"ℱ𝑒𝓂𝓂𝑒".

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     Ser mujer en 1963 no era sencillo, el estereotipo que se tenía de minimizar a la mujer era tan común que no era una rareza actuar de una manera que la invalidara por completo

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Ser mujer en 1963 no era sencillo, el estereotipo que se tenía de minimizar a la mujer era tan común que no era una rareza actuar de una manera que la invalidara por completo.

La pregunta aquí es, ¿está bien?

Por supuesto que no y aunque muchas veces los demás no le dieran importancia por el simple hecho de que estaba normalizado, me negaba rotundamente a fingir demencia justo como veía a mi madre hacerlo desde que tenía memoria.

Escuchaba los gritos de mi padre desde el piso de abajo, él aún no aceptaba la idea de que mi último año de bachillerato sería en un colegio repleto de hombres. El sonido de la suave voz de mi madre impidió que escuchara su respuesta, pero aún así sabía que aceptaría y respetaría mi decisión.

Por primera vez hombres y mujeres estudiarían juntos en una misma institución y el revuelo que tuvo dicha noticia no pasó desapercibido en mi familia.

Observé detenidamente el reflejo de mi cuerpo a través del espejo frente a mí, acomodé el cuello de mi camisa y alisté la falda asegurándome de lucir completamente pulcra. He de admitir que mi apariencia me importaba bastante, por lo que solía ponerle suma atención a cualquier detalle respecto an ella.

Me gustaba lucir bien y recibir atención por ello no era algo que se me dificultara.

Después de ponerme el abrigo tomé mi pequeño maletín color rosa palo, me di un último vistazo en el espejo y salí de la habitación. Bajé las escaleras y la voz de mi padre enfadado fue aún más evidente, observé a mi madre y con un ligero atisbo de sonrisa me despedí antes de salir.

El camino no fue demasiado largo y menos cuando me encontraba hecha un manojo de nervios, mientras más me acercaba era más evidente la presencia del sexo masculino.

¿Estoy aterrada?, sí.

¿Lo voy a demostrar?, por supuesto que no.

A lo largo de mi corta vida solo había convivido con un solo hombre, excluyendo a mi padre obviamente. Y ese chico era Alain Laubrac, había sido mi primer amor imposible durante toda mi niñez.

Aún recordaba la primera vez que lo miré después de que había acompañado a mi abuela a la granja de su tío, solo bastó con esa ocasión para que quedara completamente flechada de él.

Después de varios años el enamoramiento decayó y se convirtió en uno más valioso; uno de amistad. Después de meditarlo por un considerable tiempo, me di cuenta de que ese tipo de amor era lo que más necesitábamos.

"𝑀𝑜𝓃 𝒟𝑒́𝓈𝒾𝓇" (𝓂𝒾𝓍𝓉𝑒 𝟷𝟿𝟼𝟹).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora