|Capítulo 22| Una condena sin fin y una promesa de meñique

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Era una noche demasiado helada para el gusto de Mr.L; luego del caos que hubo en la mañana los hermanos decidieron regresar a casa y procesar todo lo que pasó, pero Luigi en su capricho se había llevado el cuadro del Soberano y le había pedido al Conde que se quedará con ellos en la casa, pero el Bandido no estaba de acuerdo para nada así que ambos tuvieron una discusión que para el desagrado de L, Luigi terminó ganando por que tenía la razón de que el cuadro estaría más seguro si ellos lo mantendrían, pero el Mecánico puso de condición que el Conde de las pesadillas lo escondiera en el mundo de los sueños y por esa razón el Vampiro se había quedado junto a ellos –odio cuando Luigi me gana una discusión pero al final logré lo que quería, no ver ese maldito cuadro de ese Fantasma infernal– dijo con algo de enojó en su voz mientras seguía trabajando en el broche que dejó pendiente, Antasma estaba a su lado ya que él no necesitaba dormir y no quería ir al mundo Onírico para evitar encontrarse a los modorros

–Traümer ya te había dicho que no te refieras a Boo como maldito, puede que tenga una maldición pero vosotros tampoco estáis tan bien como hacéis ver– imitó el acento del Boo para molestar un poco al Bandido el cual se descontento y terminó aplastando un trozo de metal con tan solo sus manos –de tan solo escuchar hablar a alguien igual que él te desagrada, que curioso–

–Sabes que tengo esto, así que, deja de fastidiar si no quieres que te dé con la linterna– tenía la linterna en manos y la empezó a sacudir para que el Noble la viese pero este solamente soltó una pequeña risa y empezó a jugar con las esferas que tenía en su moño

–Que sea una parte fantasma no significa que esa cosa me hará un gran daño como hace con el resto de fantasmas– estaba tan entretenido con las esferas que no escucho el cómo la linterna estaba recargando y sintió una luz que lo hizo volverse algo traslúcido y revelar de forma temporal lo que se suponía que era su corazón, luego del efecto se sacudió y se frotó los ojos

–Bueno, si quiero dejarte aturdido tendría que subir la potencia a la linterna al parecer, puede que luego de hacer el broche lo haga simplemente para fastidiarte– siguió trabajando como si nada hasta que llegó la madrugada y decidió ir a la cama antes que Luigi despertara –bueno, lamentablemente mi tiempo acabo, pero al menos pude terminar el broche y potenciar un foco a la linterna especialmente para ti– dijo con superioridad hacia el Conde el cual rodó los ojos y se escondió en las tinieblas de la casa, el Bandido subió a la habitación del Héroe de verde y se acostó en la cama cayendo al instante dormido.

Mientras todo era temporalmente calma en la vida de los hermanos, en la del Soberano era un completo calvario –¡ERES UN PUTO NECIO DE MIERDA!– desde que Boo quedo atrapado en el cuadro el recuerdo del Rey no ha deja de masacrar a Trevor –pero mira el lado bueno, tenemos tiempo de sobra para que vuelvas a ser el cruel soberano que yo habia moldeado, no esta mierda mimada y llorona que tengo frente a mis ojos muertos– Trevor estaba en el suelo y no dejaba de temblar a la vez de aguantar su llanto, estaba asustado y agotado por la paliza que estaba recibiendo desde que estaba allí encerrado

–Por favor Nerón... os lo suplico con lágrimas color carbón, dejadme ya en paz vivir lo que resta de mi existencia antes que llegue a su final– Trevor sabía que no tenía la fuerza tanto física como de voluntad para responder los golpes

–La clemencia es para los cobardes y el perdón para los llorones, ven y pelea como el cruel ser que yo te hice ser, si no quieres que extermine tu mísera existencia– con un golpe directo al pecho de Boo, de un solo jalon le arranco el corazón el cual estrujo haciendo gritar de verdadera dolencia al Fantasma el cual no quería hacer nada por el miedo que sentía hacia ese ser que le desgracio la vida, Trevor cayó de rodillas y su rostro no dejaba de mostrar ese semblante de agonía, cansancio y de miedo –¿Como os pudiste dejar vencer por un jodido humano que ni siquiera os llega a los talones?–

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