|Capítulo 18| cálido dolor

8 1 1
                                    

–Ya Dimentio suéltame y déjame de usar como muñeco de pruebas– era una noche cálida y cómoda, pero bajo ese perfecto ambiente había una crueldad y un abuso

–Vamos pequeño, no seas tan débil, recuerda que me lo debes– tomó el rostro del chico y le dio un beso en los labios, volvió a acomodar la máscara que tenía puesta y le tiró otro hechizo al chico, el cual era una llamarada el cual ocasionó unos fuertes alaridos salir del humano el cual simplemente se retorcia de dolor intentando apagar el ardiente fuego, luego de haber horas en agonía por el hechizo, con debilidad hablo

–Dim creo que esta vez si te pasaste, ya no puedo levantarme más, veo todo borroso, ¿Dim? ¿Hola? ¿Estás allí?...– lentamente la respiración del chico se detuvo y se quedó en silencio, el Bufón se quejó y busco una poción en su mesa y cuando encontró la indicada se la lanzó al cuerpo inerte del Bandido y se volvió a levantar –¿Qué mierda me pasó? Me duele todo el cuerpo– se sentía desgastado para seguir con los demenciales experimentos del Bufón

–Hagamos algo más interesante ¿que te parece pequeño?– levantó al chico y lo dejó caer en la cama como peso muerto, se puso encima de él y le quitó el antifaz y la gorra dejando más a la vista su rostro –qué belleza más pura tienes Lu, y seré yo quien la corrompa– intentó quitarle el overol al Bandolero, pero este le dio un fuerte puñetazo que le movió de gran medida la máscara y el gorro, el poco cabello que logró salirse cubrió el poco rostro que se destapó del Bufón –no debiste hacer eso…– se reacomodo la máscara y decidió dejar de ser ¿amable? con el chico

«Mierda, mierda, ¡¡MIERDA!! ¿¡¡POR QUÉ MIERDAS ESTÁS TEMBLANDO? SOY THE GREEN THUNDER!! ¿¡¡POR QUÉ PUTAS LE TENGO MIEDO A ESTE BUFÓN!!?» el Bandolero no dejaba de temblar, sentía un nudo en su garganta y tenía unas fuertes ganas de llorar y salir corriendo de allí, pero no podia, no tenia esa posibilidad por más que el quisiera no podría

Dimentio no quería causar un alboroto a esas horas porque sabía perfectamente que el Conde Cenizo pasaba todas las noches y madrugadas por los pasillos de las habitaciones de cada integrante, así que para que no le cayera una reprimenda, decidió amordazar al chico con el pañuelo de este –oh pequeño de verde, te vas a arrepentir por haber tomado una decisión por tu cuenta, supongo que no necesitarás tu voz así que podemos arruinar esas cuerditas que tienes por dentro– de un chasquido, Dimentio con ayuda de su magia daño las cuerdas vocales del chico, este empezó a sacudirse y a lagrimear por el infernal dolor, por la molestia de su propia pañoleta le fue complejo el toser, pero como pudo logro la acción –ahora van tus lindos brazos y manos que tan fornidas tienes, lástima que no tendrás permitido usarlas hasta que yo te lo permita– pequeñas cuerdas aparecieron y como viles espinas se incrustaron en los brazos del Bandido, obligándolo a llevar sus brazos detrás de la espalda, siendo incapaz de usarlos –qué hermoso te ves bajo mi merced, tan inofensivo y dócil; tan incompetente y miedoso, pero a la vez valiente, ¡oh pequeño niño! no sabes cómo voy a gozar está noche, pero primero vamos a ver qué tienes que decirme– le quitó la pañoleta de la boca y volvió a toser, respirando de forma ruidosa y jadeante, negó con la cabeza, no quería hablar, sabía que Dimentio quería una disculpa por el golpe que le dio, pero no tenía la voluntad para darle ese perdón injusto –¿no piensas disculparte? Okey, de todos modos no necesito tu perdón, necesito tus aullidos de agonía y lamentos de dolor, vamos a ver ese bello cuerpo que me ocultas y por el cual tuviste el atrevimiento de golpearme– sin nada de escrúpulos le incinero la vestimenta dejándolo con quemaduras y al desnudo, se bajó los pantalones y sin preparación alguna, entro de una estocada dentro del chico el cual pego un grito seco sin sonido, no tenía voz para gritar; manos libres para defenderse; mente para pensar; alguien de apoyo que lo ayudara; solo tenía a su abusador el cual disfrutaba de su agonía –ohh~ que estrecho y cálido eres por dentro Lu, nada a comparación con tu frialdad que demuestras por fuera, ahora sé un buen chico y relájate, o no, en cualquiera de los casos te dolerá, ya que entre sin preparación, pero tú no mereces mi amabilidad– empezó a moverse de forma moderada aún que el chico lo sintiera como un martirio, el Bandolero no dejaba de soltar roncos jadeos y suspiros cortos, al igual que lágrimas abundantes no dejaban de salir por ese vacío albino y de caer por sus perladas y enrojecidas mejillas, cuando unos toques en la puerta se escucharon el Bufón sonrió y con cinismo miro a los ojos vacíos del chico, ese vacío demostraba salvación y alivio, pero a la vez se miraba el pavor que tenía, el Bufón decidió humillar más al chico y decidió hablar –toc toc, ¿quien es?–

Álbum fantasmagóricoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora