Amelia Brown de dieciséis parecía tener una vida normal de adolescente. Vivía con sus dos hermanos, Benjamín de veintidós y la pequeña Charlotte de diez años. Los tres vivían juntos, sus padres habían desaparecido hace diez años, estos trabajaban en...
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Lunes 22 de Agosto 2005
Amelia Brown se encontraba dormida apesar de ser las 11:00 en punto y ser un día lunes.
Las clases iniciaban al rededor de la 13:30 en punto esos días.
La tía y la sobrinas de Amy. Mary, Amber y Alice, entraron al cuarto de la joven sin hacer ningún ruido, colocando el pastel de cumpleaños sobre la mesita de noche.
—Uno...—Mary.
—Dos...—Amber.
—¡Tres!—Alice.
—¡Feliz cumpleaños numero dieciséis, Amy!.—Gritaron las tres al uniso.
Amelia despertó sobresaltada por los gritos de su familia. Observo el pastel sobre la mesa, olvidó que cumplía dieciséis ese día.
—¡Felicidades, Amy! —Amber salto a la cama para abrazar a su prima mayor— Espero que te guste el pastel. Yo misma lo elegí.
Amy río por la acción de su prima menor.
—Gracias, Amber.—Revolvió un su cabello—Espero que ese pastel no tenga almendras.
—No, tranquila. —Mary se subió a la cama de Amelia —Lo revisamos antes de comprarlo, es puro chocolate, ¡libre de almendras!. Si no tu cara...
—Se incharia como un globo. —Amy termino la oración— Si, ya lo sé. Gracias niñas.
—¡Ahora los regalos!.
Benjamín y Charlotte entraron con un carrito con un montón de regalos para ella.
—¡Feliz cumpleaños hermanita!—Gritaron los dos.
—¡Aw! No sabía que me querían tanto.—Ironizó la rubia.
—¡Pues, yo te amo mucho Amy!—Charlotte salto a los brazos de su hermana.
—Y como te queremos tanto...—Alice quito a Charlotte de los brazos de Amelia —te dejamos para que te alistes para ir a la escuela.
—¿No puedo faltar hoy?—Hizo un puchero —¡Es mi cumpleaños! ¿Si...?
Su tía y Ben rieron un poco.
—Yo no tengo problema con que faltes un día, pero...
—No sabemos si tu no tienes problema con no ver a cierta chica por todo un día...—Ben terminó la oración por Alice.
Amelia se sonrojó, río con un poco de nervios.
—¡Está bien! Me conocen demasiado que tendré que silenciarlos un día.
