Visita inesperada

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— Expliquen me de nuevo ¿Cómo pasó esto? — Pregunto viendo el desastre que era la mansión luego de que el Joven amo y Sebastián salieran a la ciudad dejándolos a cargo.

— Confundí la harina con algo más... — Comenzó a decir Bard explicando lo sucedido en la cocina.

— Pensé que sería más rápido llevar todos los platos de una vez. — Se excuso Maylene.

— Tan solo quería regar las plantas. — Finalizó Finnian y la vampira suspiro.

— Bien la mayor prioridad aquí es limpiar el desastre, trabajaremos juntos. — Dijo sosteniendo el puente de su nariz porque en definitiva no los dejaría solos de nuevo... 

— ¡Enseguida! — Gritaron los tres al unísono siguiendo las órdenes de la castaña.

¿Porque ella tenía que lidiar con los desastres? Pediría un aumento a su inexistente suelo, esperen ¡Ni siquiera le pagaban por esto! ¿Esto era legal? Malditos ingleses.

Aún así con una pequeña sonrisa en sus labios ayudo a los sirvientes a ordenar el lugar y de paso hacer el almuerzo junto con algunos dulces para disfrutar a la espera del Joven amo.

— — ( O — O ) — —

Por su parte Ciel esperaba afuera  de la tienda de Undertaker y cuando escucho una estruendosa risa supo que era momento de entrar.

— ¿Y bien? ¿Que sabes de los druidas? — Pregunto al enterrador quien reía en el piso.

— Tema interesante. — Comento sentándose sobre su escritorio. — Los druidas hombres son Sabías que pueden escuchar la voz de los dioses e incluso ver el futuro. — Explicó.

— ¿Y las mujeres?

— Uhmm... No hay muchas druidas mujeres pero son brujas de la naturaleza, personas amadas por ella, se dice que a donde quiera que vayan la vida crecerá a su pies. — De repente su mueca se transformó en una sonrisa maliciosa. — Aunque tienden a no vivir mucho.

— ¿De qué hablas? — Pregunto Ciel interesado.

— Usualmente son usadas como ofrendas a sus Dioses, se dice que es el más alto honor que pueden llegar a tener. — Dijo divertido en su vida vio un par y eran bastante hermosos a su parecer.

— ¿Sacrificios humanos? — Murmuró por lo bajo viendo al dueño de la tienda asentir. Y Sebastián logro entender a que se refería con Destinó, ¿Realmente estuvo dispuesta a morir como un inocente cordero de sacrificio?

— ¿Hay algo más que nos puedas decir?

— Hmmm... Si tienen a una druida con ustedes probablemente recibirán visitas pronto, ellas no son seres que pasen desapercibidos o sin vigilancia.

— ¿Que? Déjate de acertijos y habla de una vez.

—  Alguien vendrá por ella, tarde o temprano. — Sonrió acostándose sobre su escritorio.

— Joven amo. — Le llamo el mayordomo y este asintió.

— Vamos, no me gusta que otros intenten robar mis piezas. — Dijo dejando que el demonio le abriera la puerta para salir de la tienda.

— Je je je me preguntó quién llegará primero~ — Río viendo al conde salir.

— — ( O — O ) — —

Skye estaba ayudando en el patio   cuando sintió una extraña corriente de viento cargar una esencia familiar.

— ¿Skye? — Pregunto Finnian curioso al verla ver alguna parte del bosque que colindaba con la mansión.

— Creo que deberíamos entrar. — Sugirió tomando la canasta con plantas que recolectó.

— Claro, el joven amo debe estar por llegar. — Asintió parándose para seguir a la castaña dentro de la mansión en la cual les esperaban el joven amo y el mayordomo.

— Sigues aquí. — Dijo Ciel y ella elevo una ceja.

— ¿No debería? — Pregunto curiosa para luego recordar lo que traía en la canasta. — Oh hoy encontré algunas hierbas muy interesante, me asegúrare de hacerle un Te que en definitiva le ayudará a ¡Crecer! — Declaró con una sonrisa en sus labios.

— ¿No es eso bueno joven amo? ¡Podrá crecer! — Ánimo el jardinero.

— N-No necesito ningún té. — Contesto ligeramente sonrojado.

— Tranquilo, tendrá un buen sabor, lo prometo. — Aseguró tomando de la mano a Finn. — Vamos Finny a ti también te daré un poco~ — Río caminando a la cocina acompañada del chico.

— Sebastián, asegura la mansión.

Yes, my Lord. — Sonrió haciendo una reverencia para dejar al chico atras.

— — ( O — O ) — —

— Aquí tiene. — Sonrió Skye dándole su taza de té al más joven quien le vio sospechoso. — Le gustará, lo prometo.

— Como sea. — Tomo la taza dándole una probada y era bastante bueno, además si le ayudaba a crecer... Aunque no estaba bebiendo por eso, no claro que no, solo por falta de otra cosa.

— Si quería saber algo de mí pudo preguntar. — Comento a su lado viendo la sorpresa en sus ojos. — Ayer Sebastián me saco información y hoy fueron solos a la ciudad, no es muy difícil hacer cuentas. — Añadió viendo un suave sonrojo en las mejillas ajenas.

— Tus respuestas son vagas.

— Sus preguntas también. — Se defendió. — ¿Que quiere saber?

— ¿Te ibas a convertir en un sacrificio? — Pregunto sin tapujos, aquello le estuvo haciendo ruido desde hace rato y quería oírlo de ella.

— Para una Druida no hay un honor más grande, de esa forma podemos ser parte de la naturaleza por la eternidad y servir a los Dioses. — Respondió sin duda en sus palabras. — Ese era mí destino desde el momento en que nací en este mundo.

— ¿Convertirte en un obediente cordero de sacrificio? — Cuestionó con veneno en sus palabras.

— Todos morimos al final, es el significado que le damos a nuestra muerte lo que importa. — hablo sería para luego dejar ver una dulce sonrisa. — Creo que usted puede entender aquello. — Bueno, eso era algo que Ciel no podía refutar.

— ¿Que hay de la bruja? ¿Ella era como tú?

— No... — Murmuró apretando sus labios. — Las brujas son personas que rechazaron a la naturaleza y que a la vez fueron rechazadas por esta, su magia viene de lugares prohibidos.

— Entiendo. — ciertamente cada vez sonaban más y como personas problemáticas. — Un— antes de que pudiera terminar Sebastián entró chocando por la ventana rompiendo el vidrio, antes de que un vidrio pudiera caerle encima Skye protegió a Ciel con su cuerpo sorprendida.

— Lamento la interrupción Joven amo, pero la tarea que me encomendó resultó ser más difícil de lo esperado. — Se disculpó el mayordomo esquivando unas pinzas.

— ¿Que...? — Murmuró Skye hasta que reconoció a la persona que entró por la ventana. — ¿Will?

— Genevieve, es tiempo de irnos. — Dijo arreglando sus lentes el Shinigami.

— N-No puedes estar aquí... Yo no... — Susurro colocándose detrás del Conde, no podía verle, no podía estar aquí, no podía ver qué era ahora...

— Vamos, es peligroso que te quedes con una alimaña cómo está. — Dijo señalando a Sebastián con la mirada.

— Quizás ella disfrute la compañía de la alimaña. — Sonrió malicioso.

— ¡Cállate! — Grito Skye saliendo de su escondite siendo atrapada en los brazos del Shinigami. — ¡¿Will?!

— Nos vamos. — Anuncio saliendo por la ventana rota pese a las protestas de la chica.

— ¡Sebastián! Deja de jugar y recupera a mí pieza ¡Ahora! ¡Es una orden!

Yes, my Lord. — Sonrió haciendo una reverencia saliendo detrás de la pareja.

Sangre y realeza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora