-Desirée.
-¿Si?
Sonrió.-Estoy probando tu nombre, Desirée. Jamás había conocido a alguien que le hiciera tanto honor a su nombre.
-"Deseada". ¿Eso soy para ti?
-No.-puso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja sin romper el contacto visual.-tú er...
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Moví mi pie derecho repetidas veces demostrando la inquietud que estaba sintiendo en ese momento.
Todos los asientos estaban ocupados, y de no ser de que el director Bellanger se encontrara en el centro del aula observándonos con desaprobación, pareciera que era una clase normal.
Pero no lo era, estábamos en detención.
Todo el grupo.
Después del numerito que fue planeado principalmente por Descamps para molestar a las chicas que habíamos ingresado, madame Geraud envió a toda el aula a detención.
"IIs doivent acquérir ne serait-ce qu'un peu de la discipline évidente qu'ils manquent", había sentenciado.
La playera que aún llevaba puesta ya se encontraba húmeda, lo cual indicaba que ya había pasado un moderado tiempo desde que ocurrió todo el espectáculo.
—Madame Geraud me puso al tanto de la situación desfavorable que ocurrió el día de hoy.—inició el director mientras merodeaba pensativo por el salón.—¿qué pasó chicos?, está institución debe ser libre de cualquier tipo de burla o humillación.
—Todo fue culpa del idiota de Descamps y de sus perritos falderos.—susurró Simone molesta, pero al estar el salón en total silencio fue completamente audible.
Todos los chicos ofendidos comenzaron a quejarse ocasionando un revuelo donde no se entendía que decía cada uno de ellos.
—¡Basta!—nos sobresaltó Bellanger e inmediatamente todos guardaron silencio.
Se rascó la nuca nervioso y puso la mano en su mentón pensativo, mientras seguía dando vueltas por el aula. Todos lo seguíamos con la mirada como si de una polilla se tratara, expectantes.
—En cada mesa debe haber un chico y una chica, sigan esa indicación, por favor.—habló finalmente.
Todos intercambiamos miradas confusos.
—Excusez-moi, pero al parecer no está bien visto que hagamos eso, fuimos reprendidos la última vez que sucedió.—interfirió Annick.
—Haremos una actividad un poco diferente, ahora por favor comiencen a situarse como lo indiqué.
Me levanté de mi asiento y me situé en la silla que se encontraba vacía junto a Pichón. Después de unos segundos todos comenzaron a esparcirse por el aula, siguiendo las indicaciones que habíamos recibido anteriormente.
