos.

Tweek cree que de haber estado presente en el funeral habría tenido que contenerse para no tirarse con Craig bajo tierra. Así como Thomas tuvo que hacerlo. Es como si parte de Tweek hubiera estado manteniendo al señor Tucker de pie, despidiéndose de él.

En el cementerio están la mayoría de sus amigos. Mayoría, porque el cuerpo de Wendy fue llevado a un cementerio privado local en Estrasburgo. Tweek se prometió que su primer viaje al extranjero sería a esa ciudad para poder llevarle alguna flor a su amiga.

Síndrome del sobreviviente ▸South Park Fanfic◂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora