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Minho me pidió que no le contara a la señorita de la oficina que él hablaba conmigo, dice que las personas buscan mentiras para no comprender la realidad. Es malo mentir. Pero ¿Por qué siempre lo haces? ¿No te gusta la realidad?

Wooyoung se arrastró por el suelo, siendo jalado por Chan quien se negó a cargarlo más de tres veces. Era un berrinche, uno inmenso que iba ascendiendo conforme las negativas del mayor se hacía cada vez más firmes. El niño buscó llorar y patalear, dar pequeños brinquitos o correr lejos del adulto para así poder hacerlo ver lo que él quería.

Chan se contuvo múltiples veces de ceder, reafirmando su autoridad ante el pequeño berrinchudo que comenzaba a revolcarse en la tierra. Los gritos y lloriqueos no cesaron durante todo el espectáculo, llamando a la gente a detenerse varios segundos para admirar la escena.

-¡Wooyoung! -Gritó Chan con la voz más gruesa, semejándose a la voz molesta de Seonghwa. -¡No puedes seguir haciendo una rabieta, tienes que levantarte!

Wooyoung soltó, por primera vez, una patada directa a Chan atinando junto en su pierna de manera estable, sacando un curioso sonido cuando lo hizo. Fue entonces cuando se dio cuenta de hasta donde había llegado, deteniéndose por un par de segundo con los ojos llorosos para observar a Chan.

-Perdón. -Jadeo tratando de detener sus sollozos. -¿Te dolió?

Chan se mantuvo callado, sin mirar al niño y sosteniéndose sobre sus rodillas, provocándole un latente miedo de Wooyoung desde el estómago. El silencio se extendió por varios segundos, ambos permaneciendo quietos a la espera de una respuesta.

-Vamos Woonie. -Chan extendió la mano con una tranquilidad pacífica, mientras que sus ojos se abrían como si no hubiese pasado. -Tenemos que hablar con Seonghwa.

-¿Vas a decirle que te pegue?

-No diré nada si prometes no volver a hacer eso.

-¡Lo prometo!

Chan no dijo más, recibió la mano del niño y se adentró al restaurante esperando ver a Seonghwa sentado justo en la mesa que habían acordado. Cuando la puerta de madera se abrió no se detuvo ni siquiera para saludar al joven que se encontraba a un lado de ella, ignorando la pregunta que se hacia todos los días -¿Para qué está ahí?- y dirigiéndose directo a la mesa.

Wooyoung limpió su rostro con rapidez, fingiendo no haber estado haciendo un largo berrinche durante todo el camino, viéndose alegre como todos los días mientras daba pequeños saltitos al divisar a Seonghwa. Chan lo dejó sostener su pequeña mentira, sintiéndose agotado por no haber cedido ni una vez a la eterna rabieta hasta que se hubo calmado.

Seonghwa esperaba, jugando en su celular sin interés al menú que descansaba sobre la mesa. Sus ojos afilados encajados en la pantalla y sus dedos bailando con rapidez sobre ella, ajeno a cualquier situación que estuviera ocurriendo en el local y concentrado solo en las brillantes luces. Le recordó un poco a todas esas veces que observó a Hyunjin en algunas fiestas -a las que era invitado solo por ser un buen vecino- distanciarse del mundo en su celular.

El niño corrió, soltando su mano y chocando de inmediato contra Seonghwa, trepando sobre sus piernas sin aviso alguno y cubriendo su vista de la pantalla, causando una suave risa en el mayor quien lo abrazó de inmediato dejando el aparato de lado. Algunas palabras que Chan no escuchó salieron de sus labios hasta llegar a Wooyoung, quien respondió agitando la cabeza de arriba abajo. Cuando llegó hasta ellos saludó y tomó asiento.

-¿Hubo algún problema con la psicóloga? -Preguntó Seonghwa con la mirada seria sobre Chan. Wooyoung se encogió en hombros, quizás apenado. -Wooyoung...

𝐄𝐋𝐋𝐎𝐒 [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora