Bodas de sangre segunda parte.

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Decir que Skye estaba cansada era un eufemismo, seriamente estaba considerando que la pequeña rubia también era un demonio o ser mitologíco, porque sinceramente dudaba que cualquier humano y en especial de su tamaño pudiera tener la misma cantidad de energía que la chica. ¡En serio! Ya llevaban recorrida al menos la mitad de las tiendas de Londres y aún no se cansaba ¿De dónde mierda sacaba tanta energía?

¿Así que así moriría? ¿De cansancio siendo arrastrada por una pequeña rubia? Teo definitivamente se reiría de ella en la otra vida... Teo... De seguro se habría llevado con la joven noble, al menos tenían gustos parecidos en cuanto a cómo debería vestirse, con la mayor cantidad de rosa y moños posibles, ¿Quizás podía usar los vestidos como cuerda y acabar con su sufrimiento aquí y ahora? Eso sonaba como un buen plan, esperen, no podía morir, al menos no tan fácilmente... Demonios, ni soñar podía.

— Uh...este lugar no parece muy lindo... — Murmuró Lizzie y la vampira finalmente se dio cuenta que estaban en la entrada de la tienda de Undertaker ¿Y qué mierda? ¿Que podías comprar para una boda en una funeraria? ¿Flores? ¿Tumbas a juego?

— Señorita Elizabeth ¿Sería tan amable de decirme que hacemos aquí? —  Pregunto confundida.

— Ciel, dijo que aquí vivía un amigo Tuyo que deseabas invitar a la boda. — Respondió igual de confundida que ella.

— ¿Amigo? — Pero si apenas cruzó un par de palabras con el aterrador funerario... Esperen, ohhh. — Tiene razón ¿Sería tan amable de esperarme aquí un segundo? El lugar no está muy limpio y odiaría que ensuciara su lindo vestido, prometo regresar lo antes posible.

— Está bien. — Asintió dejando que fuera.

— Con su permiso. — Hizo una leve reverencia para entrar a la tienda con cautela buscando al dueño.

— Oh pero si tenemos un cliente... ¿Vino por su ataúd para dormir?

— Me gustan las camas, muchas gracias. — Respondió quedándose cerca de la puerta, ese hombre no le daba buena espina. — Vine a preguntar por el caso de las novias desaparecidas, me gustaría saber si alguna ha aparecido en el mercado negro...aún como pedazos.

— ¿Esa es una argolla matrimonial? — Quiso saber apuntando su dedo.

— E-Es por la misión — Contesto ligeramente sonrojada.

— jojojo ya entiendo. — Sonrió divertido. — Entonces te daré está información como un regalo de bodas, nadie o nada nuevo ha ingresado al mercado, así que realmente no hay nada que decir.

— ¿Nada? — Bueno, eso descartaba el tráfico humano, y si ni siquiera los cuerpos aparecían ¿Aún podían estar vivas? Eso era bueno, pero para tantas chicas necesitaría un gran lugar, y para no llamar la atención ¿Drogas? Para mantenerlas dóciles... Tendría que reportarle todo a su joven amo pronto. — Gracias por todo. — Se despidió saliendo del lugar.

— Estaré esperando la invitación~ — Le despidió el enterrador y ella se estremeció no de una buena forma.

— ¿Señorita Elizabeth? — Pregunto al no verla donde la dejo buscándola con la mirada viendo como tres hombres intentaban llevársela. — Tch.

— ¡Ya dije que no quiero ir con ustedes! — Chillo Lizzie intentando liberarse del agarre de uno de ellos en la muñeca, no teniendo nada con que defenderse estaba bastante indefensa.

— Vamos, la pasa— una patada en la cabeza lo mando volando y todo quedó en silencio por unos instantes.

— Váyanse, ahora. — Ordenó Skye a los hombres restantes con sus ojos brillando en rojo, y el par corrió rápidamente llevándose a su amigo caído. — ¿Se encuentra bien señorita? — Pregunto algo preocupada tomando su muñeca para ver qué no estuviera herida.

— ¡Eso fue increíble! — chillo con ojos llenos de emoción sorprendiendo a la vampira ¿No estaba asustada? — Eres increíble. — La felicito tomando sus manos sonriendo y finalmente Skye fue capaz de ver que veía su joven maestro en la joven.

Sangre y realeza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora