Capítulo 10

40 8 2
                                    

Mi corazón golpea violentamente mi pecho, pocas veces en mi vida había sentido tanta adrenalina como en este momento. La daga hace la presión suficiente contra mi garganta para causarme temor, a pesar de ello lo que mas me asusta justo ahora es el dios de la muerte que me mira como si quisiera asesinarme.

Espero que no lo haga

- ¿Qué haces aquí?

Su voz es fría de alguna manera antinatural, como si hasta ahora estuviera conteniéndose para no ser demasiado brusco y de un momento a otro dejara de serlo.

- Tenía hambre – respondo despacio, tratando de hacer el menor movimiento y que la cuchilla no me corte la piel

- Te ordene que no salieras de tu habitación por ningún motivo

De pronto ya no me siento tan valiente como esta tarde

- Lo sé solo, no quería gritar y despertar a todos, pensé que podría bajar y tomar algo; no había comido nada y me estaba sintiendo mal

Su mirada sigue fija en la mía, aunque esta furioso no puedo evitar notar que sus ojos son de un gris claro que me atrapa de inmediato, por ello puedo notar cuando su mirada se relaja, como si se hubiera dado cuenta de que lo estoy mirando por primera vez.

Aleja la daga de mi cuello y me permito soltar un suspiro de alivio, solo hasta entonces lo observo con mayor detenimiento, ojalá no lo hubiera hecho.

Es mas alto que yo, pero eso ya lo había notado, solo que ahora puedo notar que es poco mas de una cabeza más alto, su cabello es color pelirrojo y esta despeinado, ligeramente rizado.

Su piel pálida es iluminada por la poca luz que entra por la ventana, sus facciones duras generan sombras en su rostro que me resultan atrayentes, no lleva puesta su ropa de siempre, una camisa blanca y un pantalón que parecen hechos a la medida y que me permiten notar como sus músculos se flexionan a cada movimiento que hace.

Es el hombre mas guapo que he visto en mi vida

- No debiste salir de tu habitación

Su voz me trae de vuelta al presente y entonces me doy cuenta de que no he sido nada discreta al momento de mirarlo

- Lo lamento

Su mirada me recorre y debe notar que sigo vestida con lo que llegue, señal de que no me prepare para ir a la cama en ningún momento.

- Pude haberte matado, creí que alguien había entrado sin autorización, no es tan difícil seguir unas simples instrucciones

Y de pronto ya no me parece tan guapo

- Solo bajé a comer algo, no vine a robarme nada – respondo molesta

- Yo nunca dije que quisieras robarte nada, podrias haber bajado con otras intenciones

- No tengo idea de a que otras intenciones te refieres

- No planeabas escaparte ¿o si?

Su acusación me toma por sorpresa, pero no hace nada mas que enojarme aún mas

- En ningún momento pensé en escapar – aseguro mirándolo como el me había visto hace unos minutos – nunca pondría en riesgo la vida de mi padre y hermano por huir, además no tendría ni siquiera a donde ir

- Supuse que no serias tan tonta como para ignorar mis ordenes por algo que no valiera la pena

- A menos de que el morir de hambre sea algo que no vale la pena...

- No ibas a morir por no comer en un par de horas – asegura con burla

- Me estaba sintiendo mal, pero claro, no puedo esperar que un dios entienda los problemas de los simples mortales

El dios de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora