CHANGBIN

36 8 2
                                    

Soe no Seo. Aquella nota había desaparecido del refrigerador, ahora solo quedaban fotografías colgadas de dos niños, dos niños sin padres a la vista que se divertían y sonreían como si nada estuviera ocurriendo. Changbin no sonrió ante los recuerdos, tampoco ante la idea de formar nuevo en la gran casa. Cubrió su rostro con ambas manos y respiró profundo prometiéndose a sí mismo que nada cambiaría a pesar de esto. Nada.

Soojin lo golpeó en la espalda con una pelota ella tan pequeña y sin comprender que no regresarían a casa. Changbin giró para encararla, su pequeña hermana de inmediato lanzó una sonrisa y se echó a correr, sus torpes pasos de niña de dos años consolidándose casi a una de tres. Observó la pelota sobre el suelo varios segundos, sin sonreír o hacer a algún gesto y solo se agachó para tomarla entre sus manos. La observó con la mirada baja por varios segundos hasta que elevó el rostro y sonrió, corriendo detrás de la niña.

Un recuerdo llegó a él, aquel en el que su padre llegó tambaleando y llorando hasta la sala de su antiguo hogar, cuando él le enseñaba a Soojin las fotografías familiares. Ese momento fue caótico, su madre llegó por atrás gritando un par de cosas que Changbin aun no entendía bien y los vio discutir a gritos, mientras su hermana menor lloraba por lo ruidosos que estaban siendo. Ambos se veían molestos, pero su padre estaba casi destrozado.

"Tu madre me engañó" En su memoria aun rondaba aquel quejido desesperado.

¿Engañar? ¿Ella mintió? Changbin no entendió en ese momento, lo único que atinó a hacer fue abrazar a la niña y esperar a que la tormenta pasara, como un barco que no avanza ni retrocede, que solo se mantiene ahí a la espera del cielo despejado. En ese momento todo fue malo, fue el barranco porque su familia se lanzó, cayendo profundo, y aun cuando sus padres se separaron Changbin no encontraba el final de la caída.

Perdió a Soojin de vista bajando las escaleras, ella se debió escabullir por la cocina o la sala, o quizás el baño, o el sótano, Changbin no podría saberlo dando vueltas sobre su mismo eje para encontrarla. La casa era grande, incluso ella pudo haber subido sin que él se diera cuenta, y eso sería muy malo puesto a que su madre aun lloraba en su habitación.

Escuchó un pequeño golpe venir del extenso pasillo y sonrió, corriendo hacia él de inmediato. Se quedó mirando a las puertas cuando se detuvo, esperando a que ella cometiera otro error e hiciera un sonido que lo advirtiera de su paradero. Algo golpeó la puerta delatándola, sonrió y corrió hacia ella. Algo detuvo su camino, casi haciéndolo caer.

"Ella no está aquí"

-Mingi... -Se quejó Changbin levantándose con cuidado. -Déjame pasar.

"¿Quieres bajar al sótano?" Mingi se apartó un poco, mostrando la vieja puerta de madera. "Ella está escondida detrás del sillón en la sala. Allá abajo solo hay cosas viejas"

-¿Cómo qué?

Mingi torció los labios, empujando a Changbin lejos de la puerta quien intentaba regresar para abrir la puerta. Fue dejado justo en las escañeras y el mayor teniendo que repetir el proceso de irlo a dejar hasta las escaleras, esta vez dándole la pelota. El niño parecía no comprender, porque en cuanto Mingi se dio la vuelta Changbin regresó. Esta vez solo la pelota rebotó en dirección a la sala de estar, con Mingi detrás de ella.

"Oh, demonios" Mingi regresó tan rápido como pudo a la puerta que llevaba al sótano. Se encontró con Changbin intentando girar la perilla. "No, fuera, regresa a tu cuarto"

-¿Por qué no puedo ver? ¿Es algo malo?

Mingi no respondió, Changbin siendo empujado nuevamente hasta quedar al principio del pasillo.

𝐄𝐋𝐋𝐎𝐒 [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐂𝐈Ó𝐍]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora