Un día de furia.

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El sobre continuaba en el mismo lugar, no se había movido un centímetro, Lionel pasaba y dejaba las llaves sobre el como si así pudiera ocultarlo de su vista, mientras mas se acercaba el día, más sentía aquella presión en el pecho, daba vueltas en el departamento y daba vueltas en su cabeza, parecía que esos malditos papeles tuvieran vida propia y le recordaran todo el tiempo que por mas que dilatara el tema, tenia que suceder. Firmar al pie significaba poner fin, aceptar la derrota, cerrar la puerta a una relación de casi quince años, recuerdos de salidas, vacaciones, helados, risas y llantos de los cuales solo ellos dos habían sido testigos, de perder aquella complicidad y dejar de hablar aquel idioma único que solo ellos habían comprendido porque ellos lo habían inventado, no era solo tinta azul dibujando unos garabatos, eran años de su vida. Tomaba el teléfono y pensaba en llamar a Leonor, pero sabía que era una locura.

Esa noche recibió nuevamente el llamado de Ayala para invitarlo a jugar al futbol, pero estaba poco convencido, estaba desganado, no quería estar en ese departamento, pero tampoco quería estar fingiendo que se encontraba bien, ya no tenia fuerzas para las sonrisas falsas, pero realmente necesitaba desahogar todo aquello que tenia dentro, y sabia que quedarse allí encerrado solo terminaría de aniquilarlo, quizás unos cuantos tiros al arco y unas corridas podían ayudarlo a descargar toda esa furia y frustración que tenía dentro. Tomo su campera y salió decidido hacia la canchita de futbol 5.

Pablo estaba acomodándose, armando el bolso con la ropa que se pondría luego del partido, todo como siempre bien acomodado, y pensaba que quizás hoy si, hoy Lionel iría a la canchita, y una emoción y nerviosismo cuasi adolescente enamorado por primera vez, le hacia dibujar una sonrisa y ruborizarse los cachetes. Cuando vio en el teléfono en el grupo del equipo el mensaje seco pero conciso del pujatense "voy", el cordobés sintió una emoción que recorrió todo su cuerpo.

Al salir se encontró a Lorena regando las plantas de la entrada de su departamento, su amiga que lo conocía mucho, pudo notar enseguida el entusiasmo de su vecino:

- ¿se puede saber porque tanta felicidad? – le pregunto a Pablo que cerraba la puerta de su departamento con aquella "D" dorada y mayúscula, la miró sin que se le borrara la sonrisa:

- Lionel viene a jugar – le respondió, Lorena rio a carcajadas lo cual dejo descolocado al pediatra:

- Pareces un nene – el cordobés borro su sonrisa: - epa ¿Qué paso? – le pregunto ella preocupada por el radical cambio de semblante de su vecino, Pablo dio un par de pasos al frente y se apoyó en la pared del departamento de Lorena:

- Es que tenés razón, estoy actuando como un pendejo – se puso a juguetear con el llavero de su camioneta: - el otro día cuando fue al consultorio me di cuenta lo vacío que estoy, lo rutinaria que es mi vida, quizás estoy confundiendo las cosas, quizás Lionel solo representa todo lo que yo quise alguna vez, y me estoy confundiendo con que estoy enamorado – ahora, la miró con la mirada compungida: - ¿y si fuera así y yo me enamoré de este tipo y a el no le van los hombres y yo que hago con lo que me pasa? – hizo una pausa: - una vez en tanto tiempo que alguien me mueve algo, me hace sentir algo y es dios patria y familia y seguro que detesta a los putos- Lorena se paro junto a el:

- Mira, me parece que tenés un quilombo en el marote, y además estas dando por hecho algo que no sabes, ¿y si le gustan los tipos y se enamora de vos? – Pablo la miro: - date el tiempo para ver como viene el panorama y si Lionel representa todo lo que vos soñaste ser, empezá a hacer cosas por llegar a ser eso que siempre quisiste, deja de castigarte, boludo- y le dio un correctivo que hizo que los rulos del cordobés se movieran enérgicamente: - dale, anda y divertite y después me contás- Pablo se disponía a irse cuando Lorena lo llamo: ¿ya decidiste el nombre del minino? – el riocuartence levanto los hombros:

Curitas para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora