|Capítulo 13| detrás de la luna oscura hay reyes de Diamantes y Corazones

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–Boo ya me tengo que ir con Mario, confío en ti, te lo has ganado, ya no usaré esta cosa tan a menudo, de momento; ahora quiero que sepas que si haces algo malo nunca te perdonaré y te quemaré cuando te encierre en un cuadro–

–Sabes que no tenías la necesidad de amenazarme ¿cierto?–

–Bueno, alguien me pasó esa mala maña de amenazar a todos, cómo sea, disfruta tu día con Peach y Bowser en los jardines– el chico le dio un beso en la mejilla al Boo y el Fantasma dio un beso en la frente a Luigi

Luigi se fue con su hermano y, Boo se fue con los otros dos soberanos, estos últimos pasaron un día ameno, entre carcajadas y anécdotas –Boo, Peach me contó que has pasado siendo la mascota del de verde, vaya pensé que era chiste pero no– el Koopa se carcajeo más no poder al enterarse que el rey de los fantasmas estaba siendo mandoneada por el héroe de Verde

–¿Sabes una cosa Bowser? yo si deseo volver a ser como era antes lo hago, en comparación de ti, que no puedes dejar tu obsesión por la Princesa peach ¿quien es más patético? claramente que tú, no tienes que responder esa pregunta tan simple de saber– dejaron el tema de lado para evitar una posible pelea entre los Monarcas

–Luigi me contó que lo invitaste a salir ¿es verdad?–

–Si princesa, él ya me dio la respuesta indirectamente– una agradable sonrisa se colocó en los labios del Soberano, mostrando sus filosos colmillos

–¡Oh! entonces te puedo ayudar con tu traje, dime ¿cuál es tu color favorito?– el Fantasma no se lo pensó dos veces y le dijo

–El azul marino–

–Pense que era el morado por tus típicas vestimentas pero está bien, iré a hacer un traje con ese color– la Princesa se fue y se quedaron los dos Monarcas monstruosos

–¿Y como sigue jr? La última vez que lo vi era un niño berrinchudo–

–Ha madurado, ya se toma en serio sus responsabilidades y hace sus actividades junto con los koopalines–

–Que bien, lo has educado bien para ser un futuro Soberano imponente e inteligente.–

–Oye Mario ¿para qué vinimos a la casa de los espejos? Se te olvida que siempre me pierdo en este lugar– los hermanos habían pasado un día increíble, pasaron de allí para allá todo con carcajadas y palmadas en la espalda

–Vamos Luigi, será divertido perdernos allí y además es gracioso– entraron y empezaron a caminar por el laberinto de los espejos con carcajadas y uno que otro choque tonto, hasta que Luigi por accidente se separo de su hermano y con tranquilidad lo busco hasta que se empezo a desesperar y mas aun al lograr ver una figura igual a la de Dimentio –L.. no me siento seguro aqui... no tenemos ningún invento con nosotros ¡cierto?– el Bandolero se reflejó en uno de los tantos espejos y negó con la cabeza –no Luigi, no trajimos nada... ¿que tal si rompemos los espejos para salir de aquí? tu sabes que yo no quiero estar cerca de ese malnacido rata de alcantarilla– Luigi negó con la cabeza –no Lu, no podemos hacer eso.. mejor busquemos la salida con calma...– fueron con paciencia por el laberinto pero cada vez se hacía más notable esa asquerosa risa, esa risa que les ponía los pelos de punta a ambos chicos. Luigi decidió cederle el lugar a Mr.L ya que empezaba a sentir esa horrible ansiedad y sentía que el corazón en cualquier momento se le iba a salir del cuerpo hasta que...

–Vaya mi lindo corazon del caos ¿que haces en un lugar como este? ¿mamá nunca te dijo que verte mucho tiempo en el espejo es malo?– todos los espejos que rodeaban al chico cambiaron de reflejo mostrando diferentes espejismos deformados del Arlequin el cual soltó una risotada al ver el pavor en ese vacío albino –que mala madre tuviste mi bello Bandido, pero no te preocupes, el gran maestro de las dimensiones esta aqui para enseñarte– salió de un espejo y con calma se acercó el humano que con desesperación buscaba una salida pero lo unico que podia ver era el reflejo del Bufón, sin importar por donde viera o donde fuera allí miraba esa asquerosa máscara con esa sonrisa burlesca en esta. Cuando llegó a un callejón sin salida, encaró al Juglar y este solo miro con una sonrisa serena al chico –¿ya te cansaste de huir de mí, mi querido corazón caótico?– dio un paso más pero el Bandido le mando una rafaja de electricidad la cual repelió con su magia –no te pongas hostil querido, solamente quiero darte un pequeño regalo–

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