Andre

13 2 0
                                    

Narra Andre: 

Debí pensarlo mejor, en definitiva, debí pensarlo mejor. El camino hacia la playa donde se llevaría a cabo el festival era de más de cuatro horas, sin incluir el tráfico. Andy estaba sentada en la parte trasera junto a mí, mientras que Lauren estaba sentada en la parte delantera al lado del conductor, Fernando. Lau tenía puestos los auriculares y el auto tenía una división que separaba las filas delanteras y traseras, entonces Fernando no podía escucharnos.

- ¿Puedo preguntarte algo? - interrogó Andy en tono serio y me observó fijamente. Yo asiento . ¿Cómo se siente ser de la realeza?

Su pregunta me deja pensando, es complicado encontrar una respuesta.

- Pues es complicado —respondí después de un momento. Andy me mira fijamente mientras asiente .

- Verás, muchas veces las personas no buscan conocer al verdadero yo, quieren conocer a la idea que tienen de mí. También soy constantemente observado por todos.

- ¿Te gusta el no estar observado todo el tiempo? - pregunta Andy mientras recuesta su cabeza en mi pecho. Me llega el aroma a su champú de coco y beso su cabeza y mejilla, provocando que ella ría un poco. Tal vez no lo haya mencionado, pero Andy es una chica muy atractiva, con su cabello corto, ojos color ámbar, nariz pequeña y tez clara. -Tal vez, pero aquí también me observan bastante -digo en tono de broma. Andy ríe y noto que ya no se cubre la boca con la mano . - Me gusta que ya no te cubras la boca cuando ríes. Me gusta tu risa.

Andy me mira sorprendida y cierra los ojos.

- Bueno, alguien algo arrogante me dijo que no lo hiciera, entonces ya no lo hago.

Sus palabras me hacen sonreír. La miro a los ojos y siento una calidez en mi pecho. A veces, estar con Andy me hace olvidar por un momento la presión que conlleva mi título. La luz del sol se filtra por las ventanas del auto, creando reflejos dorados en su cabello. Ella me mira con una mezcla de diversión y seriedad, y por un instante, todo parece más sencillo.

- ¿Te he dicho que eres bastante persuasiva?—le digo, rompiendo el silencio cómodo que se había instalado entre nosotros.

- No, pero creo que es una de mis mejores cualidades - responde ella con una sonrisa juguetona.

El viaje continúa mientras charlamos de todo y de nada, riéndonos y disfrutando de la compañía mutua. Lauren, aún inmersa en su música, no se da cuenta de las pequeñas miradas cómplices que compartimos. Fernando, concentrado en la carretera, maneja con destreza, ajeno a nuestra conversación.

En algún momento, el paisaje urbano comienza a transformarse en uno más natural, con árboles y campos verdes a ambos lados de la carretera. El aire parece más limpio, y el cielo, más azul. La sensación de libertad que siempre acompaña a una escapada de la ciudad comienza a llenar el auto.

- ¿Qué esperas del festival? -pregunta Andy. Su voz es un susurro suave contra mi oído.

- No lo sé, tal vez un poco de normalidad —respondo, sin pensarlo mucho—. Bailar, escuchar buena música, estar con amigos. Algo que no implique ser observado cada segundo.

Ella asiente, entendiendo más de lo que mis palabras dicen. Sus dedos se entrelazan con los míos, y en ese simple gesto, encuentro una paz inesperada.

- Vamos a divertirnos -dice ella, y su determinación me contagia.

Sonrío, sintiéndome afortunado de tener a alguien como Andy a mi lado. Tal vez este viaje no fuera una mala idea después de todo.

Dos horas después llegamos a la casa de playa de la familia de Andy y lo primero que observo son cuatro piscinas de diferentes formas y el mar a lo lejos. La brisa calurosa y el olor a sal pero muy agradable me invaden el cuerpo. No puedo esperar a ir al mar y relajarme con... Andy. Me encontraba acomodando mi ropa, porque aunque solo sean tres días necesito mucha ropa. La puerta de la habitación se abrió dando paso a Andy, que se lanzó a mi cama mientras me miraba con un puchero.

- ¿Quieres ir a nadar?

- No lo sé—digo en un tono falsamente dubitativo—. No creo que me apetezca.

- Jódete -dice ella, utilizando mi expresión favorita con una sonrisa traviesa.

- Oye, no uses mis palabras en contra de mí; son mis palabras.

Andy se ríe y me arroja una almohada, la cual atrapo en el aire.

- Por favor, vamos a nadar.

Finalmente cedo ante la adorable mirada de Andy.

Dame cinco minutos y vamos.

Andy me abraza rápidamente y sale de la habitación para que pueda cambiarme.

Al llegar al mar, la vista es espectacular. El agua cristalina refleja el cielo azul y las olas rompen suavemente en la orilla. Andy y yo corremos hacia el agua, riendo como niños pequeños. Nos sumergimos y empezamos a jugar, salpicándonos y disfrutando de la frescura del mar. Su risa, libre y contagiosa, llena el aire.

En un momento, nos detenemos, simplemente flotando, dejando que las olas nos lleven. Andy se acerca y me rodea con sus brazos, su cabeza descansando en mi hombro. Siento su corazón latiendo contra mi pecho y una sensación de paz me envuelve.

Gracias por esto - murmura, su voz suave y sincera.

No, gracias a ti —respondo, acariciando su espalda—. Estar aquí contigo es todo lo que necesitaba.

Nos quedamos así, abrazados en el agua, con el sol comenzando a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de colores cálidos. En ese momento, no hay realeza, no hay expectativas, solo nosotros dos, disfrutando de la simplicidad de estar juntos. Y en ese instante, todo parece perfecto.

Royal FacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora