Andre

28 2 0
                                    

Narra Andre:

Recupero la conciencia poco a poco, escuchando el monótono sonido del monitor cardíaco y la voz inaudible de los médicos. Logro distinguir el olor del alcohol y el látex, y siento las suaves sábanas de seda y satén. Al parecer, no hay poliéster para la realeza. Abro mis ojos y distingo una habitación con colores apagados, un par de médicos y enfermeras, una amplia ventana y un hermoso adorno de flores con un mensaje que dice "recupérate pronto, príncipe de mis sueños." Seguramente era de una admiradora, pensé. Veo al doctor entrar con una carpeta que lleva mi nombre, seguramente era mi expediente, que iba a usar para informarme sobre mi estado de salud. Al parecer, tenía un brazo roto y una pequeña contusión en la cabeza. A pesar del dolor de cabeza que me estaba matando, solo tenía una pregunta en mente: ¿Qué pasó con el resto de los pasajeros? ¿Qué pasó con mi familia?

Aturdido, le pregunto al doctor Gálvez, que ha sido mi médico de cabecera desde que era joven. El doctor Gálvez me mira fijamente, y reconozco esa mirada lastimera, la misma que mostraron cuando murió mi abuelo. A veces, solo quiero sentir que le importo a alguien, que me conocen como André y no solo como "André, príncipe de España". En estos días, ser parte de la monarquía es no ser más que una cara bonita. ¿Realmente le importo a alguien? ¿Las personas que dicen que me aman me amarían aún si no fuera príncipe? ¿Qué pasaría si fuera una persona anónima?

—Andre, ¿estás bien? —La voz del doctor me saca de mis pensamientos.

—¿Yo? Sí, solo estaba pensando en lo que le pasó a mi familia.

—Oh, bueno, el estado de la Reina y el Rey era muy grave y no pudieron salvarse. Lo siento mucho.

Esas palabras me paralizan. No, no, no, ellos no pueden estar muertos. ¡¿Por qué?! De todas las personas de mierda que hay en este mundo, mis padres tuvieron que morir.

—¿Muertos? —digo con un hilo en la voz. De repente, me falta el aire.

El doctor se acerca; sus palabras parecen lejanas, como si estuviera hablando desde el fondo de un pozo. La habitación gira y siento que me están ahogando. ¿Cómo puede ser esto real? ¿Cómo puedo estar aquí, respirando, mientras ellos ya no están?

—Y... tus hermanos también fallecieron —añade, cada palabra cayendo sobre mí como un martillazo.

Mis hermanos. Felipe y Carla. Sus risas, sus peleas, todo se desvanece en un instante. La imagen de mis padres, siempre tan fuertes, se derrumba. Estoy sola. Solo en este mundo que de repente parece tan vasto y vacío.

Me llevo las manos a la cabeza, el dolor es insoportable. Grito, pero el sonido que sale de mi garganta es débil y quebrado. Siento que el suelo se abre bajo mis pies y caigo en un abismo de desesperación. Quiero despertar de esta pesadilla, quiero volver atrás, quiero que todo sea una mentira.

Las enfermeras tratan de calmarme, pero no pueden. Nadie puede. ¿Cómo podrían? Mi mundo se ha destruido en un abrir y cerrar de ojos.

—Andre —susurra el doctor Gálvez—, vamos a ayudarte. No estás solo.

Pero no puedo escucharle. Todo lo que veo es el rostro de mi madre, la sonrisa de mi padre, la risa de mis hermanos. Y ahora, todo eso se ha ido. Siento que me estoy desmoronando, pieza por pieza, sin saber cómo voy a seguir adelante.

Permanezco sentado y helado, procesando todo. Ver a mi madre y padre fallecidos en un accidente, junto con mis hermanos.

El doctor me tiende una carta. La abro con manos temblorosas y empiezo a leer:

Querido Andre.

Sabemos que estas últimas semanas han sido increíblemente difíciles para ti y no hay palabras que puedan aliviar el dolor que estás sintiendo. Nos hemos reunido para tomar decisiones importantes sobre tu bienestar y el futuro de la monarquía española.

En primer lugar, queremos que sepas que te acompañamos en tu duelo y que estamos aquí para apoyarte. Comprendemos que tu mundo ha cambiado drásticamente y que necesitas tiempo para asimilar lo ocurrido.

Después de discutirlo a fondo, hemos decidido que lo mejor para ti es alejarte de la presión y el escrutinio de la vida pública en España. Creemos que un periodo de descanso y recuperación en un entorno diferente te permitirá sanar y encontrar un nuevo equilibrio.

Por esta razón, hemos arreglado para que pases los próximos seis meses en Guatemala. Durante este tiempo, estarás en un lugar tranquilo, rodeado de personas de confianza que cuidarán de ti y te ayudarán en este proceso. No se trata solo de un retiro físico, sino también de un espacio para que puedas encontrar consuelo y fuerzas para enfrentar el futuro.

Entendemos que esta noticia puede ser abrumadora, pero queremos asegurarte que esta decisión se tomó pensando en tu bienestar a largo plazo. La monarquía sueca y británica te apoyarán durante este periodo y nos mantendremos en contacto constante para asegurarnos de que recibas todo lo que necesites.

Por favor, no dudes en comunicarte con nosotros para cualquier cosa que puedas necesitar o cualquier pregunta que tengas. Estamos aquí para ti, André, y siempre lo estaremos.

Con todo, nuestro cariño y solidaridad.

La Monarquía Sueca y Británica

La carta cae de mis manos, y la realidad de mi situación me golpea con una fuerza brutal. Ser enviado a Guatemala, lejos de todo lo que conozco, en un intento de encontrar paz y sanación. He estado en coma durante dos semanas y el mundo que conocía se ha desmoronado por completo. ¡Qué mierda de año!

Desesperado, cierro los ojos y trato de respirar profundamente. Mis padres, mis hermanos, todo lo que era mi vida, se ha ido. Ahora, me espera un futuro incierto en un país extranjero, lejos del escrutinio y las expectativas que me asfixian aquí. Tal vez, solo tal vez, ese tiempo en Guatemala me ayude a encontrar la fuerza para seguir adelante. Pero ahora, solo siento una profunda y abrumadora tristeza.


Royal FacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora