Gracias a los Dioses la señorita Elizabeth tuvo que irse antes de que se hiciera más tarde, dejándola descansar un poco. Aunque no podía decir que le agradaba desde el fondo de su corazón, si le pareció alguien inocente y amable cualidades que no se encontraban con facilidad hoy en día, por lo que deseaba profundamente que pudiera alejarse lo más posible del mundo del que formaba parte su prometido o al menos que se mantuviera inocente la mayor cantidad de tiempo posible.— Ahora, debería ir a su encuentro... — Murmuró viendo el cielo, sabiendo que ya se le había pasado la hora del encuentro por un buen rato, no era como si el demonio se fuera a enojar... Esperen ¿Podía enojarse si quiera? Algo le decía que no quería averiguarlo.
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Sebastián estaba algo cansado luego de visitar las iglesias faltantes sin encontrar pistas sobre el caso, los humanos no podían dejarse la fácil ¿No? Se preguntó caminando por el parque donde quedó con encontrarse con la vampira viendo las parejas a su alrededor.
— Amor ¿Eh? — Se preguntó a si mismo, a su vista no parecía la gran cosa en especial dada la naturaleza cambiante de los humanos pero aún así... ¿Que era ese encantó que podía volver locos a los mortales?
— No es tan difícil de entender. — Cometo Skye llegando a su lado al verlo mirar curioso a algunas parejas. — los humanos son animales sociales, necesitan algo de lo cual aferrarse para no ahogarse en sí mismos, esa es la magia del amor.
— No suena muy romántico. — dijo elevando una ceja.
— No todas las clases de amor lo son, no todos están llenos de esa pasión que narran los libros algunos son más tranquilos, más silenciosos, como una enfermedad. — Explicó. — De a poco vas experimentando los síntomas sin darte cuenta hasta que un día te das cuenta que has caído profundamente, y eso si tienes suerte algunos nunca se dan cuenta.
— ¿Habla por experiencia? — Pregunto curioso.
— Creo que en el amor fraternal... De familia pero en el de pasional... No estoy tan segura si alguna vez lo experimente.
— Pensé que tuvo un amante antes ¿Acaso no le amo?
— Creía hacerlo pero meditando lo bien no estoy tan segura. — Miró el cielo nocturno para dejar salir un largo suspiro. — Amaba el mundo que Luca que me mostraba, uno más allá de la seguridad de mí hogar, me encantaba como se sentía ser amada por él, de alguna forma me ayudó a olvidar mí misión y me hacía sentir más... Humana de algún forma. — Sonrió suavemente.
— Así que ¿No siempre estuvo de acuerdo con su destino?
— Por supuesto que no, siempre tuve dudas... Pero era aquello para lo que nací, era lo único que era mío en el mundo. — Susurro sentándose en una banca. — Pero eso no es lo importante ahora ¿Cómo te fue?
— Lamentablemente no pude encontrar nada sospechoso en las iglesias.
— Eso arruina las cosas un poco...— Hizo una mueca pensando. — De casualidad ¿No sabes dónde encontrarme grandes cantidades de droga? — Dijo como broma.
— De hecho si ¿Te gustaría ver la decadencia humana en su mayor expresión? — Pregunto con una sonrisa en sus labios.
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— Realmente no me gusta este lugar... — Murmuró la joven vampira tapando su nariz al entrar al fumadero de opio.
— Por favor espereme aquí mientras hablo con el encargado. — Pidió el mayordomo.
— Está bien, solo apúrate. — Pidió algo mareada intentando concentrarse en la suave música que se dejaba oír por el lugar.
— Haré lo que se pueda. — Asintió dejándola sola para ir con jefe del lugar. — Señor Lau — Lo saludo una vez llegó junto al hombre asiático.
— Oh pero si es el señor Mayordomo ¿Donde esta el joven Conde hoy? — Pregunto viendo a su alrededor intentando ver al menor.
— Lamento decir que hoy no me acompaña, pero si vengo en su nombre. — Respondió con calma. — Estoy interesado en saber si alguna cantidad inusual de su producto ha sido pedida.
— ¿Inusual? — interrogó pensativo. — Tendré que hacer algunas preguntas, puedes esperar aquí por mientras. — Dijo colocándose de pie. — Vamos está es una rara ocasión disfruta ahora que tú el conde no está mirando. — Le empujó al centro para luego dejarlo solo.
— ¿Disfrutar? — Cuestionó hasta que fue abrazado por una energética castaña.
— ¡Sebastian~! Vamos tienes que bailar conmigo, no conozco esta canción pero ¡La amo! — Dijo con una voz cantarina y riendo entre medio, el demonio no tuvo que ser un genio para ver qué estaba claramente drogada, de seguro gracias a sus sentidos más sensibles... — Vamos... — Sonrió de forma alegre intentando llevarlo con ella.
— Seguro. — Asintió siguiéndola para bailar con la sonriente vampira.
La música era bastante suave pero un ritmo bueno para bailar lento y juntos, aunque el mayordomo no le estaba tomando realmente atención a la música sino a la chica entre sus brazos que sonría de forma dulce solo para él, riendo de vez en cuando de forma linda mientras daba vueltas con su ayuda, era una vista que se estaba permitiendo disfrutar.
— ¿Sebastián? — Pregunto al notarlo inusualmente callado y algo en la forma en que pronunció su nombre hizo que el azabache sostuviera su rostro para besarle.
Comenzó como un beso suave y dulce hasta que sintió a la contraria responder transformándose en un beso desesperado y necesitado, que logró hacer algo que no creyó posible, acelerar el corazón del demonio. Sin darse cuenta termino apoyando a la joven en una pared, donde separó sus bocas tan solo para bajar su cuello besando y mordiendo la piel a su disposición.
— S-Sebastian... E-Espera ... — pidió intentando alejarlo de los hombros haciendo que se alejara un poco para verla.
Mejillas con un suave rubor,ojos llenos de vergüenza y algo cristalizados, respiración agitada y marcas rojas en su cuello, Sebastián podría acostumbrarse a esa vista.
— Espera aquí, iré por la información. — Le ordenó soltando la para ver cómo sus rodillas cedían y caía sentada en el piso, adorable.
— ¿Ya volviste? ¿Lo disfrutaste? — Pregunto el asiático extendiendo les los papeles con la información que quería.
— Bastante. — Sonrió tomando los papeles. — Gracias por su ayuda.
— todo por el Joven Conde. — Contesto sorprendido de su respuesta pero dejándolo estar.
— con su permiso. — Hizo una reverencia se retiró volviendo por su compañera que estaba esperando por el en la salida, probablemente intentando despejarse un poco. — Vamos es hora de volver — Anuncio el mayordomo tomándola en brazos cual princesa.
— ¡Puedo caminar! — Se defendió sonrojada hasta las orejas.
— De esta forma es más rápido. — Contesto divertido haciendo oídos sordos a sus quejas para volver a la mansión, estaba había probado ser una buena noche.
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Sangre y realeza.
FanficDesde que era pequeña su única misión en la vida fue morir, primero para expiar sus pecados, luego porque era su destino... E incluso cuando se volvió un vampiro la muerte fue lo único que llenaba su cabeza. Hasta que cierto Conde decide emplearla...