Una serie de eventos...¿desafortunados?

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Lionel salió de su casa destino a la canchita para jugar el picadito de los martes, y como nunca estaba entusiasmado, feliz y con una energía alta para esa hora de la noche teniendo en cuenta que había estado con su pequeño toda la tarde y los dos recuperaron toda aquella semana sin verse. Tadeo estuvo toda la tarde corriendo de acá para allá y reclamando la atención de su padre, como para que este tuviera muy en claro que lo había extrañado. Pero Scaloni tenía una necesidad enorme de ver a su hijo, y mágicamente no le dolieron las rodillas, de repente al verlo volvió a ser un joven capaz de saltar paredes. Quizás por eso estaba tan rebosante de alegría, o también que aquella noche vería a Pablo, la persona que en el último tiempo aparecía y hacía que dentro de él saliera el sol.

Como nunca, el dt puso un mix de canciones de Virus en la radio del auto a todo volumen y cantaba a todo lo que le daba la voz, estaba disfrutando muchísimo estar en ese estado, hacía meses que no se sentía tan vivo, tampoco sabía cuánto le iba a durar. Así que lo mejor era vivirlo cada instante. En el parlante a todo volumen sonaba "luna de miel", mientras cantaba a viva voz entendió de que se trataba la canción al fin, y se empezó a reír solo, a carcajadas "20 años cantándola y recién ahora la entiendo" pensó, quizás porque en todo ese tiempo, había vivido sin prestar atención, no tanto a su alrededor si no a sí mismo y lo que sentía.

Se dio cuenta que se había anulado a si mismo todos aquellos años, y esa había sido su peor forma de castigarse. Frenó el auto un momento al darse cuenta lo terrible que había sido consigo mismo, lo cruel que fue acallando sus sentimientos. Suspiró hondamente tragando la angustia, no se perdonaría jamás lo que se había hecho, y en ese momento se prometió no volverse hacerse semejante daño, aunque costara cambiar el chip, aunque doliera. Era hora de perdonarse y amigarse con quien fue y con quien era.

Mientras, en su camioneta mirándose en el espejo retrovisor y acomodándose los rulos estaba Pablo, silbando una canción que no sabía cómo había aparecido en su mente, ni podía recordar cómo se llamaba ni de quien era. Se dispuso a arrancar para ir a la canchita y al hacerlo se prendió la radio y comenzó a sonar Gustavo Cerati con "cactus" y cada frase parecía que hablaba de Lionel, mientras manejaba cantaba en coro con la voz que salía de la radio, al fin lo vería y al fin volvería a jugar un picadito. Había sido una semana larga y ajetreada.

El cordobés estaba sumamente orgulloso de sí mismo, ya que había tenido una idea genial, y esperaba esta vez animarse a llevarla a cabo. Tener una amiga pintora tenía su beneficio, ya que esta le había dado dos entradas para su muestra: "Nocturna" y al dárselas en mano uso exactamente estas palabras: "si no venís con Lionel, no te dejo entrar" este asintió serio, porque sabía que Lorena era muy capaz de hacerlo. ¿pero qué harían después de la muestra? ¿cada uno a su casa? No, no pensaba permitirse que se le escape esta vez. Mientras pensaba en todo esto llegó a la canchita y al bajar vio a Lionel que estaba cerrando su auto.

- Pero mira quien vino- dijo el cordobés, Scaloni se dio vuelta con una sonrisa enorme y rebosante que hizo que el corazón de Aimar saltara de tal manera que este temió que se notara demasiado:

- ¿Cómo anda mi pediatra favorito? – a Lionel le había ganado el inconsciente, se frenaron los dos en seco, Scaloni se puso bordo, se miraron aun a la distancia directamente a los ojos, el destinatario de aquellas palabras no sabía cómo reaccionar y el santafesino no encontraba la manera de salvarse de la metida de pata que había cometido, cuando alguien cortó la situación rescatándolo:

- Che, ¿se van a quedar mucho tiempo afuera? – les gritó Walter desde la puerta de la canchita, los dos lo miraron sin saber, si agradecerle o si decirle que vuelva adentro y no rompiera las bolas:

Curitas para el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora