Andy

17 2 0
                                    

Narra Andy: 

Al llegar a la casa, mi madre nos recibió con un abrazo, no sin antes darnos una mirada inquisidora al notar la mano de Andre entrelazada con la mía. Andre y yo nos dirigimos a nuestros respectivos cuartos y después Mario entró en mi habitación y con toda la confianza del mundo se sentó en la cama, carraspeando ruidosamente.

Vale, pille la indirecta.

- Supongo que tendré que preguntar o ¿hablaras sin que pregunte por qué el príncipe de España estaba tan juntito contigo?

- ¿Debo decirlo?

- ¡Oye! quiero saberlo. Por favor - suplico haciendo un puchero y arrebatándome mi libro.

—Bien. —, - mascullé.

- ¡Bien!- ¡Exclamo como un niño pequeño en Navidad!

Me crucé de brazos, observando a Mario con una mezcla de resignación y cariño. Sabía que no se rendiría hasta obtener todos los detalles. Sus ojos brillaban con una curiosidad infantil, una cualidad que siempre me hacía sonreír a pesar de mi reticencia.

- Bueno, ¿qué quieres saber exactamente? - Le pregunté, tratando de ganar tiempo para organizar mis pensamientos.

- Todo, claro está. Desde cuándo, cómo pasó, ¡y no me omitas nada! - insistió, acomodándose en la cama como si estuviera a punto de escuchar la historia más fascinante del mundo.

Suspiré y comencé a relatarle los eventos de la noche. Le conté cómo Andre y yo habíamos estado cada vez más cercanos, cómo los conciertos y la energía de las últimas noches nos habían llevado a un punto donde parecía inevitable que algo sucediera. Mario escuchaba atentamente, asentía de vez en cuando y hacía preguntas puntuales, añadiendo sus propios comentarios sarcásticos aquí y allá.

- Entonces, ¿eso significa que ahora son novios oficiales? - preguntó, levantando una ceja con curiosidad genuina.

- No exactamente - respondí. - Andre y yo no hemos hablado de esto antes. No buscamos etiquetas ni compromisos formales. Simplemente estamos disfrutando el momento y viendo a dónde nos lleva.

Mario se quedó en silencio por un momento, asimilando mis palabras. Luego, con una sonrisa traviesa, dijo:

- Solo asegúrate de que no termines como esos dramas románticos donde todo se complica por malentendidos. Pero, honestamente, me alegra verte feliz. Andre parece ser un buen tipo.

Sonreí, agradecida por su apoyo. Mario siempre había sido protector conmigo, pero también sabía cuándo darme espacio. Me levanté y lo abracé, sintiendo una ola de afecto por mi hermano.

- Gracias, Mario.

- Buenas noches, Andy.

Me quedé sola en mi habitación cuando alguien entró en mi habitación y besó mi frente. Abrí mis ojos lentamente y los labios de Andre rozaron los míos en un beso cálido y cariñoso.

- Moonray - susurró en mi oído y besó mi mejilla. - ¿Cómo estás?

- Estaba bien, pero mi noche acaba de mejorar un poco.

- Mmh, eso me gusta -dijo con una sonrisa juguetona. — Me agrada mejorar tu día y noche.

Lo miré, sintiendo una mezcla de sorpresa y alegría al verlo ahí. No esperaba volver a verlo tan pronto, pero su presencia era un regalo bienvenido. Andre se sentó en el borde de mi cama, sus dedos jugando suavemente con los mechones de mi cabello.

- No podía dormir sin verte una vez más - confesó, sus ojos brillando en la penumbra. - Ha sido un fin de semana increíble, y quería terminarlo contigo.

Sonreí, sintiendo una calidez en mi pecho. Andre siempre tenía una manera de hacerme sentir especial, de crear momentos que parecían sacados de un sueño. Tomé su mano y la apreté ligeramente, disfrutando del contacto y la intimidad que compartíamos.

- Me alegra que estés aquí —le dije suavemente. — Esta semana ha sido mágica, y tú eres una gran parte de eso.

Andre se inclinó hacia mí, sus labios rozando los míos en otro beso. Este beso era más lento, más profundo, como si quisiera grabar ese momento en nuestras memorias. Cuando finalmente nos separamos, apoyó su frente contra la mía, susurrando:

- Quiero que prometamos hacer que cada noche sea así de especial, sin importar dónde estemos o lo que estemos haciendo.

Lo prometo - respondí, sintiendo una oleada de emoción y esperanza. — Cada noche, cada momento, será especial si estamos juntos.

Nos quedamos así por un rato, disfrutando de la compañía del otro, sabiendo que aunque la noche eventualmente terminaría, habíamos creado recuerdos que durarían para siempre, pero sabiendo que en menos de cinco meses lo nuestro terminaría, si es que hay algo nuestro. 

Royal FacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora