YEOSANG (1ª parte)

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Los dedos de Seonghwa bailaban con rapidez sobre su celular, disparando al bando enemigo y tratando de mantenerse con vida, tan concentrado en el juego que no se daba cuenta de las personas que pasaban frente a él, caminando por el pulcro piso del aeropuerto. Estaba sentado, esperando, aunque no pareciese eso, y no era su culpa, a él realmente le gustaban los videojuegos, incluso algunos del teléfono celular a los que casi nunca solía jugar.
Alguien se sentó a su lado, con toda normalidad, como si hubieran llegado juntos.

-¿Sabes que hay cosas muy lindas en el aeropuerto? -Preguntó el intruso con voz calmada. -Tomé algunas fotos por si quieres verlas.

Seonghwa despegó su vista del celular después de que la palabra “Win” saltase a la pantalla. Recorrió con sus ojos desde las manos hasta el brazo, como si estuviera examinándolo antes de mirarlo de frente. Cuando terminó dio un largo suspiro, entrecerrando los ojos y apretando los labios en una línea recta.

Se veía casi enfermo, pálido y con ojeras. Tan débil que tardó unos segundos en hacer la comparación del antiguo él hasta lo que tenía enfrente. Dañado. Seonghwa suspiró, preguntándose si él mismo se vería igual del frágil.

Encontrándose cara a cara un aire de incomodidad se esparció entre ellos, enmarcando el silencio y la timidez. Dios, Seonghwa no sabía ni que decirle.

-No me tengas miedo, Park, sigo siendo el mismo... o al menos sigo siendo humano.

Sonrió dejando su celular de lago y extendiendo sus brazos para atrapar el delgado cuerpo, hundiendo su rostro en su hombro con cariño mientras que era correspondido. El perfume casi perforó en sus fosas nasales, pero se quedó quieto, no abrumándolo, trayéndolo montones de recuerdos.

-Te ves terrible. -Murmuró, sin poder controlar del rodo sus palabras. Su voz gruesa salió delicada y temblorosa, como si quisiera romper en llanto. La pequeña risa le indicó que, en efecto, seguía siendo él.

-¿Me lo dices a mí? -Preguntó el chico con sarcasmo. -Estás demasiado pálido como para ser una persona.

Seonghwa se separó, aún sonriendo y reconociendo que quizás su aspecto físico no era el mismo que el de hace un mes, tanto estrés y... lo otro, lo habían dejado con la apariencia de un muerto viviente. Pero frente al espejo admitir eso sería nefasto.

-Me gustaría no ser una persona, así podría hacer más cosas. -Bromeó poniéndose de pie, tomando una de las maletas que descansaba a su lado. -Y no me cansaría nunca.

-¿Un productivo Seonghwa? Eso sería imposible.

-Tanto como un Yeosang con solo dos maletas de viaje. ¿Dónde has dejado las demás?

Yeosang sonrió, apartando el cabello negro de su rostro mientras miraba a una de sus maletas. Seonghwa sintió ese pequeño dolor en las mejillas que le indicaba que seguía con los labios curveados. Lo había extrañado, sin duda seguía siendo el mismo Yeosang que de hace algunos años, solo que, con una apariencia deplorable, nada propio de él.

-Solo traje lo indicado. -Se limitó a decir el chico, levantando el rostro, encontrándose con los ojos oscuros de Park. -No quiero estorbar.

-No lo harás.

La cálida sensación en su pecho volvió, culpándolo constantemente, recordándole porque era un pésimo hermano, enmarcándole la razón del porque nunca pudo llevarse bien con su madre o su familia.

≪•◦ • ◦•≫

Hyunjin tomó a Jongho de los brazos y lo ayudó a ponerse de pie, con la esperanza de que diera unos cuantos pasos, pero no, el pequeño cayó tan pronto fue soltado y se llevó su pequeño puño a la boca. Hyunjin no se rindió, lo volvió a sostener, con las piernas cruzadas sobre el suelo y lo soltó consiguiendo el mismo resultado.

𝐄𝐋𝐋𝐎𝐒 [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora