Jimin quería matar a su primo. Otra vez.
—Ese Omega traidor —susurró entre dientes, temblando parejo mientras seguía caminando entre las calles del bazar, sonriendo educadamente ante la gente que los veía y sonreían.
—Cuando tu primo dijo bazar navideño pensé que era un bazar en el centro de Seúl, como el que está a lado del río Han —musitó Yoongi muy cerca de él, también sonriendo con educación y aferrado a su brazo.
Por ser el foco de los chismes alrededor de Corea, todos estaban atentos a ellos y chillaban cuando los veían acercarse más al otro. Era como vivir una escena de un k-drama, surreal y a veces un poco incómodo; Yoongi esperaba que no fuera siempre así porque no se veía viviendo esto diario por el resto de su vida.
—Ese maldito Omega brujo nos la volvió a hacer —gruñó Jimin mientras movía la mano para saludar a gente a lo lejos.
Yoongi no pudo evitar reírse, apresurándose a poner su mano sobre su boca para evitar ser muy ruidoso. Jimin sonrió también, mirando a su esposo de reojo.
—Entonces qué se supone que hagamos o a dónde tenemos que ir —cambió de tema Yoongi, en voz igual de baja y viendo confundido a todas partes.
El bazar no era como los que Yoongi había ido en el norte o en Seúl, incluso como los europeos, aunque era una combinación de todos. Había varias filas con carpas o botes de madera a lo largo de medio kilómetro, o menos, en un claro largo a las faldas de una montaña. Estaba a casi una hora de Seúl el lugar y Yoongi había perdido la orientación como veinte minutos después de haber salido del castillo, pero había sido un paseo agradable y divertido con Jungkook y Taehyung a su lado, Jin y Namjoon fueron un poco... incómodos. Como siempre.
Conforme más tiempo pasaba con ellos, más entendía que lo que había era una tensión sexual inmensa que volvía casi electrizante estar en medio de ellos. Justo como le pasó a Jimin, que a los cinco minutos de estar sentado entre ellos, se arrepintió de no haber dejado a Jungkook sentarse ahí para evitar peleas. Cuando llegaron al bazar, Jimin quería llorar y decidió jamás volver a estar entre ellos en ningún lado.
Casi salió volando cuando Jin abrió la puerta y se salió, con Yoongi viéndolo divertido cuando llegó a su lado.
—Jamás me vuelvas a dejar ser un buen amigo, por favor —sollozó cuando su esposo lo tomó del brazo.
—Conste que tú lo decidiste —lo regañó en broma Yoongi, haciéndolo reír.
Siguieron riéndose hasta que miraron a su alrededor y se congelaron. El lugar era hermoso, sí, había luces en postes medianos iluminando todo alrededor en gran medida pero al mismo tiempo las luces navideñas le daban un toque suave y hogareño.
Pero estaban en medio de la nada.
Ni Jimin o Yoongi pudieron preguntar nada a Taehyung y Jungkook porque ellos se apresuraron a ir caminando por entre las calles del bazar, que era más bien como un mercadito navideño con diferentes puestos de comida, juegos y cosas, tanto Jin y Nam como Jimin y Yoongi se vieron obligados a ir corriendo tras los reyes del Sur, con sus guardaespaldas siguiéndoles también a unos pasos.
No había tanta gente, pero sí la suficiente para que se hicieran pequeños círculos al verlos y cuchichear entre ellos.
Taehyung y Jungkook empezaron a hablarles sobre los diferentes locales que estaban participando en el bazar, de lo que estaban ofreciendo y cómo había salido la idea.
—Fue algo muy local, de hecho —explicó Jungkook—, la gente del orfanato decidió que sería una buena forma de ganar donaciones y al mismo tiempo ayudar al comercio local mientras aprovechaban el turismo navideño y bueno, henos aquí.
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Royals II. A Tale of two princes.
RomanceSEGUNDA PARTE DE ROYALS. La ventaja de tener un gemelo, es que podían ayudarse e intercambiar para favorecer al otro. Eso habían pactado los hermanos Park conforme fueron creciendo y conociendo el mundo de la realeza. Y eso fue justo lo que Park Ji...