"𝑀𝑜𝓃 𝒟𝑒́𝓈𝒾𝓇" (𝓂𝒾𝓍𝓉𝑒 𝟷𝟿𝟼𝟹).

"𝒞𝒶𝓂𝒷𝓇𝒾𝑜𝓁𝒶𝑔𝑒".

     Todos mis intentos por evitar a Joseph habían sido en vano, ya que técnicamente me había metido en la boca del lobo.

El chirrido de las llantas de las motocicletas resonaba por todo el lugar, siendo este el principal espectáculo. El humo que generaba se dispersaba en el aire, ocasionando que no se pudiera visualizar el panorama con claridad.

Después de que Michele insistiera en que asistiéramos a las carreras clandestinas hace varios días atrás, logró que aceptara.

Por otro lado a Simone le sorprendió que nos invitara a un plan que incluyera riesgos, por lo que no dudó un solo segundo en decir que si. La emoción no le permitió preguntarse a qué se debía que nuestra tranquila amiga propusiera una salida así.

Y la razón se encontraba caminando justamente hacia nosotras.

—¡Hello!, me alegra que hayan podido venir.—saludó Eloddie mientras rodeaba del cuello a Michele, con total confianza.

—Si, no siempre se presentan invitaciones así por parte de Michele.—sonreí un poco incómoda.

—¿Correrás hoy?—preguntó Simone en su lugar, la observé y no había notado que sostenía un casco sobre su pierna izquierda, la cual se encontraba cubierta por una malla de red negra. Sin mencionar el conjunto de chaqueta y falda de cuero negro que llevaba puesto.

—Y ganaré.—afirmó con una sonrisa ladina, exactamente igual a la de su hermano.

Sentí su mirada fija en mi y apareció un ligero brillo en sus ojos, como si hubiera leído mi mente.

—Dashiell también correrá hoy, siempre solía hacerlo antes de que nos mudáramos.—sin apartar su mirada de mi continuó.—de hecho, hoy debemos correr con alguien más y Dashiell aún no tiene pareja, ¿por qué no corres con él, Desirée?

Abrí los ojos sorprendida ante la propuesta, y cuando estaba por negarme Simone habló.

—¡Eso sería genial Dess, hazlo!—me observó entusiasmada.

—Lo será, por eso Michele correrá conmigo, ¿cierto?—Eloddie acarició ligeramente su hombro esperando una respuesta, pero ella solo se limitó a asentir mientras un ligero sonrojo se expandía por sus mejillas.

—¡Ne peut pas être!—Simone parecía que exploraría de la emoción.—estoy comenzando a sentir tanta envidia de ambas.

—Bien, tenemos que irnos.—informó Eloddie y comenzó a caminar dando por hecho que lo haría.

Cuando estaba por negarme sentí la mano de Michele rodear la mía, volteé y la observé fijamente a los ojos.

—Sé que no te convence la idea.—inició.—pero si lo haces conmigo me sentiré más segura. Quiero experimentar cosas nuevas y siento que Eloddie me impulsa a hacerlas, pero necesito tu apoyo y el de Simone.