"𝐿𝒶 𝓁𝒾𝓂𝒾𝓉𝑒".

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     Pasé la página con suma delicadeza intentado no arrugar la delgada hoja color crema del libro que se encontraba en mis manos

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Pasé la página con suma delicadeza intentado no arrugar la delgada hoja color crema del libro que se encontraba en mis manos.

Sostenía con mayor fuerza el maso de hojas en mi mano izquierda, faltaba poco para que lo terminara y no podía evitar sentir una notable emoción por eso. La ligera brisa del aire revoloteaba mi cabello suelto, tomé un mechón y lo puse detrás de mi oreja para evitar que interfiriera en mi lectura.

Sin embargo eso no fue precisamente lo que interfirió.

A pesar de que me encontraba debajo del árbol más retirado del edificio que conformaba el instituto, no logré escaparme del bullicio que tenían todos a unos metros de mi.

Cada vez faltaba menos para que llegara la fecha del tan esperado evento que presentaría el Instituto Voltaire.

Y no se podía evitar sentir en el ambiente.

A lo lejos observé las hileras de los miembros que conformaba el taller de danza, hacían piruetas y estiramientos para evitar cualquier tipo de lesión, no podían darse el lujo de tener una en esos momentos. Curiosamente la mayoría de chicas se encontraban ahí, a excepción de dos chicos.

Eloddie, como era de esperarse, se encontraba en el centro. Todos a su alrededor le prestaban suma atención mientras ella hacia ademanes con sus manos, por lo que supuse y estaba acatando órdenes.

Parecía que se le daba bastante bien.

Continué el recorrido y a una considerable distancia se encontraba Simone con Didier, él se encontraba en cuclillas mientras pasaba una brocha con pintura negra sobre una tabla grande de madera. La pelinegra por su parte merodeaba a su alrededor con sus manos en jarras sobre su cintura, inspeccionando que lo estuviera haciendo bien.

Aunque conociéndola, estaba completamente segura que solamente se encontraba ahí para molestarlo.

El pasatiempo favorito de Simone.

Por otro lado, algunos chicos merodeaban a unos metros de mí con un pequeño artefacto color negro que sostenían en sus manos con firmeza. Se mantenían en la misma posición por segundos o incluso minutos para poder capturar lo que sus ojos percibían delante de ellos.

Eran miembros del taller de fotografía.

Instintivamente escaneé el lugar donde se encontraban buscando a una persona en específico.

Pero mi recorrido se vio interrumpido cuando sentí un líquido tocar la piel expuesta de mis brazos, piernas y cuello. Volteé hacia la dirección de donde supuse que provino el ataque y apareció Alain en mi campo de visión. Él sostenía una pequeña cubeta en cada una de sus manos, su ropa se encontraba completamente empapada de pintura de distintos colores que creaba una mezcla de un color extraño.

Uno que estaba completamente segura y nunca usaría en una de sus pinturas.

—¡¿Qué haces?!

"𝑀𝑜𝓃 𝒟𝑒́𝓈𝒾𝓇" (𝓂𝒾𝓍𝓉𝑒 𝟷𝟿𝟼𝟹).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora