Andre

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Narra Andre: 

Ya habían pasado dos semanas desde que llegué a Guatemala y todo estaba yendo de maravilla. Mi relación con Andy había mejorado y, ahora, en las tardes ella y yo escribíamos canciones y tocábamos instrumentos durante horas. Hablábamos cada día y me la pasaba muy bien con ella. Sin embargo, me preocupaba lo que pensaría Andy cuando le presentara a Emilia, porque hace tres días recibí una carta informándome sobre la visita de Emilia de Gales, la princesa de Gales y mi supuesta mejor amiga, con la cual no he hablado desde el accidente. La visita de Emilia me sorprendió bastante, pues no pensé que vendría a visitarme. Tal vez, en algún momento, estuve enamorado de Emilia, pero ahora no quería hablarle porque ella no estuvo ahí conmigo cuando murió mi familia. Ahora no sé por qué quiere hablarme.

—¿Y a este qué le picó? —pregunta Mario, más para Andy que para mí.

—No lo sé, pero se nota más tenso. De hecho, presiono las teclas del piano con tanta fuerza que la nota se alargó por diez segundos —dice Andy con una mirada inquisidora hacia mí.

Decido llevar a Andy al cuarto para contarle sobre Emilia.

—¿Así que tu "mejor amiga" te dejó abandonado por dos semanas, que es el tiempo que ha transcurrido desde el accidente, y ahora quiere hablarte? —pregunta Andy cuando termino de hablar.

—En resumen, sí.

—¿Y tú qué quieres hacer?

—Pues quiero aclarar las cosas porque seguramente tuvo una razón para no haberme buscado antes.

—¿Te gusta Emilia?

—¿Qué? ¡No!

—Bueno, entonces ¿por qué te estás sonrojando?

—Lo que pasa es que sí me gustaba antes, pero ahora no estoy seguro. — Y era cierto, pues ahora me empezaba a dar cuenta de que Emilia no era la chica que quería, mi mente y corazón solo pensaban en una chica castaña con una hermosa voz. — Es guapa pero no lo sé.

—Oh, ya veo —dice antes de ponerse de pie.

—¿Por qué te paras?

—Porque no sé qué decirte. Lo que quiero decir es que no sabes si te gusta o no, no sabes si todavía es tu amiga y yo no soy nadie como para decirte lo que debes hacer o no. Así que la conversación terminó.

Andy se pone de pie mientras agarra su botella de agua y cierra la puerta lentamente.

Me quedé en silencio un momento, tratando de procesar todo. La visita de Emilia me había desconcertado y, aunque quería aclarar las cosas con ella, también me preocupaba cómo esto afectaría mi relación con Andy. Después de todo, Andy había estado ahí para mí cuando más lo necesitaba y se había convertido en una parte importante de mi vida en Guatemala.

Esa noche, mientras intentaba dormir, mi mente no dejaba de dar vueltas. Pensaba en Emilia, en lo que le diría cuando llegara, y en cómo reaccionaría Andy. Sabía que no podía evitar el encuentro con Emilia, pero también sabía que debía ser honesto con Andy sobre mis sentimientos y mis incertidumbres. Mañana sería un día complicado, pero esperaba que, al final, las cosas se aclararan y pudiera seguir adelante sin más sombras del pasado.

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