"𝑀𝑜𝓃 𝒟𝑒́𝓈𝒾𝓇" (𝓂𝒾𝓍𝓉𝑒 𝟷𝟿𝟼𝟹).

"𝒟𝑒́𝑔𝓊𝒾𝓈𝑒𝓂𝑒𝓃𝓉."

     La noche se encontraba un poco fresca gracias al aire que había hecho presencia cuando el sol se ocultó para darle paso a la luna, hace horas atrás.

Escuché pasos a un lado de mí, recordándome que no me encontraba sola.

Alain inclinó ligeramente su cabeza hacia atrás y expulsó el humo que había aspirado del cigarillo que sostenía en su mano. Aunque tenía puesto un gorro de color café, en los bordes se escapaban unos cuantos rulos rebeldes. Mi mirada bajó a la camisa de botones con franjas color negro y rojo que tenía un poco abierta, dejando a la vista su trabajado pecho.

En su mano izquierda llevaba un guante de cuero café, otorgándole el protagonismo de quien representaba esa noche.

Freddy Krueger.

A lo lejos, en la entrada divisé la figura de una araña gigante, por lo tanto no fue difícil deducir que ahí era el lugar de la fiesta. Se encontraba un poco retirada y era la casa que más resaltaba entre todas, aunque fuera casi exactamente igual a las demás.

La puerta principal estaba abierta, permitiendo que el sonido de la música escapara un poco a través de ella. La distinta variedad de colores en las luces predominaba en todo el lugar, dándole un aspecto más festivo; habían telarañas, arañas y calaveras por todo el lugar.

Se encontraba repleto de personas y al parecer todos habían cumplido con llevar disfraz.

A lo lejos divisé a Eloddie, el vestido color rojo que cubría su cuerpo como una segunda piel resaltaba su figura, toda su joyería era dorada y el cabello corto con las puntas enrolladas hacia dentro permitía que apreciaras con detalle el maquillaje que resaltaba principalmente sus ojos.

Se había esmerado en traer a la vida a Betty Boop.

Al sentir mi mirada volteó hacia mí dirección, recorrió con la mirada mi vestuario y una sonrisa se extendió en rostro. Por mi parte le sonreí devolviéndole el gesto.

—¡Pero mira nomás!—escuché como exclamaron a mis espaldas, llamando mi atención.

Era Simone, el color rosa y morado lucían en su ropa, llevaba puesta una blusa corta en conjunto con unas mallas de franjas rosas y moradas. Sobre su cabeza resaltaba una diadema con pequeñas orejas puntiagudas.

A su lado Michele tenía los rizos de su cabello sueltos como de costumbre, pero con un pequeño lazo color negro como diadema como excepción. El despampanante vestido azul se ajustaba en su cintura acentuándola, junto con el pequeño mandil blanco que se encontraba amarrado en ella.

Ambas pertenecían al país de las maravillas, Alicia y el gato sonriente.

—¡Que bien se ven!—me acerqué y las saludé a ambas con un corto beso en la mejilla, Alain solo se limitó a sonreírles.