|capítulo 4| las reglas de las horas y alma confundida

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Había pasado un tiempo desde que Boo raptó a Luigi, desde que amenazó al reino

champiñón y a la Princesa junto al Fontanero de no entorpecer en sus planes. Desde entonces no ha dejado de atormentar al héroe de verde –¡FONTANERO DEBILUCHO! ¡VEN PARA ACÁ!– gritó el Monarca el cual estaba en su habitación aburrido

–¿Qué desea? ¿su majestad?– Luigi lucía demacrado y así se sentía él, ya que desde que el Conde pesadilla le había dado aquella mordida se le había dificultado demasiado utilizar ese brazo ya que no fue para nada pequeña esa mordida y el Boo no había hecho nada para tratar esa lesión

–primero que nada, ¿Quién te dio permiso de hablar? segundo, no te pedí que entraras en mi habitación o ¿sí?– inmediatamente después de decir eso, el Monarca torno sus ojos a un violeta intenso produciendo que la maldición que había en la gorra del Fontanero le ocasionará dolor de cabeza

–AHG... lo siento mi Rey, pero usted me llamó muy inesperadamente y por eso solo entre por su citado– Luigi se arrodilló al suelo para sujetarse fuerte de su cabeza por el inesperado y tortuoso dolor impuesto por el Fantasma y esa estúpida gorra

–esa es la justificación más barata que me has dicho hasta el momento, pero como no quiero estallar tu cabeza te la dejaré pasar esta vez– dejó de usar su magia y le dio una mirada al Fontanero, el cual aún estaba arrodilló sujetando su cabeza <oh Mierda...> miro el estado en el cual estaba el Chico, estaba más escuálido de lo normal; tenía ojeras demasiado evidentes igual que tenía muchas magulladas mal atadas y todo por su culpa, ¿iba hacer algo para remendar todo el daño causado? Pues claro que no iba hacer nada... ¿O a lo mejor sí?

Boo con su magia hizo aparecer un botiquín asimismo levitar a Luigi, el cual estaba muy confundido ¿que estaba pasando? –no te menees si no quieres que use otra vez la maldición– le desacomodo la vestimenta y empezó a desinfectar al igual que a vendar bien las heridas que tenía el Plomero

–está... Bien su majestad– Luigi estaba con algo de miedo y ansioso, nunca se esperó ese acto de ¿misericordia? De alguien como King Boo

–ahora permanece aquí y más te vale que te localice donde te deje– se fue, dejando a Luigi encima de su cama ¿estará delirando o algo? Ya que no es algo que se vea todos los días –¿donde estarán los condimentos? ¡ajá! Aquí están, muy bien un poco de esto, un poco de aquello y ¡listo! ya está– el Rey Fantasmagórico sabe cocinar, hizo un plato entero de comida solo para Luigi... Qué extraño ¿Qué le habrá pinchado al Monarca?, Cómo sea, el Soberano volvió a la habitación con el plato de comida levitando detrás de él y cuando entra al cuarto no cree la pequeña escena que ve. El Fontanero dormido en el suelo de la cama recostado al lado de esta misma, claro que estaba molesto, ya que le dio la clara orden de estar encima de la cama, no al lado de ella, pero como sea, el Rey hizo levitar a Luigi para colocarlo en la cama y después cobijarlo con las finas y delicadas sábanas de su cama, dejó el plato con comida encima de su mesa de noche e hizo aparecer una mesa junto a una silla tal que se sentó en ella esperando que el fontanero despertara... <Espera un momento, yo lo secuestre para torturarlo, no para cuidarlo ¡AHG! Boo eres un imbécil> y por fin se dio cuenta de lo que hizo el muy tarado, bueno, como sea es un Gobernante confuso de todos modos... El Monarca se dio cuenta de lo que hizo así que solo se maldijo así mismo y dejo que el Chico descansará, ya lo había ayudado y no sé permitió hacerle algo malo... Por el momento, pero bueno. Pasaron cuatro horas ya era mediodía y el Fontanero con una estirada de brazos dio señal de que había despertado de su siesta que le fue brindada en la cómoda y fina cama del Rey –hasta que por fin despiertas dormilón– el Ente bajo el libro que estaba leyendo para poder apreciar a Luigi, el cual estaba medio dormido y parecía desorientado, ya que él recordaba haberse dormido al lado de la cama

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