Andy

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Narra Andy:

Hoy llegaba el españolete a casa, por lo que mi queridísima madre me obligó a limpiar mi cuarto, tirar la basura y preparar el desayuno para cuando el españolete tuviera que comer al llegar. ¿No se supone que viajan en primera clase y que ahí les dan comida todo el tiempo? Pero, ¿por qué tiene que venir? En fin, regresando al tema, realicé mis tareas domésticas que mi mamá me había asignado. Al terminar de ordenar mi habitación y sacar la basura, me dirigí a la cocina para preparar huevos, tocino, waffles y pan tostado, o como lo llamó mi madre, "desayuno de niños ricos de Disney".

Mientras cocinaba, no podía dejar de pensar en lo injusto que era tener que hacer todo esto por alguien que ni siquiera quería que estuviera aquí. Pero sabía que discutir con mi madre era inútil. Finalmente, el desayuno estaba listo. La mesa estaba perfectamente arreglada con platos de colores, servilletas dobladas y un vaso de jugo de naranja fresco al lado de cada plato. Justo cuando terminé, escuché la puerta principal abrirse y supe que el momento había llegado. Respiré hondo y me preparé para enfrentar al españolete, esperando que al menos el "desayuno de niños ricos de Disney" lograra impresionar.

—¡Ya llegó! —dice la voz de mi madre.

—Bienvenido, Dhru. Sabemos que puede ser difícil estar aquí, pero intentaremos que tu experiencia sea placentera —dice mi padre, mientras intento no soltar un bufido ante su afirmación.

El príncipe era extrañamente atractivo en persona. Su cabello es castaño oscuro y desaliñado, sus ojos de un tono verde olivo y su tez bastante blanca. Estaba vestido con un blazer color azul marino, pantalones de vestir formales y zapatos estilo tenis blancos.

—Dhru, ella es Andy. Puede ser muy tímida —dice mi madre para introducirme al príncipe.

—No esperes que te haga una reverencia —contestó secamente y mi madre me da un codazo.

—Oh, no hay problema con eso, de hecho, me gustaría que me trataran como a alguien normal —dice el españolete, mientras me dedica una mirada incómoda acompañada de una sonrisa más falsa que el trasero de Jennifer Lopez.

—No hay problema con eso, Dhru —dice mi hermano.

Durante el desayuno, el Españolete me dedicaba bastantes miradas y medias sonrisas. Qué guapo se ve cuando sonríe. Pero por observarlo tanto, se me escapó un suspiro.

—Ay —suspiré de una manera muy fuerte.

—Wow, Andy, alguien está pensativa —dice Mario, haciendo que lo fulmine con la mirada.

El Españolete, quien estaba tragándose sus waffles-pero de manera muy formal- como si nunca hubiese visto comida, casi se atraganta por el estúpido e innecesario comentario de mi hermano. Me dio un pequeño guiño, volviendo mi cara de color tomate. Una gran manera de empezar el día, con una humillación internacional.

El príncipe, por su parte, parecía entre divertido e incómodo ante la situación, quizás tratando de encontrar el equilibrio entre adaptarse y mantener su dignidad real.

Royal FacesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora