PEQUEÑOS PASOS

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Wooyoung caminó con los pies descalzos sobre la fría madera, sus ojos siempre atentos a las puertas cerradas por el largo pasillo y los cuadros recién colgados esa misma tarde. Estaba oscuro y eso le aterraba, le aterraba ver la poca luz que se colaba por la ventana y le aterraba asomarse por las escaleras visualizando el primer piso más oscuro que el mismo pasillo por el cual caminaba dando vueltas.

No quiso molestar a San o Hongjoong, ellos habían estado toda la tarde finalizando la mudanza y cargando cosas, Seonghwa, apenas conseguía dormir y le daba miedo despertar a Hyunjin, así que solo le quedaba vagar por la gran casa en busca del cuarto de baño. Ya era un niño grande, con siete años recién cumplidos no se podía dar el lujo de ser un niño llorón, y ya no debía orinarse en la cama, sabía que eso molestaba a Seonghwa aunque no lo dijera.

Colocó su pequeña mano en su entrepierna por instinto, realmente se le agotaba el tiempo y eso hacía que su miedo se esfumara casi por completo, su mano sobrante acompaño a la otra en un par de segundos y estuvo a punto de llorar por la pena que le causaba la situación. Pero no era del todo su culpa, nunca había estado en esa casa antes y era grande, era su nueva casa y por lo tanto un nuevo baño. Los adultos estuvieron tan ocupados durante el día que ninguno se dignó a mostrarle su nuevo hogar. Deseo ser Jongho y tener un pañal y llorar para que lo cambiasen.

Volvió a asomarse por las escaleras notando como estas se desvanecían por la oscuridad, se negó a bajar tentándose a hacer lo suyo en una de las plantas que había estado cuidando Hyunjin, pero no, su hermano mayor lo mataría si se daba cuenta, también pensó en regresar a la cama y soltarlo todo para después irle a llorar a Seonghwa que había sido un accidente. Bailó sin moverse del sitio y se mordió el labio. Una puerta se abrió con cuidado y las luces se encendieron, pero él no había hecho nada para ocasionarlo, se asomó con curiosidad y sonrió de inmediato, entro exhalando aliviado. El eco del chapoteo nunca había sido tan reconfortante.

Salió dando brinquitos y paro en seco al estar frente el largo pasillo, sus ojos no se movieron ni su pequeño cuerpo.

–¿Cómo te llamas?- preguntó con curiosidad. Pasaron unos segundos antes de que volviera a hablar. –Que nombre tan raro, te llamaré BinBin ¿tú fuiste el que me enseño donde estaba el baño? …Muchas gracias BinBin, tengo que ir a dormir ¿tú no duermes? …¿Cómo que ya estas dormido? …pero estamos hablando y estas aquí, no puedes estar dormido… Tienes razón, no lo entiendo, pero si estás cansado puedes dormir en una de las habitaciones, esta vasa es muy grande… No, no puedes dormir en la mía… Pues ¡porque es mía! …bien, puedes acompañarme hasta ella, pero solo porque se ve que le temes a la oscuridad… Dame la mano. BinBin.

Un par de pasos se escucharon por el pasillo, pasos leves e infantiles en medio de la fría noche.













¡Hola! ¿Cómo están? Traigo una nueva historia, algo diferente que las anteriores pero que sin dudas me encanta desde que la leí.

Debo agradecer a C_opaco por darme el permiso de adaptar está historia, muchísimas gracias por poner tu confianza en mi. 💗

Y ahora sí que sí, espero y disfruten tanto como yo, está nueva historia nueva.

¡Nos leemos pronto!






Simbs.

𝐄𝐋𝐋𝐎𝐒 [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora